Aldeas Infantiles SOS reclama más inversión para prevenir y abordar el deterioro de la salud mental infantil y adolescente
Aldeas Infantiles SOS alerta del deterioro que la salud mental ha sufrido en la infancia y la adolescencia en los últimos años y reclama más inversión para desarrollar políticas preventivas e identificar, diagnosticar e intervenir en un primer momento, cuando el pronóstico es más favorable. La organización advierte, además, que aquellos niños, niñas y adolescentes que han perdido el cuidado parental o están en riesgo de perderlo, dada su situación de vulnerabilidad, tienen un riesgo más elevado de que su salud mental se vea afectada, razón por la cual precisan de más apoyos.
El 14 % de los adolescentes viven con un problema de salud mental
El 8% de los niños y el 14% de los adolescentes experimentan problemas de salud mental, y el 80% de los que necesitan atención especializada no la reciben. Los traumas y los problemas psicológicos no resueltos pueden impedir su crecimiento y reducir sus posibilidades de vivir una vida plena y desarrollar todo su potencial.
“Si no se tratan, los problemas de salud mental pueden llevar a los adolescentes y jóvenes a abandonar el sistema educativo, además de dificultar su capacidad para trabajar y construir relaciones duraderas, y no podemos olvidar que el suicidio es la principal causa de muerte en España en adolescentes y jóvenes que tienen entre 15 y 29 años”, sostienen desde la organización de atención directa a la infancia.
Aldeas Infantiles SOS pide un aumento de la financiación para la salud mental con el fin de apoyar más medidas preventivas, intervención temprana y campañas de sensibilización para disipar el estigma asociado con estas enfermedades. Aldeas demanda, asimismo, equipos especializados en el diagnóstico y el tratamiento de los efectos derivados del maltrato en la infancia.
Inversión en salud mental es clave
La inversión en salud mental ha de llegar a las familias que viven situaciones de vulnerabilidad. La salud mental de los niños puede verse afectada negativamente por entornos familiares inestables y desafiantes, ya sea por circunstancias socioeconómicas o por otras razones. “Abordar las causas del estrés en las familias puede tener efectos beneficiosos para promover una buena salud mental, tanto para los hijos e hijas como para el resto de la familia”.
Existe una mayor probabilidad de problemas de salud mental en niños y adolescentes que han perdido o es probable que pierdan el cuidado de sus padres. De hecho, casi el doble de la tasa estimada para la población general, el 30% de los niños que crecen bajo cuidado experimentan problemas de salud mental en la edad adulta.
A menudo, han experimentado altos niveles de estrés, vivencias traumáticas y experiencias adversas durante la infancia, incluida la separación de su familia. “La separación de un niño o niña de su familia afecta su capacidad para confiar en los demás y construir relaciones sanas y tiene serias consecuencias para el desarrollo de su personalidad, incluyendo baja autoestima, trastornos del apego y ansiedad. Por eso, el trabajo terapéutico adecuado, la creación de entornos seguros y confiables y sus capacidades de resiliencia son fundamentales”, explican desde Aldeas Infantiles SOS.
Además, cuando llegan a la edad adulta y se ven obligados a abandonar el sistema de protección, dejándolos con poco o ningún apoyo para gestionar su transición a una vida independiente, la presión sobre los niños y adolescentes que crecen en cuidados alternativos aumenta.
“Estos jóvenes necesitan apoyos adecuados si no queremos que se vean abocados a la exclusión social. Esto incluye apoyo financiero, acceso a la vivienda y oportunidades de empleo, todo lo cual es beneficioso para su bienestar mental y, por lo tanto, fortalece su capacidad para construir sus vidas de forma independiente”.
Aldeas Infantiles SOS trabaja para garantizar que niños, adolescentes y jóvenes en circunstancias desfavorecidas tengan acceso al derecho a una buena salud mental. Ofrece atención psicológica individual a niños, niñas, adolescentes y jóvenes que atraviesan circunstancias desafiantes a nivel personal o familiar en todos sus programas, ya sean de acogida, preventivos o de apoyo juvenil. Además, ofrece servicios de terapia familiar para evitar que situaciones de riesgo empeoren y brindar a las familias las herramientas necesarias para tener mejores relaciones.