El diputado de las ‘rastas’ cree que su peinado representa ‘un tiempo nuevo’
El diputado de Podemos por Santa Cruz de Tenerife, Alberto Rodríguez, ha atribuido «al circo político-mediático» la polémica sobre sus rastas y afirma que el Congreso no es ya un «coto privado», sino la expresión de «un tiempo nuevo» y «una nueva era política».
Al opinar sobre la polémica suscitada ayer sobre el comportamiento o la indumentaria de los nuevos diputados, ha afirmado que no le interesan ese tipo de debates porque «hay mucha gente en este país que lo están pasando muy mal, que necesitan medidas urgentes, y en eso nos queremos centrar».
En una entrevista publicada en el periódico La Opinión de Tenerife, el diputado prefiere no responder directamente a la vicepresidenta primera del Congreso, Celia Villalobos, quien dijo que no le importan las ‘rastas’ si están limpias y no le pegan piojos.
«Las declaraciones de determinadas personas que ya son conocidas por el tipo de cosas que dicen se califican solas», señala el diputado y añade que le da igual si Villalobos se disculpa o no, porque «estamos aquí para tratar de mejorar la vida de la gente».
Lo que digan sobre el aspecto de los representantes de Podemos «no deja de ser parte de ese circo mediático-político y evidencia que no pueden criticarnos en otras cosas que ellos mismos se deberían mirar», agrega Rodríguez.
En la primera sesión del Congreso «éramos foco de atención por ser precisamente eso, diversos y plurales como creemos que es la sociedad a la que representamos», argumenta.
Añade que la cara de Mariano Rajoy en la fotografía en la que aparecen juntos «expresa claramente que no ha entendido que estamos en una nueva era política, en un tiempo nuevo» en el que «el Congreso no es ya el coto privado de unos cuantos».
«Quizá en ese momento estaba descubriendo eso, lo que pasó en España el 20-D», indica sobre la expresión de sorpresa de Rajoy.
El diputado subraya que el reglamento del Congreso «no hace ninguna indicación concreta sobre el aspecto e indumentaria de los diputados, salvo que se acuda con decoro y sentido común, y creo que eso lo respetamos».
Agrega que no tiene pensado ningún cambio de aspecto y afirma que las rastas, que lleva desde hace casi cuatro años, para él sólo son un peinado, sin significados filosóficos o culturales.