Francia acaba con el gasoducto BarMar de Sánchez: solo quiere hidrógeno
El gran proyecto de gasoducto al que aspiraban Pedro Sánchez y su vicepresidenta Teresa Ribera para suministrar gas a Europa va a quedar en un conducto para hidrógeno y no está listo hasta antes de 2030.

Francia acaba con el gasoducto BarMar de Sánchez: solo quiere hidrógeno

08 diciembre, 2022
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Actualizado: 08 diciembre, 2022 13:26
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Francia quiere dejar claro que el proyecto de conducto BarMar entre Barcelona y Marsella sólo puede aspirar a los fondos europeos con los que hacerlo viable si su objetivo es el transporte de hidrógeno, lo que se aleja de la pretensión inicial de España con el gasoducto MidCat por los Pirineos, ya abandonado.

En vísperas del encuentro el viernes en Alicante entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y los jefes de Gobierno de España, Pedro Sánchez, y Portugal, António Costa, para tratar de las interconexiones energéticas y en particular de BarMar, el Elíseo se mostró muy cauto este jueves sobre los detalles, el plazo y la financiación del proyecto.

Fuentes de la presidencia francesa insistieron en su voluntad de ser claros en la presentación del proyecto de BarMar (rebautizado H2Med) a la Comisión Europea (CE) para que lo pueda declarar de interés común y pueda beneficiarse así de fondos europeos.

Esa declaración de interés común -subrayaron- sólo es posible si el objetivo del conducto es el transporte de hidrógeno porque la financiación europea en ese tipo de infraestructuras está restringida a las energías limpias y no puede ir al gas, que es un hidrocarburo.

España, con el apoyo de Portugal y Alemania, había querido en los últimos meses, al calor de la guerra en Ucrania, desenterrar la idea de un gasoducto por los Pirineos catalanes (MidCat), que ya había sido abandonada una primera vez en 2019, para entre otras cosas rentabilizar las unidades de regasificación de la península ibérica que han estado infrautilizadas.

Sin embargo, la oposición frontal de Francia, que lo veía con malos ojos por el rechazo social, por su impacto medioambiental y porque no está dispuesta a invertir tanto dinero en un conducto para hidrocarburos, llevaron a España y Portugal a ceder en octubre y enterrar definitivamente MidCat a cambio de la perspectiva de BarMar.

El Elíseo no ha querido, en espera de la cita de Alicante, avanzar sobre el horizonte en que ese conducto de hidrógeno podría ser una realidad, después de que España, que inicialmente hablaba de cuatro o cinco años, haya admitido que no será posible hasta 2030.

Tampoco sobre las características técnicas ni sobre la financiación, que -repite- estará en función de la decisión de la Comisión Europea sobre la declaración de interés común.

Los operadores de redes de los dos países, Enagás y GRTgaz, han hecho estudios sobre varios itinerarios posibles y, de acuerdo con filtraciones en la prensa francesa, los costos podrían estar en torno a 2.000 millones de euros.

El interés por la financiación europea es una de las principales razones de que a Alicante, donde además del encuentro Macron-Sánchez-Costa, se celebrará una Cumbre Euromediterránea, se haya invitado a la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen.

Aunque no sea el elemento central del encuentro entre los líderes de Francia, España y Portugal, allí también se hablará de interconexiones eléctricas, en especial de «la aceleración» de la línea submarina que se va a construir por el Golfo de Vizcaya, según la presidencia francesa.

Además, tampoco se descarta que se aborden otros proyectos que España querría levantar por los Pirineos.

La IX Cumbre Euromediterránea EU-MED9 del viernes servirá para tratar de la autonomía estratégica europea en materia energética, de la gobernanza económica, así como del espinoso tema de la gestión de la inmigración procedente del sur del Mediterráneo.

El Elíseo anticipó que Macron «aportará su apoyo» a los otros países europeos de la orilla norte que están en primera línea, aunque reconoce que hay divergencias.

La que más ha saltado a la vista en las últimas semanas tiene que ver con la acogida de los migrantes rescatados por barcos humanitarios en el Mediterráneo central, después de que Italia se negara a desembarcar en alguno de sus puertos a los rescatados por el Ocean Viking, que finalmente atracó en el puerto francés de Tolón el 11 de noviembre.

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