Cientos de personas despiden en la catedral de Zamora a su obispo, fallecido el viernes

Cientos de personas despiden en la catedral de Zamora a su obispo, fallecido el viernes

El cardenal Ricardo Blázquez preside las exequias
23 septiembre, 2019
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Actualizado: 23 septiembre, 2019 16:58
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Centenares de personas asistieron hoy en la Catedral a la misa exequial por el obispo de Zamora, Gregorio Martínez, quien falleció el pasado viernes a los 72 años de edad. La ceremonia, concelebrada por una treintena de prelados, fue presidida por el arzobispo metropolitano y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez.

Ricardo Blázquez desveló durante su homilía que Gregorio Martínez padeció un «cáncer agresivo», después de la insuficiencia renal y diálisis, seguida por un trasplante, que impidieron al obispo de Zamora desarrollar su actividad con normalidad.

«A don Gregorio le ha marcó profundamente la cruz de la enfermedad. Tuvo la oportunidad de escuchar diariamente la invitación del Señor. Venid a mí los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Padeció largo tiempo insuficiencia renal y diálisis. Tuvo que aguardar el trasplante», expuso Blázquez. «Padeció la operación y la recuperación fue transcurriendo entre esperanzas y la lentitud y. cuando parecía que había alcanzado una fase de vivir saludablemente, llega un diagnóstico abrumador: cáncer agresivo y con paso acelerado», indicó.

El arzobispo metropolitano reiteró que don Gregorio falleció «tras un grave quebranto de la salud» en los últimos días, aunque venía padeciendo una enfermedad renal que «le impuso grandes limitaciones» y apostilló: «En pocos días, la muerte se apoderó de su vida. Es duro caminar tantos años con la debilidad y la enfermedad, con la amenaza y los peligros y así lo padeció nuestro hermano. A la enfermedad corporal, acompaña también el dolor del alma y del espíritu, pasando de uno a los otros y de los otros a cada uno. La enfermedad produce un desajuste personal tremendo. Los dolores corporales, el sufrimiento psicológico y el malestar espiritual se refuerzan mutuamente».

En este contexto, Ricardo Blázquez hizo hincapié en que la «debilidad corporal y la enfermedad interior limitan la capacidad de dedicación y la relación con las personas» y consideró que don Gregorio «ha llevado las llagas de Jesús en su cuerpo», además de valorar «qué duro es querer servir a las personas confiadas a su ministerio y verse limitado e impedido para hacer lo que desea y lo que los demás le solicitan».

El presidente de la Conferencia Episcopal Española hizo todas estas declaraciones durante la homilía que pronunció en la misa exequial, a la que asistieron centenares de personas, incluyendo numerosos representantes de instituciones y entidades públicas y privadas y de todos los sectores sociales.

«Gregorio Martínez recibió en la Catedral de Zamora la ordenación episcopal el 4 de febrero de 2007, en una celebración presidida por el cardenal Rouco. La Catequesis fue el campo apostólico al que dedicó mayor atención pastoral. Había estudiado Catequética en París y fue maestro de muchos catequistas», recordó Blázquez. «Fue llamado por nuestro Señor Jesucristo, fue capacitado sacramentalmente para el ministerio episcopal y ha sido enviado. Como dice el Evangelio, Jesús llamó a los que quiso y a los que llevaba en el corazón para que estuvieran con él y enviarles a predicar. Todos hemos sido llamados sin méritos propios», agregó.

Por último, Ricardo Blázquez insistió en que «siempre es posible la esperanza, también en el umbral de la muerte, ya que el misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo se actualizan en sus fieles» y expresó su deseo de que la Diócesis de Zamora reciba «pronto» un «nuevo obispo, pastor y padre, hermano y amigo, que apaciente a esta comunidad y que se preocupa de que nadie se pierda y quede rezagado por el cansancio».

Después de la eucaristíca, el entierro se hizo en privado en el trascoro de la Santa Iglesia Catedral.

La misa exequial contó con la participación y asistencia del encarcado de negocios ad interim de la representación pontificia de la Nunciatura Apostólica, Michael Crotty; el cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez; el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro; el cardenal arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco; los arzobispos de Santiago de Compostela, Mérida-Badajoz y Urgell, Julián Barrio, Celso Morga y Juan Enrique Vives, respectivamente, y los obispos eméritos de Ciudad Real, Albacete y Sigüenza-Guadalajara, Antonio Ángel Algora, Ciriaco Benavente y José Sánchez, respectivamente.

Igualmente, acudieron el administrador apostólico de Ciudad Rodrigo y obispo emérito de Ávila, Jesús García; el obispo de Lugo, Alfonso Carrasco; de Ávila, José María Gil; de Orense, José Leonardo Lemos; de Salamanca, Carlos López; de León, Julián López; de Tuy-Vigo, Luis Quinteiro; de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig; de Plasencia, José Luis Retana, y el arzobispo de Burgos, Fidel Herráez.

También asistieron los obispos auxiliares de Santiago de Compostela y de Madrid, Jesús Fernández y Juan Antonio Martínez, y el administrador diocesano de Astorga, José Luis Castro, así como los vicarios de Plasencia, Segovia y Salamanca, general de Osma-Soria y de Pastoral de Osma-Soria, Jacinto Núñez, Ángel Galindo, Florentino Gutiérrez, Gabriel Rodróguez y Julián Ortega.

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