Caos y cabreo en Madrid por el cierre de la L-8 del Metro

El enfado, el despiste, la preocupación y las prisas eran notables este jueves entre muchos usuarios del Metro de Madrid, desconocedores de que cerraba la línea 8, cuyo final es el aeropuerto de Barajas. «Si hubiesen intentado hacerlo peor, no lo habrían conseguido», afirma un afectado.
El cierre del Metro, previsto para este jueves y hasta el 19 de abril, ha dejado sin servicio de autobús a centenares de ciudadanos, que han tenido que realizar trayectos alternativos.
La línea 8 de Metro, que conecta la estación de Nuevos Ministerios con las cuatro terminales del aeropuerto, ha cerrado en su totalidad para efectuar unos trabajos de renovación de las vías y volverá a abrirse el 19 de abril.
Y aunque ha habido información acerca del cierre, no han sido pocas las personas que hoy se encontraron con la «sorpresa» que les ha supuesto llegar tarde a sus trabajos o al aeropuerto para tomar un avión.
El peor de los escenarios, según el argumento expresado a Efe por varias personas, es que para tomar una de las tres líneas especiales de autobús haya que ir hasta la estación de Plaza de Castilla en la línea 10, y cambiar a la 9 hasta la estación Colombia y ahí salir a la superficie para esperar el autobús SE-3 que va «solo» hasta Pinar del Rey.
O que haya que salir del sistema de tren en Nuevos Ministerios para ir a la calle a esperar las rutas regulares de la EMT 7, 40 o 150 hasta la estación Colombia y bajar ahí para coger el SE-3.
Los encargados de informar a los usuarios de Metro y del Consorcio Regional de Transportes de Madrid (CRTM) no daban abasto en la estación de Nuevos Ministerios o en la T-4 del aeropuerto respondiendo preguntas de la gente.
Y ahí aumentaba el enfado al saber que las líneas de autobuses adicionales dispuestas no incluyen una que vaya directamente desde Nuevos Ministerios hasta el aeropuerto o viceversa, deteniéndose en las paradas correspondientes a la línea 8.

Tres líneas de bus para realizar el mismo tramo

«¿Cómo es posible que no hayan previsto una línea de autobús de punto a punto?», se quejaba Violeta Figueruelo, que trabaja en la zona de Campo de las Naciones.
Esta usuaria ha dicho a Efe que «no daba crédito» cuando supo, hace unos días, que habían establecido tres tramos de autobús, «para bajarse de uno y subirse a otro, en lugar de una ruta única a lo largo de la línea 8».
«Eso lo habrá hecho alguien que no viaja nunca en metro. Entiendo que hagan ese tipos de obras pero deberían tener en cuenta el incremento de tiempo en los desplazamientos«, ha dicho Violeta.
Los avisos del cierre han sido numerosos en las últimas semanas y hoy había carteles en castellano e inglés en las estaciones, además de avisos verbales por los altavoces de las estaciones o del tren de Cercanías, y en puestos del CRTM y de Metro.
Una de las encargadas por Metro para informar a los viajeros explicaba a Efe que hoy ha habido «de todo», gente que conocía la situación desde hace semanas y otros, «despistados, que se lo han tomado con deportividad, aunque a otros se les ha notado el enfado«.
Esta empleada no paraba de repetir las alternativas para llegar al aeropuerto, «ir hasta (la estación de) Mar de Cristal y ahí coger el Servicio Especial 2 para la T-2, o desde Mar de Cristal el Servicio Especial 4 hasta la T-4, o el C-1 de Cercanías.
Mientras tanto, Lilian Acosta, una usuaria más enfadada que preocupada, protestaba por la información insuficiente y porque es de los usuarios que no entienden por qué no se ha dispuesto «un autobús desde Nuevos Ministerios directamente hasta Barajas«.
En la T-4, cerca de una de las puertas por donde salen los recién llegados en avión a Madrid, hay un puesto de información de Metro y otro del CRTM donde varios empleados dirigen a los usuarios hacia los transportes alternativos.
Uno de los empleados dedicados a informar a los viajeros ha expresado su confianza en que en los próximos días se normalizará la situación, pero aun así muchos coincidían con Violeta, la viajera que no se explica «a quién se le habrá ocurrido la idea de poner tres líneas de autobús sin preguntar a los usuarios». «Si hubiesen intentado hacerlo peor, no lo habrían conseguido», ha dicho Violeta muy convencida.