Francia lo deja claro: no construirá el conducto Barcelona-Marsella sin hidrógeno nuclear
Francia se reafirmó este lunes en el pulso con España y con Alemania sobre el reconocimiento como verde del hidrógeno producido con electricidad de sus centrales nucleares, y avisó de que si no es así, no se construirá el hidroducto que debería conectar Barcelona con Marsella y luego continuar hacia Alemania. Mientras los tres países, a los que hay que sumar Portugal, que aún no ha tomado partida por ninguna de las dos posturas, Italia acelera en su intención de convertirse en el hub energético de Europa, una posición a la que aspiraba Pedro Sánchez y que cada vez parece más lejana, tras despreciar primero Francia el gasoducto MidCat, luego el BarMar y ahora con las condiciones que quiere imponer al H2Med.
.Fuentes del Ministerio francés de la Transición Ecológica dijeron estar «extremadamente preocupados» por la marcha de las negociaciones europeas sobre la integración o no del hidrógeno generado con electricidad nuclear en los objetivos de hidrógeno renovable, ante las reticencias de España y Alemania.
Aunque por una parte las fuentes aseguraron que Francia defiende el hidroducto Barcelona-Marsella y de ahí con Alemania para dar una mayor conexión energética de la península ibérica con el resto de Europa, también puntualizaron que ese proyecto está condicionado a la «realidad física» de que para que tenga sentido hay que producir hidrógeno.
Y para producir ese hidrógeno -añadieron- en Francia hay una electricidad de origen nuclear «abundante, barata y baja en carbono» que puede servir «tanto» como la electricidad de origen renovable de España.
En el centro de la discordia están las negociaciones para el proyecto de directiva europea sobre las energías renovables RED III, que plantea fijar el objetivo de que el 42 % del hidrógeno utilizado en la industria en el horizonte de 2030 se produzca con energías renovables y el 60 % en 2035, cuando ahora supone menos del 5 %.
En Francia, donde alrededor del 70 % de su electricidad es de origen nuclear, el presidente, Emmanuel Macron, está haciendo una apuesta muy fuerte por esa tecnología, ya que prevé prolongar la vida de los reactores actuales por lo menos hasta los 60 años y construir al menos media docena más, el primero de los cuales entraría en servicio en una quincena de años.
Con el argumento de que la electricidad nuclear no emite apenas dióxido de carbono, está presionando para que el hidrógeno que se pueda generar con esa electricidad nuclear no vaya al mismo saco que la producida con combustibles fósiles a la hora del cálculo de esos objetivos europeos de hidrógeno renovable.
Por eso, el Gobierno francés advirtió hoy de que si su país «no puede producir su hidrógeno a causa de las reglas europeas, la viabilidad económica de los proyectos (de hidroductos) estará en cuestión, porque si no hay hidrógeno para poner en los conductos, no tendrá sentido económico construirlos».
«Es el riesgo que se presenta ahora», repitieron las fuentes francesas en dirección a Alemania y, sobre todo, a España.
A ese respecto, recordaron que en la cumbre francoespañola del pasado 19 de enero en Barcelona, en la que participaron Macron y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ambas partes acordaron que el hidrógeno limpio es tanto el hidrógeno renovable como el «bajo en carbono» producido con electricidad nuclear.
Un recordatorio que llega en el mismo momento en que el Ejecutivo español se ha reafirmado en su rechazo a considerar los combustibles bajos en carbono entre las energías renovables, ante la petición francesa a la Comisión Europea, que respaldan otros países.