«Esta qué va a saber. Qué hacen ahí. No saben de lo que hablan», de ‘sindicalistos’ a ‘sindicalistas’

«Esta qué va a saber. Qué hacen ahí. No saben de lo que hablan», de ‘sindicalistos’ a ‘sindicalistas’

08 marzo, 2019
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Actualizado: 08 marzo, 2019 11:10
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«Esta qué va a saber. Qué hacen ahí. No saben de lo que hablan», «Ahora viene aquí la niña a decirme cómo tengo que trabajar después de más de 40 años», son lagunas de las frases que reciben las compañeras sindicalistas de sus compañero sindicalistas.

La incorporación más tardía de las mujeres al mercado laboral repercute en una menor presencia femenina en el mundo sindical, en el que también existen barreras para las representantes de los trabajadores, que defienden la discriminación positiva para poder progresar dentro de sus organizaciones.

En la actualidad se ha logrado el equilibrio, e incluso la paridad, en la cúpula de muchas confederaciones sindicales, aunque en ámbitos inferiores y en la negociación colectiva su presencia sigue siendo escasa y se enfrentan aún a obstáculos y tópicos que han de ir rompiendo.

La incorporación de la mujer al mercado laboral se hizo en términos de desigualdad, por lo que se hacen necesarias acciones de discriminación positiva como cuotas de mujeres o listas cremallera para las candidaturas.

Así lo asegura a EFE la vicesecretaria general de UGT, Cristina Antoñanzas, quien detalla que en el sindicato hizo falta la introducción de cuotas y porcentaje mínimo de mujeres para terminar alcanzando la paridad en las comisiones ejecutivas.

La número dos de UGT explica que esto ha posibilitado a las mujeres dejar atrás las secretarías más «típicas», como Igualdad o Servicios Sociales, para acceder a puestos de responsabilidad en federaciones más masculinizadas, aunque aún es escasa su presencia a nivel autonómico.

Dificulta la tarea el que las mujeres aún sean minoría dentro del sindicato, ya que suponen el 40 % de los afiliados y casi otro 40 % de los delegados.

Antoñanzas dice que nunca se ha sentido cuestionada por ser mujer, pero que sí lo ha percibido por ser joven, y reconoce que ha sido habitual escuchar comentarios de los compañeros.

«Esta qué va a saber. Qué hacen ahí. No saben de lo que hablan», son algunas de las «alabanzas» a las que se tienen que enfrentar muchas mujeres en el ejercicio de su labor sindical, dice la vicesecretaria general de UGT, aunque «con los años se han ido rompiendo los tópicos».

El incremento del empleo femenino de los últimos años también ha repercutido en la afiliación de CCOO, donde las mujeres ya representan el 44,5 % del total, si bien «la brecha se amplía en el caso de las delegadas», lo que hace necesarias medidas como la paridad de candidaturas o las listas cremallera.

Así lo reseña a EFE la secretaria de Mujer e Igualdad de CCOO, Elena Blasco, quien también recuerda cómo en sus inicios sindicales en una federación muy masculinizada, como es la de la Construcción, «vivió situaciones múltiples, de todo tipo».

«Ahora viene aquí la niña a decirme cómo tengo que trabajar después de más de 40 años», escuchaba a menudo cuando visitaba las obras como responsable de prevención de riesgos laborales, recuerda Blasco.

«Aunque te encuentras situaciones desagradables, poco a poco tu lógica y tu trabajo prueban que tenías razón», apunta Blasco, para subrayar que aún es necesario «reeducar, sensibilizar mucho y demostrar siempre más que los hombres».

La secretaria de Acción Sindical y Salud Laboral de USO, Sara García, piensa que la situación ha mejorado, ya que hace no demasiados años la mujer debía hacer frente en el sindicato a una invisibilización, exclusión, subordinación y desvalorización, mientras que en la actualidad es todo «más sutil».

En su opinión, la mujer siempre debe «demostrar más que el hombre, al que se le da por supuesta tanto la experiencia como los conocimientos» y tiene que hacer menos esfuerzo para ser escuchado.

García opina que los sindicatos siguen siendo organizaciones muy vinculadas a una disposición del tiempo «del siglo XX», en la que el hombre puede mantener reuniones bien entrada la tarde porque «su mujer ya se encarga de la casa y niños».

«Y por supuesto, sobre la mujer siempre está la sospecha de que pueda ser madre», añade la responsable de Acción Sindical de USO, quien apuesta por plantear medidas de discriminación positiva, porque «es muy difícil que de forma espontánea surjan mujeres en los primeros puestos de las listas».

Con casi cuarenta años como trabajadora y sindicalista a sus espaldas, la secretaria confederal de UGT, Adela Carrió, asegura a EFE que nunca se ha sentido ninguneada por ser mujer, que siempre ha tenido «voz y voto».

«Llevo muchos años trabajando para entrar en las listas de candidaturas como delegada sindical. Ha costado. Se ha ido consiguiendo», señala Carrió, pero reconoce que todo ha sido posible porque la discriminación positiva le ha permitido «poder estar».

Demostró su valía y se enfrentó «a las dificultades propias de ser mujer» haciéndose un hueco «en un mundo de hombres» cuando accedió por primera vez al comité de empresa de Renfe, donde tuvo que dejar claro que «si en igualdad de condiciones podía realizar el mismo trabajo no podía ser discriminada por el hecho de ser mujer»

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