Han hecho falta más de 23.000 despidos con el cierre de Nissan Barcelona para que Sánchez anuncie un plan para el automóvil

Han hecho falta más de 23.000 despidos con el cierre de Nissan Barcelona para que Sánchez anuncie un plan para el automóvil

Ahora, ya es demasiado tarde. No habrá, por mucho que digan desde el Gobierno, ningún proyecto industrial que compense la salida de Nissan de Barcelona.
31 mayo, 2020
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Actualizado: 31 mayo, 2020 21:52
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este domingo la aprobación en un próximo Consejo de Ministros de un «importante programa» de estímulo para el sector del automóvil que, según ha recordado, ha sido junto al turismo uno de los más «duramente» golpeados por la crisis del coronavirus en España. Desde septiembre de 2018, dos meses después de la moción de censura a Mariano Rajoy, la ventas de automóviles no han hecha nada más caer por la cruzada antidiésel emprendida por su Gobierno. Los efectos en el sector han sido devastadores.
Ha hecho falta el cierre de las tres plantas de Nissan en Barcelona, precisamente por el ataque irracional de la  izquierda a los automóviles de gasolina y diésel, que supone una pérdida de más de 23.000 empleos entre directos e indirectos y un duro golpe para la economía española, para que Pedro Sánchez anuncie un plan integral para el automóvil, algo que lleva reclamando la industria desde hace más de dos años, que ya había advertido del exceso de producción y plantillas ante la escasa demanda de automóviles.

El único problema es que si ese plan será viable o cierto, porque en enero declaró que el empleo en Nissan Barcelona estaba garantizado y todo el mundo ha visto lo que ha pasado.

Desde septiembre de 2018, las ventas en España, no han hecho nada más que caer, ante la cruzada antidiésel del Gobierno de Pedro Sánchez. Ese ataque, pretendidamente sustentado en el cambio climático, ha estado encabezado por la ministra para la Transición Ecológica, ahora ascendida a vicepresidenta, Teresa Rivera, y por Reyes Maroto, la ministra de Indutria, Turismo y Comercio, que dice que busca un socio industrial para evitar el cierre de Nissan Barcelona. Hasta la fecha ha conseguido socios tan relevantes para que no cierren fábricas como Alu Ibérica para Alcoa, que ha acabado en manos del Grupo Riesgo, que nadie sabe lo que es, o el proyecto de Cemex para su planta cerrada de Almería, que tampoco nadie sabe lo que significa, si no que se lo pregunte a sus trabajadores, todos ellos en el paro.

Ahora, ya es demasiado tarde. Más de 23.000 personas se quedan en la calle y no habrá, por mucho que digan desde el Gobierno, ningún proyecto industrial que compense la salida de Nissan de Barcelona. Ahora, el coste social que puede sufrir el Gobierno es tremendo, y a toro pasado, como suele pasar con este Ejecutivo de PSOE-Unidas Podemos o mejor dicho Unidas Podemos-PSOE,  el jefe del Ejecutivo ha señalado que el Gobierno quiere acordar con el sector de la automoción un plan que haga frente en varios ámbitos al impacto de la crisis y su futura viabilidad.

Eso sí, por falta de ganas que no sea. No un eje, con uno y bueno sería suficiente, sino hasta seis tiene el programa que prevé la renovación del parque de vehículos, el estímulo a la inversión para dar mayor competitividad a la fabricación de la industria española, el impulso a la I+D+i, medidas de fiscalidad, ayuda a la liquidez de las empresa con líneas ICO -préstamos que hay que devolver, mientras otros países como Francia, Alemana o Italia están ofreciendo ayudas directas- y también medidas en el ámbito laboral.

A estos ámbitos de actuación se añaden otros de carácter «transversal» , ha explicado el presidente. La pregunta es que es ¿transversal?

Y ha citado un plan estratégico para el sector de la automoción, la armonización de medidas de la movilidad, el hidrógeno verde -casi ningún fabricante de automóviles ha desarrollado motores con esta tecnología-, la cadena de valor para las baterías -que se fabricarán todas en China o en los países del Norte de África por sus menos costes de producción- y el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para la «nueva movilidad» pospandemia. Es decir, parece que se fomentará el desarrollo y el uso de aplicaciones para el uso del carsharing o el coche compartido eléctrico, todo un alivio para la industrial del automóvil. Sin duda, así no tendrán que cerrar más fábricas en España.

Junto al sector automovilístico, Sánchez ha resaltado la relevancia del turismo como otro «sector clave» para la economía, también muy afectado por las restricciones de movilidad obligadas por la pandemia, y ha abogado por su relanzamiento «inmediato».

Julio será así el mes en que se podrá dar impulso a su recuperación al recibir «con los brazos abiertos» a turistas, a los que además de ofrecerles la cultura, la naturaleza, las plazas y la gastronomía españolas también se les dará «seguridad sanitaria» y «compromiso con el medio ambiente».

«Mientras el virus circule por el mundo, los turistas encontrarán distancia física pero cercanía emocional», ha aseverado Pedro Sánchez.

Ha negado el presidente que la cuarentena de 15 días ahora impuesta para los visitantes del exterior sea «contradictoria» con la pretensión de recuperar el turismo, y ha recordado que muchos países europeos han adoptado también cuarentenas similares. Si, pero hace tiempo. Muchos de ellos, competidores directos de España, como Italia o Grecia, tienen abiertas sus fronteras al turismo desde el 3 de junio, un mes antes de lo que  lo hará España y con restricciones en los hoteles y establecimientos.

En España, ha remarcado, se ha hecho con el fin primordial de preservar la salud pública, y ha recordado que los rebrotes del coronavirus detectados recientemente «tienen que ver con personas que vienen de fuera».

Sánchez se ha referido también en su rueda de prensa, desde el Palacio de la Moncloa, al necesario «Plan Marshal», mediante el que «Europa debe salvar a Europa» 72 años después del promovido desde Estados Unidos tras la II Guerra Mundial (1940-45) para ayudar al continente europeo.

En este sentido, ha destacado el alcance del Fondo de Recuperación que se está negociando en la Unión Europea con una magnitud «sin precedentes», que podría suponer para España 140.000 millones de euros de ayudas directas -la mitad hay que devolverlos- para sectores como el comercio, el turismo o la automoción, muy castigados por los efectos del COVID-19. Este plan no está claro que salga adelante por la reticencia de los países del Norte.

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