El cultivo variado de legumbres reduce el riesgo de pestes, según experta
Roma, 19 abr.- El cultivo de legumbres de distintos tipos reduce el impacto de las pestes en los cultivos, afirmó hoy en Roma la experta del centro de investigación Bioversity International Paola de Santis, a partir de un estudio realizado en cuatro países.
Con ocasión del Año Internacional de las Legumbres, la científica explicó en un foro en la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) las conclusiones de una investigación realizada con varias clases de judías a lo largo de 12 años en Marruecos, Ecuador, Uganda y China.
Según detalló, el daño de las pestes fue reducido y los agentes patógenos fueron menores en aquellos cultivos que contaban con diversas variedades de legumbres, mientras que las judías más tradicionales ofrecieron mayor resistencia que las comerciales.
Además, la mezcla aleatoria de legumbres dio mejores resultados que su cultivo alternado en filas, apuntó De Santis, que abogó por facilitar a los pequeños agricultores «semillas disponibles en el momento adecuado y en la cantidad suficiente» para garantizar la producción de alimentos.
Otro responsable de Bioversity International, Richard China, destacó que mezclar las legumbres con otros cultivos puede disminuir la necesidad de usar pesticidas debido a que los hace menos vulnerables a las plagas.
Frente al predominio de cultivos como el maíz, el arroz o el trigo, las legumbres pueden compensar la falta de micronutrientes, proteínas, aminoácidos y vitaminas en la alimentación actual, sobre todo en las comunidades de bajos ingresos.
Bajo el título «Suelos y legumbres: simbiosis para la vida», los expertos reunidos en el foro subrayaron también la contribución de esos alimentos a la fertilidad de los suelos, la absorción de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, y la lucha contra la contaminación del agua.
El director de la división de Tierra y Agua de la FAO, Eduardo Mansur, recordó en ese sentido que los frijoles, las lentejas o los garbanzos necesitan poca cantidad de agua para su producción y, a diferencia de la carne, son «accesibles económicamente» y tienen propiedades nutritivas dignas de los llamados «superalimentos».
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el consumo de 400 gramos de frutas y verduras al día, incluidas las legumbres, para prevenir la obesidad, la diabetes tipo 2, las enfermedades coronarias y el riesgo de algunos cánceres, entre otros problemas.
Su consumo se ha reducido en las últimas décadas, desde diez kilos por persona y día en 1960 a seis kilos en la actualidad, según datos de la OMS.
Para promover la producción es imprescindible fomentar el consumo a través de la sensibilización, sostuvo la italiana Federica Servili, del Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos (CISP).
Esa ONG pretende replicar su trabajo de capacitación con cooperativas para promover las legumbres como alimento y producto de intercambio comercial en Malaui, con 3,6 millones de personas en situación de hambre.
Estos alimentos, que forman parte de la dieta básica en muchas regiones del mundo, pueden resultar en ocasiones más rentables que los cereales y ayudar a sacar a los agricultores de la pobreza rural. EFE