El KO económico de Argentina, otro grave problema para numerosos valores del IBEX 35
Argentina cumple este jueves cinco meses desde la imposición de fuertes restricciones sanitarias ante la pandemia de COVID-19, que han implicado un duro golpe para su ya muy debilitada economía, que acumula algo más de dos años de profunda recesión y arrastra complejos desequilibrios. Los daños colaterles son numerosos para imporantes valores del IBEX 35, desde Telefónica al Santander, sin olvidar al BBVA, Mapfre o Naturgy, entre otros.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó hoy que la actividad económica registró en junio pasado una caída interanual del 12,3 %, moderando las abrumadoras tasas de desplome de abril (-26 %) y mayo (-20,5 %), y acumuló en el primer semestre un derrumbe del 12,9 %.
Ante la llegada del coronavirus a Argentina, el presidente Alberto Fernández impuso estrictas medidas de aislamiento obligatorio el 20 de marzo, lo que supuso la paralización casi total de la industria y el comercio.
A partir de mayo, se concedieron ciertas flexibilizaciones y ello se reflejó en una moderación en las tasas de caída de actividad, que ya venían muy deprimidas por la recesión que vive la segunda economía suramericana desde abril de 2018.
GOLPE SIN PRECEDENTES
Pese a tímidos signos de recuperación que asoman en algunos ámbitos y a que Fernández haya asegurado que ya «la actividad se ha liberado en gran medida», el consenso de los expertos es que la economía argentina caerá este año un 12,5 %, el peor resultado del que se tenga registros.
«Como en todo el mundo, el COVID-19 deja a la economía argentina golpeada y con una recesión sin precedentes. Estamos frente a la crisis global más grande desde 1930. La destrucción del empleo era esperable y así está siendo en las principales economías», dijo a Efe el economista Ignacio Carballo, investigador y profesor de la Universidad Católica Argentina y la Universidad de Buenos Aires.
De acuerdo a cifras de la consultora Data Driven Argentina, el número de trabajadores cotizantes a la Seguridad Social -un modo de medir el empleo formal- bajó a 4,75 millones en junio pasado, su nivel más bajo desde 2005, con una pérdida de 1,19 millones de cotizantes en un año y de 890.000 desde el inicio de la pandemia.
La cifra de empresas que figuran en los registros de empleadores también cayó, a 525.700 en junio, 15.657 menos que en febrero.
El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, reconoció este jueves en un encuentro del sector pyme que el descenso en el empleo privado formal del 2,5 % es «doloroso», pero remarcó que el Estado ayuda a las empresas en crisis, y aseguró que, después de la «brutal» caída de abril, la economía se va recuperando, «todavía con algunas variaciones interanuales negativas», y volverá a crecer en 2021.
Mayores desequilibrios
La irrupción de la pandemia trajo, además, consigo una profundización de los desequilibrios económicos que ya arrastraba Argentina.
Aunque a paso más moderado por el freno en el consumo, la inflación permanece en niveles elevadísimos y acumularía este año un alza del 39,5 %, según pronósticos privados.
La caída en la recaudación tributaria y los mayores gastos para atender a la crisis, con un enorme paquete de ayudas a empresas y sectores vulnerables de una población cada vez más empobrecida, han disparado el déficit primario de las cuentas públicas.
A ello se suman los problemas monetarios, que persisten pese al alivio en las tensiones macroeconómicas que supondrá la inminente reestructuración de la deuda en manos de acreedores privados.
«La inyección monetaria, que ahora es necesaria para poner dinero y comida en la mesa de los argentinos, tendrá un impacto inflacionario, mientras que el tipo de cambio oficial, muy apreciado respecto de otras cotizaciones, en algún momento tendrá que ajustarse y vamos a empezar a ver los impactos más crudos de todo este cuadro», apuntó Carballo.
¿Economía o salud?
Cada vez que prorroga la cuarentena, Fernández asegura no tener dilemas entre el cuidado de la salud y la salud de la economía, la cual, insiste, se recuperará, mientras que de la muerte nadie volverá.
