¿Dónde estudiar moda, una de las profesiones que más emplea a los españoles?
Alrededor de un 5% de la población de nuestro país está empleada en este campo.
No sólo de turismo vive España. El sector textil en España se ha convertido en un área estratégica de nuestra economía. Las cifras hablan por sí solas. Alrededor de un 5% de la población de nuestro país está empleada en este campo: da trabajo tanto a modistas, diseñadores, curtidores, patronistas y jefes de compras, entre otros.
Además, más allá de nuestras fronteras, enseñas de fast fashion tan destacadas actualmente como Mango y Zara, hasta la fabricación más artesanal y de calidad como puede ser Loewe, aunque ahora forme parte del grupo LVHM, se han convertido en parte de la «marca España», tanto como deportistas como los hermanos Gasol, Rafa Nadal y otros tantos que llevan el nombre nuestro nación a todos los rincones del planeta.
Otras, con menores ventas, pero de envergadura considerable como Cortefiel, Sfera, Oysho, Punt Roma, Adolfo Domínguez, El Ganso…también muestran que esta industria, en nuestro país, tiene una pujanza sobresaliente a pesar de la crisis y que es un campo del que tiene motivos para jactarse la economía española.
No obstante, detrás de estas grandes marcas, se encuentran los formadores, escuelas o profesores anónimos que han hecho posible que nuestro país sea líder en un sector que no deja de demandar cada vez más profesionales y, sobre todo, cada vez más cualificados. Tanto así que recientemente a la «Moda» se la concedió rango universitario concediendo la opción de que se estudiase como «Grado».
Una decisión que no gustó entre algunos sectores porque era desvirtuar tanto la universidad como la FP, fruto de la crisis de ambas. De la primera, por no dejar de ser en muchos casos una fábrica de parados buscando otras opciones que pudieran ofrecer salidas laborales a sus estudiantes. Y, la segunda, porque a pesar de preparar de una forma más rápida y concreta para el mundo laboral no tener el pedigrí de la primera.
Para Susana García Campoy, directora de Kroom Dos, una de las escuelas de diseño de moda más antiguas de nuestro país, situada en el centro de Madrid, «las universidades cobijaron la moda por la alta demanda de estos perfiles por parte de las empresas, centros educativos que no sólo están obligados a ofrecer formación, sino a garantizar de algún modo el futuro laboral de sus estudiantes».
La gerente de esta escuela que imparte desde hace más de 40 años enseñanza no reglada en el campo textil elude abordar el debate, pero reflexiona que «a lo mejor la universidad también pudo acoger el diseño de moda como grado porque la FP no ofrecía lo que los alumnos buscaban, o simplemente porque los padres querían obtener un mayor barniz académico aunque ello no les garantizara una mejor inserción laboral».
En cualquier caso, afirma «que la competencia es buena, y que escuelas de títulos privados siguen funcionando con éxito porque la gente demanda algo que no le ofrece la FP ni la universidad». En este sentido, indica «que los títulos privados son más rápidos a la hora de adaptarse a las tendencias del mercado sin tener que hacer frente a ninguna compleja normativa que vaya en perjuicio de empresas y estudiantes, algo muy importante en un mundo globalizado y tan vertiginoso en sus acontecimientos».
Además, subraya que «en el mundo de la moda si no te adaptas rápido los trenes pasan porque es un sector donde lo que ayer valía hoy no, y hay veces que la oficialidad de la enseñanza ralentiza cualquier adaptación.”
De cualquier manera, García Campoy cree que «las diferentes enseñanzas son complementarias, y no deben verse como contrapuestas. Quizás en la universidad se pueda ofrecer de una mayor base teórica y las escuelas privadas puedan ofrecer cursos más específicos que no se traten en la enseñanza superior. Quizás la clave esté en combinar».
No obstante, puntualiza que «es obvio que para un título privado no se exige determinados títulos que la universidad sí. Esto determina la elección de unos y otros en muchos casos, sobre todo de algunos padres. Sin embargo, esto no hace que la calidad del alumnado ni del profesorado de una u otra sea mejor, eso depende del centro educativo, sino que pone de relieve a veces la ineficacia de nuestro sistema educativo, que desecha entender las singularidades de cada persona, lo que tan sólo genera fracaso, frustración y retrasa la madurez laboral y, por ende, también la profesional».
Por último, acaba explicando que «el tiempo pone todo en su sitio. Por ejemplo, Kroom Dos es una escuela de moda con más de 40 años de historia que forma año tras año a un centenar de estudiantes, que en muchos casos vienen después de estudiar la FP. La implantación del grado de «Moda» por ahora se encuentra muy reciente, es difícil poder analizarlo. Los alumnos tienen que escoger entre modelos consolidados, como es el de las escuelas privadas, o experimentales, como es el de la universidad. Serán las propias empresas líderes las que decidan».