Alitalia, al borde de su tercera quiebra en una década

Alitalia, al borde de su tercera quiebra en una década

25 abril, 2017
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Actualizado: 25 abril, 2017 8:07
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Alitalia afronta una delicadísima situación financiera y no obtiene el respaldo de los trabajadores para llevar a cabo un nuevo plan de reestructuración. No se descarta que el Gobierno intervenga.

La aerolínea ha sido incapaz de competir con las low cost desde la entrada de Ryanair y EasyJet en Roma, hace más de siete años. En este periodo, las huelgas de los trabajadores han hundido aún más a la decimonovena aerolínea más grande del mundo. Este martes los trabajadores han rechazado el preacuerdo entre la dirección y los sindicatos para sanear las cuentas, pese a que la aerolínea redujo el número de despidos y aseguraba una mayor inversión.

Con la plantilla en contra, la aerolínea se enfrenta a un futuro incierto y extremadamente preocupante. No se descarta que se convoque a un nuevo consejo de administración, que gobernará la empresa, debido a la situación. En la reunión se estudiará cómo afrontar la delicada situación de una aerolínea que presenta serios problemas de liquidez y no ha sido capaz de aprobar un plan industrial consensuado con sus trabajadores y también si pedir ayuda al Gobierno.

Actualmente Alitalia está controlada por la compañía emiratí Etihad y por Midco, una sociedad de cartera que posee el 51% de sus acciones, que están en manos fundamentalmente de los bancos Intesa Sanpaolo y Unicredit, pero también de otras empresas.

Si se formaliza esta petición, el Ministerio italiano de Desarrollo Económico deberá entonces nombrar a uno o más comisarios (hasta un máximo de tres) que serán responsables de detallar un plan de negocio que tenga como objetivo evitar la quiebra y que será presentado al Ejecutivo y a los acreedores de Alitalia.

Los medios especializados apuntan a que llegada esta situación Alitalia tendrá que iniciar un proceso para buscar financiación en un nuevo comprador o en diversos socios para obtener el capital que requiere para seguir a flote.

De no ser así, se procedería a la liquidación del grupo que tendría un coste de unos 1.000 millones de euros en las arcas públicas, según el diario económico «Il Sole 24 Ore».

El ministro italiano de Desarrollo Económico, Carlo Calenda, ya lo advirtió en los últimos días: «Si el referéndum sale con más votos en contra lo que tiene que quedar claro para todos es que se va hacia un riesgo muy concreto de la liquidación del grupo». Y esto es lo que ha pasado.

La sensible situación en la que se queda la aerolínea preocupa al Gobierno, tanto es así que esta tarde han mantenido una reunión el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, y los ministros de Transportes, Graziano Delrio, de Desarrollo Económico, Carlo Calenda, y de Empleo, Giuliano Poletti.

«Pesar y consternación por el éxito del referéndum de Alitalia que pone en riesgo el plan de recapitalización de la compañía. En este punto, el objetivo del Gobierno, a la espera de conocer qué decidirán los actuales socios de Alitalia, será el de reducir al mínimo los costes para los ciudadanos italianos y para los pasajeros», han afirmado los tres ministros en un comunicado conjunto.

Sin beneficios desde 2002, Alitalia ha atravesado durante los últimos años momentos de severa dificultad e incluso en 2009 llegó a estar al borde de la bancarrota, aunque fue salvada por un grupo de inversores privados italianos y Air France-KLM.

En diciembre de 2013 anunció un aumento de capital de 300 millones de euros y en julio de 2014 llegó a un acuerdo de compra con Etihad, por el que la aerolínea emiratí inyectaba en Alitalia cerca de 560 millones de euros (762.4 millones dólares) y se hacía con el 49% de la italiana.

El pasado 15 de marzo, Alitalia presentó su Plan Industrial para los años 2017-2021 en el que preveía cesar a 2.000 trabajadores temporales e indefinidos, de un total de 12.500 empleados, y especificaba unos recortes de 1.000 millones de euros hasta 2019, año en el que la empresa estimaba que volvería a obtener beneficios.

El plan industrial fue rechazado por los sindicatos y los trabajadores secundaron una huelga que obligó el 5 de abril a la compañía a cancelar el 60% de los vuelos programados. Días después, el 14 de abril, la dirección y los sindicatos firmaron un preacuerdo que rebajaba a 980 de los 1.338 despidos previstos para personal de tierra con contrato indefinido y reducía el salario para el personal de vuelo al 8% del 30% previsto originalmente. Por contra, la compañía se comprometía a aprobar nuevas inversiones para acelerar el crecimiento de la facturación.

 

 

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