Endesa, al tiempo que cierra León y Teruel, anuncia el pago de más de 4.150 millones de euros en dividendos a Enel

Endesa, al tiempo que cierra León y Teruel, anuncia el pago de más de 4.150 millones de euros en dividendos a Enel

21 noviembre, 2018
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Actualizado: 21 noviembre, 2018 19:01
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Endesa espera ganar 6.300 millones hasta 2021, de los que repartirá en dvidendo el 94%. De esa cantidad, 4.158 millones corresponderán a la empresa pública italiana Enel, que controla el 70% de Endesa tras la OPA resuelta en 2009 con el apoyo de José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno entre 2004 y 2011.

Desde luego, según las previsiones de Enel para Endesa, el Gobierno de Pedro Sánchez no tiene ningún plan para recortar el exhuberante beneficio que consiguen las eléctricas con un bien de primera necesidad, sino todo lo contrario, tal y como evidencia el plan estratégico de la eléctrica presidida por Borja Prado Eullate para el periodo 2018 y 2019.

Durante los tres próximos años, Endesa espera ganar 6.300 millones de euros1, en el que incrementará su beneficio un 7% de promedio anual, y como viene siendo habitual desde hace casi 10 años, el dinero obtenido con el recibo eléctrico, más de españoles que de protugueses, que se cobra a un precio de artículo de lujo, irá a parar en gran parte a la empresa pública italiana Enel.

En el periodo 2018-2021 Endesa distribuirá 5.940 millones en dividendos, que para 2018 será de 1,33 euros por acción, de los que 4.158 millones le corresponderán a su principal accionista Enel. Un negocio redondo que no tienen fin, aunque Endesa ha anunciado que en 2021 bajará la parte del beneficio destinada a dividendo al 80%, un anuncio que operadores y analistas del mercado han interpretado que una vez que Enel haya exprimido al máximo a la eléctrica española saldrá de su capital, en todo o en parte.

La compañía ha dado a conocer hoy la actualización de su plan estratégico y ha justificado la revisión de su política de dividendos rebajando al 80% el ‘pay-out’ en la necesidad de inversiones «masivas» para impulsar las renovables, las redes y la digitalización que conllevará el proceso de transición energética. Debe ser que en los próximos tres años no se requieren de esas inversiones y que hay que esperar a 2021, año que puede ser que ni Pedro Sánchez ni que su ministra Teresa Ribera, el brazo aramado de la cruzada antidiésel y combustibles fósiles, como el carbón, que conlleva paro y miseria a las cuencas mineras de León, Asturias o Teruel, estén ya en el cargo.

En la actualización del plan, las inversiones previstas en los cuatro años de vigencia, que incluyen el 2018, es de 6.400 millones de euros, 1.400 millones más que en el plan anterior, un 28 % más que en el periodo 2017-2020.

Las inversiones estarán centradas en las renovables, a las que se destinarán 2.000 millones de euros (el doble que en el plan anterior) y 1.900 millones a la modernización, automatización y digitalización de las redes de distribución.

El plan estratégico actualizado prevé también la instalación de 41.000 puntos de recarga de los 108.000 que la compañía tiene previsto instalar en los próximos cinco años a través de su nueva marca Endesa X, que concentra la movilidad eléctrica y los nuevos servicios a consumidores.

El consejero delegado de Enel, Francesco Starace, dijo ayer en Milán, donde presentó el plan estratégico del grupo, que era posible volver a invertir en España y Portugal porque los gobiernos de esos países habían aclarado su visión del marco regulatorio y a nivel político había un marco favorable.

Endesa prevé en los cuatro años del plan su resultado bruto de explotación (ebitda) pase de 3.500 millones de euros en 2018 a 4.000 millones en 2021, lo que supone un crecimiento medio anual del 5 %, un 14 % en todo el periodo, apoyado en el negocio liberalizado, la mejora de los precios en el mercado mayorista, el impacto de la nueva capacidad de renovables -que será de 1.900 gigavatios (GW)- y el mayor margen de comercialización.

La actualización del plan estratégico de Enel ha venido a confirmar el cierre de las centrales de carbón de Compostilla, en Cubillos del Sil (León), y Andorra (Teruel), cuyo desmantelamiento comenzará el 30 de junio de 2020, cuando entrarán en vigor los nuevos niveles de emisiones en la Unión Europea.

Endesa, que considera inviable hacer inversiones en esas centrales, por las condiciones regulatorias y de mercado, ha señalado que su desmantelamiento se efectuará con pleno respeto de los puestos de trabajo de los empleados de ambas centrales, el desarrollo de inversiones en energía renovables y la búsqueda de alternativas para ambos emplazamientos.

El plan estratégico de Endesa incluye las inversiones para adaptar la central de As Pontes a los nuevos límites de emisiones, al igual que ya se ha hecho en la de Litoral, de Almería.

Durante la conferencia con analistas, en la que se ha presentado la actualización del plan, el consejero delegado de la compañía, José Bogas, ha manifestado que cree que las centrales nucleares seguirán operando en España en el año 2030 y que no hay alternativa para la nuclear, aunque ha admitido que habrá que esperar a que el Gobierno dé a conocer sus planes para solicitar que se extienda su vida útil más allá de los 40 años que van a cumplir.

Bogas ha confirmado el interés de Endesa por concurrir a concesiones de redes de distribución en Portugal.

Al término de la sesión, las acciones de Endesa han cerrado con una caída del 2,64 % hasta los 19,73 euros. En lo que va de año, los títulos de la eléctrica acumulan una revalorización del 14,48 %.

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