El 6% de los conductores intentaron engañar al seguro
No está calificado como corrupción, pero el fraude al seguro en el automóvil afecta al bolsillo de todos. Con la crisis, el ‘ingenio’ para defraudar al seguro se ha disparado, más entre parados y empleados en un trabajo precario. El coste anual de este fraude supone 1.190 millones de euros, un dinero que después tienen que repercutir las aseguradoras en las primas. La estafa varía de entre los 1.284 euros a los 3.000, dependiendo de la provincia estudiada.
Mientras la ociedad se ha apuntado a las penas de telediario, con las cámaras encendidas en el momento en el que se detiene a un presunto corrupto, y las redes sociales se rasgan las vestiduras por los casos de corrupción, se llega a justificar en un altísimo porcentaje el fraude en el seguro. De hecho, la última encuesta de Línea Directa muestra datos sorprendentes: 5,2 millones de conductores reconocen que cometerían el fraude si supieran que no van a ser descubiertos, pero es que nueve millones lo justifica de alguna forma como que «las aseguradoras cobran muy caro». Este fraude supone a las arcas de las aseguradoras unos 1.190 millones de euros, y va en aumento.
El perfil en este tipo de fraudes se corresponde con el de un joven de 26 años con empleo precario o en paro, pero no sólo. También los conductores de mediana edad, con estudios superiores, y trabajo por cuenta ajena encajan en este perfil. Son los hombres los que más defraudan, y lejos de arrepentirse presumen de ello. En definitiva, se ufanan de ahorrarse unos euros, mientras las aseguradoras tienen que incrementar precios por este motivo.
El fraude más común se da en las reclamaciones por daños materiales a terceros al aparecer en un 75% de las investigaciones. Ahora bien, hay grupos particulares que organizan una escena para denunciar un presunto fraude. Ahí quien infla los presupuestos, declara averías como si fueran un siniestro o bien denuncia falsos hurtos.
Así, los fraudes en daños corporales tienen un coste unitario medio 30 veces superior a los materiales, de 17.400 euros a 550 euros. Hay menos fraudes en el primer caso, pero son más caros.
En el apartado de lesiones, el 2% alega enfermedades o lesiones que nada tienen que ver con el siniestro, mientras que un 98% simula o agrava los síntomas reales, sobre todo el de los esguinces cervicales.
Pero defraudar también va por días. El lunes es el escogido por un 19% de los defraudadores detectados, y curiosamente caen los fines de semana al último lugar. Y también por épocas del año. Los fraudes se concentran justo antes de las vacaciones de verano -mayo, junio y julio- y justo después de las de Navidad -enero-.