La antigua secretaria personal de Rato gozaba de amplio poder en sus empresas

La antigua secretaria personal de Rato gozaba de amplio poder en sus empresas

03 marzo, 2016
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Actualizado: 03 marzo, 2016 0:00
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Madrid, 3 mar.- La antigua secretaria personal de Rodrigo Rato, Teresa Arellano, disponía de «amplia responsabilidad» en las actividades y empresas en las que participaba, aseguran varios testigos del caso que investiga el origen de la fortuna del exvicepresidente del Gobierno y ex director gerente del FMI.

Las declaraciones incluidas en el sumario coinciden en la «cercanía» entre la secretaria y su jefe, especialmente durante la presidencia de Rato en Bankia, cuando Arellano, también acusada de delitos fiscales, blanqueo y corrupción entre particulares, fue ganando competencias «de forma paulatina».

Entre los testigos está la que fuera responsable de comunicación de la entidad Pilar Trucios, quien reconoció a la Guardia Civil que Arellano fue adquiriendo cada vez más responsabilidades hasta «vaciar de contenido» su trabajo al frente del departamento, lo que generó múltiples desencuentros entre ambas.

Además, Trucios explica que, poco antes de ser cesada de su cargo en Bankia en 2012, lo que le permitió embolsarse una indemnización de 749.000 euros, Rato le aclaró que sus funciones «iban a ser asumidas por su secretaria».

Así, «Teresita» -diminutivo con el que en ocasiones se dirigía a ella Rato- se hizo cargo de la dirección general de comunicación y pasó a ser «la persona más próxima a la presidencia», con un sueldo que se incrementó hasta aproximadamente 5.000 euros mensuales.

Sin embargo, Arellano, que debe comparecer ante el juez una vez al mes, mantiene su inocencia y niega la presunta «cercanía» con su exjefe, con quien asegura que siempre mantuvo la distancia profesional.

La exsecretaria y apoderada de varias sociedades de Rato dice que en diciembre de 2014 su jefe la «presionó y obligó emocionalmente» para que fuera la nueva administradora de Kradonara 2001, epicentro de la presunta red empresarial delictiva, tras el cese del abogado Domingo Plazas, pese a que, según ella, «ni quería ni estaba preparada por problemas familiares».

La que fuera mano derecha del expresidente de Bankia asegura ante la Guardia Civil y el juez, según las declaraciones a las que ha tenido acceso Efe, que perdió la confianza en Rato sólo después de que se publicaran las supuestas irregularidades en el entramado empresarial del exministro.

«Cuando supe que (la agencia) Publicis pagaba a Albisa -empresa del supuesto testaferro de Rato Alberto Portuondo- por el contrato publicitario de Bankia, y ésta a Kradonara, vi que no era un complot como él decía», asegura Arellano, quien en todas sus declaraciones se muestra ajena y casi víctima de las actividades de su antiguo jefe.

No obstante, varios testigos señalan que fue la propia Arellano la que dio instrucciones y se mostró a favor de que Bankia contratara a Publicis, la empresa en la que prestaba sus servicios Portuondo, asesor además de la entidad bancaria.

Todo ello a pesar de las advertencias del departamento de comunicación, que informó a la presidencia de que el pago mensual de 240.000 euros a Publicis era «exagerado», puesto que la práctica habitual era pagar por campaña, y nunca una cantidad fija.

Arellano y Rato se conocieron en 1983, tras coincidir en Alianza Popular donde iniciaron una relación profesional que ha durado más de tres décadas, como ella misma reconoció tras su detención en octubre.

Algo más de 24 horas después, Arellano abandonó las dependencias de la Guardia Civil en Tres Cantos (Madrid), aunque el juez decretó incluirla en el caso en calidad de investigada, condición que todavía hoy conserva.

Para el titular del Juzgado de Instrucción número 31 de Madrid, existían los suficientes indicios que vinculaban a Arellano con los presuntos delitos fiscales de los que se le acusa.

Entre las incógnitas de la investigación está la cuenta bancaria en el refugio fiscal de las Islas Caimán a nombre de Arellano a la que Rodrigo Rato habría realizado una transferencia en 1998, movimiento cuyo origen ahora ambos afirman desconocer. EFE

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