Fridman, dueño de DIA, lamenta el descrédito tras su imputación en Zed y pide ser apartado

Fridman, dueño de DIA, lamenta el descrédito tras su imputación en Zed y pide ser apartado

18 agosto, 2020
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Actualizado: 18 agosto, 2020 12:32
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El magnate ruso y máximo accionista de la cadena de supermercados DIA, Mijaíl Fridman, lamenta el «descrédito social» sufrido a raíz de su imputación en la causa que investiga la caída de la tecnológica Zed, de la que ha solicitado que se le aparte por la «palmaria inexistencia» de pruebas.

La defensa del empresario entiende que Fridman se ha visto perjudicado tanto en sus relaciones con las autoridades regulatorias como con la banca, que le han exigido «mayores requerimientos de información sobre el cumplimiento normativo» de su vehículo, LetterOne, aumentando los costes de transacción.

El pasado verano, el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón imputó al magnate por supuestos delitos contra el mercado, administración desleal, insolvencia punible y corrupción en los negocios, después de que la Fiscalía Anticorrupción lo ubicara en el origen de la insolvencia de Zed, esto es, en las presuntas conspiraciones de los socios rusos de la compañía.

A tenor del Ministerio Público, Fridman, en su supuesta doble calidad de accionista y acreedor de la tecnológica, habría propiciado la caída para asfixiar a la empresa española económicamente y después adquirirla a un «precio irrisorio» por debajo del de mercado.

Unas acusaciones a las que se oponen sus abogados, que en su escrito al magistrado aseguran que si el grupo del empresario hubiera querido adquirir la tecnológica «le sobraba capacidad financiera para hacerlo» sin necesidad de debilitarla.

Como ya reiterara Fridman en sede judicial, el documento apunta que el magnate «nunca ha estado involucrado en cuestiones relativas al grupo Zed», y que «ningún documento, testifical ni pericial» demuestra lo contrario.

Asimismo, se refiere a su supuesta relación con el también imputado Vage Engibaryan, considerado por Anticorrupción como uno de sus «subordinados», con quien habría planificado «una estrategia ilegal de interrupción de pagos de dividendos» que originaron «una falta total de liquidez» en Zed.

Los letrados de Fridman, Víctor Mercedes y Jesús Santos, subrayan que el hecho de que fueran conocidos «a nivel meramente social» no justifica la imputación, máxime cuando «no se ha aportado ninguna prueba» que demuestre que Engibaryan era «su mano derecha».

ACUSA A PÉREZ DOLSET

Para ellos, la investigación se basa en una lectura «descontextualizada, errónea y especulativa» del informe policial que motivó las pesquisas de la Fiscalía tras la denuncia del fundador de Zed, Javier Pérez Dolset, que acabó siendo imputado por un presunto fraude de subvenciones en su grupo.

«Están repletos de pruebas que muestran que Pérez Dolset causó el deterioro e insolvencia de Zed a través de su desleal administración», señala el texto, que descarta que Fridman le coaccionara o que mantuviera alguna conversación con él sobre la tecnológica.

De ahí «sorprende» que Pérez Dolset «haga alusiones a reuniones o intercambios de información pero que no se halle en su ordenador o teléfono ninguna comunicación con Fridman, ni se encuentre agendada ninguna reunión con él», prosigue el escrito, que afea la «costumbre» del español de «mentir y cometer fraude».

El juez debe ahora dilucidar si atiende al magnate, que solicita el libre sobreseimiento al entender que la investigación sobre su rol en las presuntas irregularidades «se ha agotado».

Sus abogados se remiten, por último, a la reciente testifical de Edwin Harland, auditor que alertó de que los accionistas rusos de Zed podrían estar bloqueando su actividad, y que, indican, no alcanzó «ninguna conclusión que afectara a Fridman, no imputándole ningún tipo de conducta inapropiada o ilegal».

«(Fridman) Es un reputado hombre de negocios que destina parte de su tiempo y recursos a las causas sociales», concluye el escrito, que siente la «aflicción personal» y el «impacto adverso» que esta situación ha generado al ruso no sólo en su ámbito empresarial, sino también en sus «reconocidas labores de filantropía en todo el mundo».

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