La desescalada, más difícil y compleja que el confinamiento decretado hace ya 44 días
Los contagios siguen aumentando, también las muertes, pero cada vez a un ritmo más lento, que poco a poco sitúa a un mayor número de territorios en el umbral de los parámetros exigidos para una desescalada que comenzará a concretarse esta semana y que, según advierten los expertos sanitarios, será más difícil y compleja que el confinamiento decretado hace ya 44 días por la epidemia de coronavirus en España.
La dificultad ya se ha podido vislumbrar este domingo con la controversia generada por algunas imágenes en ciudades como Barcelona o Valencia de espacios muy concurridos el primer día de salida de los niños. La complejidad se ha hecho patente con las presiones de las comunidades autónomas en su afán por presentar y poner fechas a sus respectivos planes para la vuelta paulatina a la nueva normalidad.
En vísperas de que el Consejo de Ministros apruebe los criterios y las primeras medidas para la desescalada, que paralelamente preparan o directamente ejecutan ya la mayoría de países europeos, la evolución de la pandemia ha dejado este lunes una positiva cifra redonda: los curados superan los 100.000, lo que representa un 48 % de los positivos detectados por las pruebas por PCR.
Los casos diagnosticados por este método, considerado el más fiable, suben ligeramente hasta los 1.831 (0,9 %) y elevan el total a 209.465, a la espera del “efecto fin de semana” de los martes. Sanidad sigue sin aportar por segundo día los resultados de los test serológicos, cuya suma hace casi dos semanas contribuyó a romper una serie estadística que no se ha vuelto a recomponer, aunque algunos analistas que han consultado las bases de datos los sitúan en unos 27.000.
Repuntan igualmente el número de muertos hasta los 331 (1,4 %), con lo que las defunciones certificadas son ya 23.521, aunque todas las notificaciones de registros civiles y funerarias las sitúan muy por encima de esa cifra.
La gran novedad estadística de la 44 jornada del estado de alarma han sido las cifras acumuladas de hospitalizaciones (114.081) y las de ingresos en cuidados intensivos (10.289) desde que se inició la pandemia, después de que las aportara Madrid (39.5472 y 3.309), que hasta ahora sólo informaba de la ocupación diaria.
La disparidad de los reportes de datos por parte de las comunidades ha sido una constante que, junto a la falta de precisiones en las estadísticas generales y los cambios de criterio, ha impedido una interpretación más ajustada de la evolución de la pandemia, si bien no ha afectado a la percepción de la tendencia, que sigue su curso decreciente desde hace más de un mes.
Los planes de desescalada
Con esas expectativas, el Gobierno ultima el plan para llevar a cabo una desescalada gradual y asimétrica que podría comenzar en algunos territorios insulares de Canarias y Baleares, como hoy ha reconocido director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, que ha dicho que, al igual que algunas provincias, se encuentran “en una situación muy favorable» para empezar a plantearse la fase de transición.
Sin entrar en más detalles, Simón ha subrayado lo que corroboran otros epidemiólogos y expertos en sanidad pública: “Lo difícil lo vamos a hacer ahora. Hasta hace unos días estábamos haciendo lo duro, pero fácil. Ahora es cuando cada uno tiene que demostrar su responsabilidad individual o familiar para garantizar que esa apertura progresiva que vamos a ir teniendo no se convierta en un riesgo para la población».
De esa dificultad dan cuenta las polémicas suscitadas por algunas imágenes difundidas en las redes sociales, sobre todo dos de Barcelona y Valencia, con escenas matinales muy concurridas de la primera jornada de salida de los niños, que dieron pie a un controvertido debate, que hoy ha minimizado el Gobierno y que han cuantificado los ministros de Sanidad, Salvador IIlla, y de Interior, Fernando Grande-Marlaska: “El 99 por ciento de los padres cumplió las normas”.
En cualquier caso, el Gobierno ha pedido extremar las medidas de seguridad, según ha apuntado Fernando Simón, que ha apelado a la responsabilidad individual para garantizar que la apertura progresiva «no se convierta en un riesgo para la población” y que si no se respetan todas las indicaciones “esa fase de transición será más lenta de lo que nos gustaría”.
Junto a las dificultades al afrontar la etapa conviven las complejidades, sobre todo por el hecho de que las medidas de desescalada las tienen que aplicar las comunidades autónomas, que tienen sus razones de gestión de competencias traspasadas hace lustros por el Estado, de proximidad, pero también otras de cariz político o incluso de intereses electorales.
En ese contexto se inscriben demandas como las de Andalucía, que ha fijado fecha para reabrir comercios el 11 de mayo y bares y restaurantes a partir del 25 de ese mes; el País Vasco, que pide insistentemente gestionar de forma directa los planes; o Cataluña, que ha advertido de que rechaza una eventual prórroga del estado de alarma, si no se permite al gobierno catalán recuperar sus plenas competencias en sanidad para luchar contra el coronavirus.
Por fin llega el estudio para conocer la dimensión real de la epidemia
Paralelamente a la desescalada, que mañana concretará el Gobierno tras reunirse el Consejo de Ministros, el Ministerio de Sanidad y el Instituto de Salud Carlos III han puesto en marcha este lunes, tras sucesivos retrasos, un gran estudio de para conocer la dimensión real de la epidemia.
Con este trabajo se pretende conocer el porcentaje de la población española que ha desarrollado anticuerpos frente al SARS-COV-2, para lo cual se han seleccionado 36.000 hogares con una media de 2,5 miembros cada uno, por lo que Sanidad prevé obtener entre entre 60.000 y 90.000 muestras.
La primera prueba será un test rápido de anticuerpos en sangre para saber si la persona ha estado infectada, que se hará en el propio hogar o en un centro de Atención Primaria con resultados inmediatos. Esta prueba hay que corroborarla con una segunda, que precisará análisis y el concurso de personal sanitario especializado.
Este estudio se llevará a cabo en tres oleadas, con un intervalo de 21 días entre cada una, por lo que su incidencia en la primera fase de la desescalada -aunque los primeros resultados se conocerán en dos semanas- será mínima, aunque se considera una herramienta clave a medio y largo plazo.