Carmena prohibirá circular en el escenario 2 a los vehículos sin distintivos ambientales de la DGT

Carmena prohibirá circular en el escenario 2 a los vehículos sin distintivos ambientales de la DGT

30 enero, 2018
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Actualizado: 30 enero, 2018 11:13
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Circular por el centro de Madrid no dependerá de si la matrícula del vehículo, sino de la etiqueta ambienta que haya enviado la Dirección General de Tráfico (DGT).
Según avanza la Cadena Ser, el consistorio liderado por Manuela Carmena ya tiene preparado el borrador de las nuevas medidas. La medida más destacada es la de prohibir la circulación por el interior de la M-30 de todos los vehículos que no posean los distintivos ambientales de la Dirección General de Tráfico.
Las restricciones a la circulación de vehículos se empezarán a aplicar cuando se lleguen a niveles de Escenario 2, el que hasta ahora recoge la prohibición de aparcar en las zonas SER a los no residentes.
Además, el borrador incluye que para activar el Escenario 3, que recogerá más restricciones, serán necesarios solo tres días consecutivos de nivel de preaviso de contaminación, en lugar de los dos días de aviso consecutivos que son necesarios en la actualidad. Este escenario incluirá la prohibición para circular por la M-30 a los vehículos sin distintivos ambientales de la DGT. El nuevo protocolo, elaborado por el Área de Medio Ambiente, va a ser enviado a la Comisión de Calidad del Aire.

16,4 millones de vehículos no tienen etiqueta ambiental

Un total de 16.398.768 vehículos no tiene etiqueta medioambiental, ni la tendrán nunca, porque contaminan, en concreto los turismos y furgonetas matriculados antes de 2000 y los diésel adquiridos antes de 2006.
De ellos, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) correspondientes a finales del año pasado, 1.792.208 pertenecen a la Comunidad de Madrid, 1.667.408 a la provincia de Barcelona y 854.815 a la de Valencia.
Tráfico decidió a finales de 2006 distribuir las pegatinas a 4,3 millones de vehículos de la Comunidad de Madrid, la provincia de Barcelona y las ciudades de Granada, Valencia y Sevilla, mientras que los que no la recibieron pudieron y pueden adquirirla aún en las oficinas de Correos por 5 euros.
Pero no podrán comprarla, porque no les corresponde ninguna de las cuatro habilitadas, los que no tienen derecho a ellas, es decir, los 16.398.768 citados.
La colocación del distintivo es voluntaria, sin perjuicio de que cada administración con competencias en Tráfico, como son los ayuntamientos, pueda establecer su obligatoriedad en casos concretos, tal y como señaló en su día la DGT.
En cualquier caso, llevar la etiqueta solo facilita la rápida identificación visual de los vehículos y, por ello, la DGT recomienda que se coloque en el ángulo inferior derecho del parabrisas delantero u otro sitio visible del vehículo.
Porque lo que realmente identifica el potencial contaminante del coche es la matrícula y los ayuntamientos pueden acceder al registro de vehículos de Tráfico para comprobarlo.
En la actualidad hay cuatro etiquetas o pegatinas: la 0 emisiones, de color azul, para los vehículos eléctricos; la ECO (azul y verde) para los vehículos híbridos o vehículos «ECO»; la C (verde) para los turismos y furgonetas de gasolina matriculadas a partir de 2006 y diésel a partir de 2014 y la B (amarilla) para los vehículos de gasolina matriculados a partir de 2000 y de diésel a partir de 2006.
Con etiqueta 0 había a finales de año 30.446 vehículos; con la ECO estaba matriculados 174.563, con la B un total de 11.312.914 y con la C 6.975.788.

Prohibiciones sin ayudas para cambiar el parqué o reducciones del impuesto de circulación si no se puede circular

Las medidas del Ayuntamiento madrileño solo cuenta con restricciones y prohibiciones, pero ningún tipo de solución para los madrileños que necesitan moverse en vehículo particular ya que los servicios de transporte público no les asegura llegar a la hora prevista a su destino, normalmente su trabajo.
La Asociación nacional de vendedores de vehículos a motor, reparación y recambios (Ganvam) ha insistido en varias ocasiones en que la solución para hacer de las ciudades entornos más limpios no está en prohibir el uso del coche utilizando criterios arbitrarios, sino en articular una fiscalidad que incentive la renovación del parque.
“Las administraciones pugnan por entorpecer la vida de los automovilistas como si el coche fuera el enemigo público número uno y lo que hay que hacer es reflexionar sobre la elevada antigüedad del parque. De lo contrario, habría que reducir los impuestos que gravan el automóvil en la misma proporción en la que se limita su circulación para compensar esta falta de ecuanimidad”, afirmaba meses atrás.
 

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