El atentado de Estambul, un duro golpe par el turismo de Turquía
Ilya U. Topper
Estambul, 13 ene.- El atentado que causó el martes la muerte de diez turistas, la mayoría alemanes, ante la Mezquita Azul ha dejado hoy vacía de viajeros esta zona monumental de Estambul, normalmente un hervidero de visitantes extranjeros.
Según algunas estimaciones, la mitad de los casi 12 millones de turistas que Estambul recibe por año pasan por la Mezquita Azul.
«Es lo peor que he visto en mi vida, y llevo 50 años trabajando con turistas en esta plaza; desde que era un niño», asegura a Efe Ugur Küpeli, profesional del sector, mientras observa como los transeúntes colocan claveles rojos en el obelisco, justo donde se hizo detonar un yihadista suicida en medio de un grupo de turistas alemanes.
«El atentado ha reducido las visitas, aunque algunos grupos siguen viniendo», explica uno de los vigilantes de la Mezquita Azul, mientras que su colega, ante la cercana basílica de Santa Sofía, apostilla que «si bien se nota la diferencia, en esta época nunca hay tanto turismo porque no vienen buques cruceros».
Más rotundo se muestra un vendedor de mazorcas de maíz ante la puerta del monumento: «Es una diferencia enorme. Hoy no hay nadie, y hasta ayer sí que había turismo. Es grave. Ojalá vuelvan pronto».
«Tenemos miedo», admite una pareja de jubilados alemanes, Thomas y Christina.
«Es inevitable sentirse extraño aquí, mirar de reojo a quien se acerca, aunque sabemos que los turcos no tienen la culpa», comenta Thomas a Efe.
La pareja aterrizó en Estambul justo después del atentado y se quedará como previsto, aunque de haber tenido noticia de la masacre antes de tomar el avión, habría cancelado el viaje, aseguran.
«Es verdad que la gente aquí está afectada y siente lo ocurrido, nada más escucharnos hablar en alemán vienen a darnos el pésame», añade Christina.
Un empresario hotelero, que prefiere no dar su nombre, aseguró hoy a Efe que el conocido hotel Ayasofya, cercano a la Mezquita Azul, ha visto canceladas el 70 % de sus reservas tras el atentado.
Otras fuentes indicaron a Efe que en numerosos barrios turísticos de Estambul «entre 40 % y 50 % de los huéspedes se han ido de inmediato».
«Es un golpe de verdad y es imposible de prever cuánto daño hará. El hotel boutique de un amigo tenía 30 clientes y ahora se ha quedado vacío: se han ido todos», asegura otro hotelero consultado.
Menos pesimista se muestra una joven empresaria que tenía su hotel, cerca de la emblemática plaza Taksim, cerrado desde hace días «porque en esta época de todas formas no hay clientela».
«Tampoco he tenido cancelaciones para el futuro; imagino que los que anulan son quienes están a punto de viajar. Dentro de unos meses no se notará tanto», vaticina.
De todas formas, las sanciones de Moscú a Turquía por el derribo de un caza ruso en la frontera con Siria asestaron en diciembre un enorme golpe al sector hostelero, quizás más grave que este atentado, al cortar prácticamente en seco la llegada de cientos de miles de turistas rusos, observa la empresaria.
El sector del turismo representa en Turquía en torno al 10 % del Producto Interior Bruto, con más de 41 millones de visitantes extranjeros en 2014, siendo el grupo más grande los alemanes, con 5,2 millones de personas.
A pesar de lo sucedido esta semana, quienes no parecen preocuparse son Andy y Jessica, una pareja de jóvenes turistas británicos que ayer se despertaron en su hotel con el sonido de la bomba, aunque inicialmente pensaron que era un ruido accidental.
«Mi madre desde luego nos llamó al hotel pidiéndonos que regresáramos de inmediato, pero nos quedamos. Es una suerte que ayer no madrugamos, nos podría haber tocado. Pero igual es fácil morir atropellado por un coche en cualquier sitio», asegura Andy.
«Con tanta policía desplegada, esta zona de monumentos debe de ser ahora uno de los lugares más seguros del mundo», concluye Jessica y se dirige junto a su pareja a la Mezquita Azul. EFE