Aduriz: no trabajo para que los platos estén buenos, sino para que emocionen

Aduriz: no trabajo para que los platos estén buenos, sino para que emocionen

03 junio, 2016
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Actualizado: 03 junio, 2016 0:00
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Bilbao, 3 jun.- El cocinero Andoni Luis Aduriz ha afirmado hoy que el objetivo de su cocina no es que los platos estén buenos, porque es un concepto que varía en todo el mundo, sino que emocionen y logren «sacar de cada uno lo que lleva dentro: el feliz, felicidad, el negativo, negatividad».

Aduriz, «dos estrellas» Michelin en su restaurante Mugaritz, ha dado hoy una conferencia dentro del Festival Iberoamericano de la Comunicación Publicitaria, «El Sol», sobre «El desarrollo de la creatividad a través del lenguaje multisensorial».

El chef guipuzcoano ha recordado el origen de su restaurante, nacido hace 18 años en un caserío en el monte «en un arrebato de ingenuidad».

«Yo pensaba que con cocinar bien ya era suficiente, pero para la gente de San Sebastián estábamos muy lejos, a veinte minutos en coche; hoy, el 98 por ciento de nuestra clientela es de fuera del País Vasco, con más de 50 nacionalidades», ha señalado.

Esto tiene una consecuencia: «el concepto de que las cosas tienen que estar buenas no existe, cada cultura tiene sus gustos. A un vasco le flipan las angulas, no le pidas que coma el turu, que son unas lombrices. Los guisantes lágrima son una maravilla, y unos escamoles -larvas de hormiga- tienen la misma textura; si los comieras a ciegas no los distinguirías, pero si ves una cucharada de escamoles a alguno le daría un patatús».

«No trabajamos para que las cosas estén buenas, tienen que tener sentido, hay que tocar las emociones de la gente», ha insistido.

«Hay un momento, en un menú de 25 platos, donde no sabes dónde estás, y eso es alucinante, porque cuando a la gente la sometes a una presión, la obligas a algo, esa gente saca lo que tiene para dar, el que es feliz chorrea felicidad; el creativo, creatividad; el escéptico, escepticismo, y el negativo, más negatividad, especialmente cuando le llega la factura», ha ironizado.

Aduriz ha recordado que tras el incendio hace unos años de su restaurante, cuando no sabían si iban a poder abrir y tras seguir adelante, decidieron que «se acabaron los miedos y los complejos».

Este año, ha dicho, «se nos ha ido ya la olla total. Primero decidimos que todo el menú se pudiera comer con las manos. Imagina a un señor que llega con el traje de Armani, con la reserva desde hace un año, y come con las manos, aunque ponemos cubiertos».

Por otra parte, rompieron el orden clásico del menú: «¿por qué hay que terminar con una carne?. Una lamprea es igual o más fuerte. No tiene sentido ordenar los menús, y por eso este año los hemos roto, algo que lleva carne puede estar arriba y terminar con una verdura».

En definitiva, lo que le interesa «es la experiencia en el propio restaurante, sacar las cosas que cada uno lleva dentro». EFE

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