Las cadenas de comida rápida ya no pueden contratar jóvenes en tan pésimas condiciones

Las cadenas de comida rápida ya no pueden contratar jóvenes en tan pésimas condiciones

06 septiembre, 2016
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Actualizado: 06 septiembre, 2016 8:23
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Los jóvenes estadounidenses cada vez estudian más, algo que no le ha venido nada bien a las cadenas de comida rápida, que tradicionalmente les han pagado sueldos precarios a por atender en un mostrador, hacer hamburguesas y freir patatas fritas.

Según las cifras recién presentadas por el departamento de Investigación Global Merril Lynch, organismo perteneciente al Bank of America, el número de matriculados y de licenciados universitarios de Estados Unidos no hace otra cosa que crecer, por lo que obtener el graduado escolar es sólo el primer objetivo de miles de estudiantes que siguen estudiando en vez de retirarse.

En 2014, un total de 5,55 millones de estudiantes se inscribieron en facultades privadas mientras que 14,66 millones lo hicieron en universidades públicas. Y cuanto mayor es la educación menos son las ganas de trabajar en puestos de trabajo con salarios indignos en cadenas de comida rápida, aunque el dinero sea importante para pagarse los estudios.

El interés de los jóvenes en conseguir una educación superior en Estados Unidos no ha dejado de crecer desde 2011, años de la crisis económica tal y como refleja un informe al que se refiere la publicación Business Insider. Según el informe de censo de 2015, que recoge el portal Vice, al menos el 88% de los estadounidenses se habría sacado el graduado escolar, mientas que el 32% de los hombres y el 33% de las mujeres han finalizado el bachillerato y/o tienen educación superior.
Este aumento de la educación supone un desprecio a los ‘trabajos basura’, por lo que las empresas han tenido que aumentar los salarios de estos puestos, por los que las condiciones laborales son algo mejores para aquellas personas que no les queda otra que aceptarlos para llevar el pan a casa.
Las empresas de comida rápida americanas necesitan cada vez más la mano de obra de los inmigrantes, dispuestos a hacer los trabajos que los estadounidenses, tradicionalmente jóvenes ya no quieren hacer.

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