Mientras los casos de COVID-19 ya suman 312.659 y los decesos ascienden a 6.406, el hartazgo social ante cinco meses de confinamiento y sus efectos económicos comienza a ser cada vez más manifiestos, incluso con marchas como la del pasado lunes y un descenso en el respaldo a las medidas sanitarias y en la imagen positiva del presidente Fernández, quien lleva apenas ocho meses al frente del Ejecutivo.
Según un sondeo de la consultora Giacobbe & Asociados, difundido este miércoles, la imagen positiva del mandatario pasó de 67,8 puntos al inicio del aislamiento obligatorio a situarse actualmente en 37,1, mientras que el porcentaje de quienes aprueban la extensión de la cuarentena cayó del 85 % en marzo al 43 % en agosto y, por primera vez en cinco meses, es mayor la porción (44 %) de los que desaprueban la continuidad de la cuarentena.
«La crisis generalizada, el agobio y el malhumor generan un contexto donde el Gobierno pierde terreno de cara a las elecciones de 2021», observó Jorge Daniel Giacobbe, director de Giacobbe & Asociados.
Empresas del IBEX 35 con mayores intereses en Argentina
Telefónica
La compañía presidida por José María Álvarez-Pallete destacaba hace unos años el fuerte crecimiento de ingresos y rentabilidad en ese país y se mostraba muy satisfecha por su evolución. “Esta buena evolución se explica por un entorno macro favorable (crecimiento del consumo privado y menor nivel de inflación), por una mejor calidad de la base de clientes, y una continua implementación de eficiencias”, aseguraba. En 2018 tuvo incluso que aplazar la OPV de sus filial argentina, una operación que iba ir destinada a reducir su abultada deuda que está en en la actualidad por encima de los 40.000 millones de euros y que es su mayor lastre en Bolsa. Si en 2019, las cosas no mejorarn por la inflación, tampoco parece que lo vayan hacer en 2020 por el coronavirus.
BBVA
Si el banco presidido por Carlos Torres ha errado con su estrategia en Turquía con el Garanti o en México, ambas heredadas de Francisco González, la misma herencia le pasa factura en Argentina, con el Banco Francés, del que tiene el 66%. BBVA también dibujaba un contexto optimista sobre Argentina hace años. “Muy buena trayectoria de los ingresos recurrentes en Argentina, destacando tanto la positiva evolución del margen de intereses como el excelente comportamiento de las comisiones, que contribuyeron a un crecimiento del margen bruto del 25%». Todo esas buenas sensaciones pasadas pasan a ser una nueva pesadilla para el banco español, imputado judicialmente en España en el caso Villarejo-Francisco González.
Banco Santander
Santander Río, la filial del grupo español en Argentina, es el primer banco privado del país por volumen de créditos y depósitos, cuenta con 3,6 millones de clientes, cerca de 480 oficinas y más de 9.000 empleados, después de adquirir el negocio minorista de Citi.
Esta operación le permitió sumar más de medio millón de clientes, 70 sucursales y obtener un beneficio neto superior a los 350 millones de euros.
DÍA
Es una de las compañías pioneras en el mercado argentino y ha cumplido más de 20 años en ese país. En la actualidad cuenta con 930 establecimientos y una cuota de mercado del 14,1%. Sus ventas en ese país llegaron a suponer el 17% del total de la facturación mundial (10.334 millones). Emplea a más de 4.000 trabajadores.
Mapfre
Mapfre, que llegó a Argentina en 1986, opera en los ramos de autos y hogar, entre otros, con más de 240.000 vehículos asegurados y más de 140.000 hogares, y cuenta con un volumen de primas próximo a 5.500 millones de pesos, equivalentes a unos 300 millones de euros.
Prosegur
La compañía española de seguridad es una de las mas expuestas. Argentina ha supuesto para Prosegur un 18% de sus resultados que ahora se verán mermados.
Naturgy
Gas Natural presta servicio a 1,6 millones de clientes residenciales, 53.000 comerciales y 1.200 industriales y sufre muchos años de precios energéticos artificialmente bajos, situación que se ha agravado con el coronavirus.
La crisis argentina y la alta inflación en la que puede caer el país puede dar al traste con sus objetivos en las cuentas.