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Erimsa ha reducido a 434 hectáreas su proyecto para la extracción sostenible de cuarzo en el noreste segoviano con el objetivo de responder a las demandas de los vecinos y una vez analizadas las alegaciones. De este modo, acota el ámbito de actuación en tres localidades, Castillejo de Mesleón, Barbolla y Sotillo, frente a las siete previstas, según explicó hoy el director de la firma, José Antonio Valencia, quien recordó que la iniciativa en un inicio era de 1.692 hectáreas.
Este segundo planteamiento tiene como objetivo la obtención de cuarzo, del que posteriormente se obtendrá silicio, “una materia prima que la Unión Europea considera estratégica por sus aplicaciones en los procesos de transición ecológica hacia energías más verdes”. En este sentido, buscarán contribuir a la producción de energía solar y eólica, así como estimular la innovación también en otros campos como el de la movilidad eléctrica, las comunicaciones digitales, la salud o la creación de entornos urbanos inteligencias y sostenibles.
Valencia detalló que dicho proyecto “supondrá un impulso a la económica y al empleo de la zona” como ya sucede en la provincia de Salamanca, donde una actividad similar “convive perfectamente con la población, los propietarios de terrenos, los agricultores y los ganaderos”, explicó Valencia.
Trabajo bajo supervisión
En la que también participaron el director técnico de Erimsa Juan Carlos Álvarez, el catedrático de Edafología de la Universidad de Santiago de Compostela Felipe Macías, el ingeniero técnico de Minas Eduardo de la Orden y el geólogo Isidro Ibáñez. El director de Erimsa declaró que desde la empresa tiene “en cuenta el entorno que les rodea” y que no quieren causar perjuicio a nadie. Trabajan “bajo supervisión de las diferentes administraciones públicas” y cumplen “escrupulosamente” la legislación vigente en materia medioambiental, de seguridad y salud.
“Respetamos todas las medidas de proyección y prevención del medioambiente respecto a ríos, núcleos de población, espacios Red Natura 2000 y los elementos que forman parte del patrimonio cultural del entorno”, afirmó Valencia.
Experiencia en minería sostenible
Erimsa opera en Galicia desde hace cuatro décadas y en Salamanca desde hace 25 años. A lo largo de este tiempo, resaltaron que son más de 700 las hectáreas trabajadas y 800 los propietarios que han validado la restauración “exitosa” de sus terrenos. Su método de cribado, similar al tradicional realizado en el sector agrícola de Castilla y León, “garantiza la continuidad de la actividad agroganadera, pues preserva las propiedades del terreno al tratarse de una extracción no invasiva que separa el mineral de la capa vegetal, lo criba a dos metros de profundidad y restaura, de forma simultánea la tierra removida”, explicaron.
Por su parte y, con el objetivo de controlar la concentración de polvo en suspensión, Erimsa se somete a mediciones periódicas realizadas por empresas externas “cuyos resultados están muy por debajo de los límites legales”, confirmaron. Por todo ello, recordaron que la compañía acredita las normas ISO 45001 de seguridad e ISO 14001 de gestión ambiental y ha recibido en dos ocasiones el Premio Europeo a la excelencia en la categoría ‘Buenas prácticas medioambientales”.
Proyecto en el nordeste segoviano
El proyecto que, originariamente ocupaba 1.692, trabajará únicamente en la primera fase, que corresponde a la zona ‘norte’, quedando útiles 28 de las 97 cuadrículas mineras y que, actualmente, se encuentra en periodo de tramitación.
Desde Erimsa señalaron que ya ha finalizado la exposición pública, que culminó con la recepción de diferentes alegaciones “que tendrán que ser contestadas”. También, aseguró el director, están recibiendo los informes de los organismos sectoriales “esperamos que Industria pueda remitirlo a Medio Ambiente para el proceso de captación ambiental”.
Con todo ello, expusieron que trabajan con el plazo de un año para presentarlo al órgano sustantivo para que lo presente al órgano medioambiental. “Si no hay contradicción lo tendrán que resolver en cuatro meses”, subrayó Valencia, mientras lamentaba que dudan en tenerlo en este plazo “por experiencia personal”. Por lo que su puesta en marcha se retrasaría hasta 2026.
Por último, confirmaron, ante las dudas de los vecinos, que este proyecto “no generará perjuicio a la salud ni al medioambiente” y, en cuanto al factor humano, su idea se basa en alcanzar unos niveles de explotación “similares” que los de su centro de producción en la localidad salmantina de Bóveda del Río Almar, con alrededor de 30 personas como equipo humano directo y medio centenar como empresas auxiliares “siempre damos más importancia a la contratación de la gente que tenemos alrededor”, recalcaron.
Por su parte, en cuanto al tiempo de tratamiento y explotación de los terrenos, desde Erimsa fijaron un plazo de entre 28 y 30 años y detallaron que el proyecto “ya está pensado para que se extienda en las próximas tres décadas”.