España, la electricidad más cara de toda Europa sin impuestos
Las facturas de la luz y el gas se dispararon de nuevo a finales de 2017. Aunque han bajado de precio en los primeros meses de 2018, el gasto es aún más elevado que a inicios del pasado año.
El precio de la electricidad para el consumidor medio se ha incrementado un 4,6% durante el pasado año, y la factura del gas un 6,2%, y eso teniendo en cuenta la congelación de la parte regulada, aprobada por el Ministerio de Energía por cuarto año consecutivo. La climatología y la subida del precio en los mercados mayoristas -pool- han sido los principales causantes de estos incrementos que golpean a los consumidores.
En comparación con la escala europea, teniendo en cuenta impuestos, la electricidad en España es la quinta más cara de toda la UE, pero inferior a Dinamarca, Alemania, Bélgica e Irlanda. No obstante, suprimiendo los impuestos, la electricidad en España es la más elevada de toda la UE, tan solo comparable con Irlanda Bélgica.
Pero lo mismo ocurre con el precio del gas:
En España y en otros países europeos nos damos cuenta de que, a pesar de ser el país del sol, es de los Estados miembros donde es más cara. Según el estudio realizado por el gremio de instaladores de Cataluña, «es interesante comprobar que el precio de la energía (€ kWh) en España para consumidores residenciales (entre 2.500 y 5.000 kWh / año) se sitúa entre los más altos de la UE, sensiblemente superior a la media de la UE», especialmente cuando realizamos la comparativa sin impuestos y otras tasas. Según el estudio, el precio alcanza los 0,23 euros/kWh respecto la media de la UE, de 0,205, y la Eurozona, 0,22.
Pero no sólo es relevante este valor absoluto, sino que entre julio de 2016 y junio de 2017, el precio de la energía en España se incrementó de manera importante.
Con estos datos, desde el gremio apuntan que hay que reducir el gasto energético con instalaciones eficientes. Miquel Puig Fàbrega, vicepresidente de AGIC-FERCA, afirma que hay que tener un buen diseño de la instalación, al tiempo que hay que tener en cuenta la evolución tecnológica de los materiales, de los elementos de regulación y control, y de los equipos consumidores de energía, juegan a favor de la eficiencia energética y, por tanto, contribuyen a reducir la factura.
«Hay que ser muy estrictos a la hora de dimensionar las instalaciones a fin de no desperdiciar recursos técnicos, ni la energía que se consumirá para vivir en unas condiciones razonables de confort», asegura Puig. Aparte de un buen diseño, otro aspecto muy importante para conseguir una instalación eficiente es que la ejecución sea fiel a las especificaciones técnicas del proyecto y en la normativa vigente. En este aspecto es imprescindible contratar a profesionales cualificados que garanticen un trabajo de calidad.
En cuanto a las instalaciones existentes y que ya tienen un cierto tiempo de vida, «hay que insistir en la rehabilitación integral de los edificios que necesariamente conlleva la renovación de instalaciones y equipos, pero también, actuar sobre los elementos constructivos, cerramientos, fachadas, ventanas, etc. «.
Finalmente debemos tener en cuenta que el precio de la energía varía horariamente. Este hecho irá cada vez siendo más relevante para la industria, por lo que no sólo es importante reducir el consumo en términos absolutos, sino también desplazarlo desde las horas más caras a las más baratas. Según Miquel Puig «este hecho abre la oportunidad a invertir en gestión de la demanda y en recursos energéticos distribuidos, como puede ser generación local (autoconsumo) e incluso baterías».
La eficiencia energética, clave para la competitividad en el sector industrial
El alto coste de la energía en nuestro país repercute sin duda en la competitividad de las empresas respecto a otros países. «Es un sector estratégico, que consume el 31% de la energía de nuestro país, con un gran potencial de reducción de energía y de emisiones de dióxido de carbono», informa Puig. La incorporación de nuevas tecnologías en equipos y procesos de producción y la implementación de sistemas de gestión energética son aspectos imprescindibles para conseguir reducir los gastos energéticos y ser más competitivos.
«Hablar de cambio tecnológico es hablar de industria 4.0, que se basa básicamente en el aprovechamiento de las nuevas tecnologías, y de la digitalización», según Miquel Puig.
La automatización de procesos mediante dispositivos y equipos electrónicos de última generación, la robótica, y otros sistemas de gestión y control, contribuyen a hacer más eficiente la industria en general. El uso más racional de la energía gracias a estos avances tecnológicos, y la implementación de sistemas de cogeneración, y de las energías renovables en general, son imprescindibles para ser más competitivos en un mundo cada vez más global.
Las opciones de generar energía localmente con solar fotovoltaica y en un futuro próximo el almacenamiento de energía en horas caras para consumirla en horas baratas, devendrán opciones cada vez más frecuentes no sólo para mejorar la huella en CO2 de nuestros productos, sino también para reducir la factura energética.