La logística continúa consolidándose como el segmento más resiliente del mercado inmobiliario europeo.
Según el informe “Tendencias del mercado inmobiliario europeo 2025” elaborado por PwC y ULI, la logística ocupa el cuarto lugar en el ranking de sectores más atractivos para invertir, especialmente en países del sur de Europa como España, Portugal e Italia.
En este contexto, Proequity, firma líder en consultoría inmologística, analiza las claves que permiten maximizar el retorno de la inversión (ROI) en activos industriales y logísticos, apostando por una estrategia integral que va más allá de la ubicación o el valor de adquisición.
La rentabilidad logística actual depende de una combinación de factores: ubicación estratégica, eficiencia operativa, cumplimiento de criterios ESG y diseño adaptado a cada operador. Plataformas bien conectadas con nodos de transporte, infraestructuras modernas, certificaciones ambientales como LEED o BREEAM y un enfoque “llave en mano” permiten maximizar la ocupación y garantizar ingresos estables a largo plazo.
Esta fórmula se ha impuesto frente a los desarrollos especulativos. Según Proequity, actualmente la mayor parte de los proyectos que asesora responden a esquemas personalizados para el cliente final.
Además del desarrollo, la reconversión de activos industriales obsoletos representa una vía estratégica para mejorar el ROI. Con mejoras en eficiencia energética, automatización o altura libre, estos inmuebles pueden transformarse en espacios de alta rentabilidad con menor riesgo y tiempos de ejecución más reducidos.
También gana protagonismo la logística de última milla, impulsada por el auge del e-commerce. Inmuebles más pequeños y bien ubicados —como microhubs— están generando rentas más elevadas por metro cuadrado, con gran proyección para distribución urbana y almacenamiento exterior.
Madrid y Barcelona mantienen su liderazgo como polos logísticos, aunque la escasez de suelo ha elevado el interés por mercados secundarios como Zaragoza, Sevilla, Valencia o Málaga, donde los costes de entrada y el potencial de revalorización ofrecen una atractiva relación rentabilidad-riesgo.
También se están desarrollando alianzas estratégicas internacionales, especialmente en países como Polonia, Portugal y Rumanía, donde el efecto nearshoring está impulsando la búsqueda de nuevas ubicaciones logísticas con acceso multimodal y menor presión regulatoria.