David Delfin, el pichichi de la pasarela
Carmen Martín/ Inma Tapia.
Madrid, 19 feb.- Con la misma pasión y entusiasmo que un hincha anima a su equipo de fútbol, el diseñador David Delfín ha llegado a la pasarela madrileña para expresar su «fervor» por la moda española con una colección que parte de la típica bufanda futbolera y con la que ha marcado un buen gol.
«Las bufandas de los aficionados al fútbol son el eje central de la colección», explica hoy a EFE David Delfín, quien de manera consciente las utiliza a modo de deseo, «un intento simbólico de trasferir el interés, la defensa y el orgullo a la moda española».
Unas veces sobre las prendas, otras formando parte de ellas, la bufanda se instala en sudaderas convertidas en vestidos, en abrigos, en chaquetas y también en faldas que levantan a la hinchada.
«Todo parece, sencillo y sutil, pero lleva un trabajo minucioso, con las costuras y la colocación estratégica de cremalleras», cuenta este malagueño que vuelve a jugar con las apariencias para construir piezas minimalistas, según se ha visto en la segunda jornada de la MBFWM, donde se presentan las colecciones para el próximo invierno.
Muchas de sus prendas están adornadas con el escudo de España, eso sí «‘delfinizado'» y con su ADN, sustituyendo «el león por el delfín y con las coronas de Basquiat», cuenta David Delfín, quien hoy en día se siente como un «héroe», porque sigue trabajando a pesar de lo «difícil» que resulta.
Aunque no se queja, considera que las revistas españolas no incluyen en sus páginas a diseñadores nacionales: «Sería impensable abrir una semanario americano y no ver creadores de aquel país», dice.
Seria y minuciosa es la costura de Delfín, que propone para el hombre y la mujer prendas urbanas como parkas, monos, vestidos de tubo y pantalones tipo chándal, los cuales hoy mismo se pueden comprar «on-line» con unos precios entre los 50 y los 150 euros. También trabaja zapatos y bolsos con mucho «glitter», un guiño a la estética de David Bowie, siempre presente en sus colecciones.
También bajo los acordes de la mítica estrella de pop, Agatha Ruiz de la Prada presenta un delirio setentero lleno de luz y de color.
A lo largo de 59 salidas, esta diseñadora que año tras año reinventa sus corazones viste a la mujer durante sus años más locos, los universitarios.
Por un lado, presenta a una joven casi adolescente con sudaderas de algodón, faldas muy cortitas y ponchos de lana con flecos bordados a mano.
Por otro, propone una mujer más chic vestida con hermosas prendas plisadas, rayas mezcladas con cuadros y estampados psicodélicos que incluyen pequeños y divertidos alienígenas con cabeza en forma de corazón.
Para la noche, propone vestidos de «patchwork» y de lentejuelas estampadas, así como caftanes y kimonos trabajados en organza, seda y muselina con piezas de polipiel de espejo. «Somos ecológicos», recuerda la diseñadora.
Un vestido de novia de líneas depuradas, trabajado en «jacquard» con corazones en relieve, pone el broche de oro a una colección divertida que invita a bailar.
Más contenidos son los diseños de tarde y noche de un renovado y cosmopolita Juanjo Oliva. «Tras mi etapa con Elogy, llega mi firma para el Corte Inglés, que estará en un ‘corner’ de noche y con un precio un poquito más elevado», explica el diseñador, que ha trabajado una serie de vestidos invernales conjuntados con potentes abrigos de piel de conejo y chinchilla, un nuevo tejido llamado «rex».
«He querido hacer vestidos de invierno, pero no sé si lo he conseguido, veo mucho escote», cuenta Oliva, que ha trabajado estampados que recorren el mundo como dibujos rusos, pinturas aztecas o estampados japoneses y chinos. «Es una estética muy de ‘souvenir'», advierte entre risas.
Sobre las pasarela, vistosas faldas pantalón, hermosas blusas con lazada y vestidos con dibujos geométricos que, sin lugar a dudas, luciría la mismísima duquesa de Windsor. EFE