Lactalis, la empresa de la salmonela, no ha publicado sus cuentas al menos en 10 años

Lactalis, la empresa de la salmonela, no ha publicado sus cuentas al menos en 10 años

18 enero, 2018
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Actualizado: 18 enero, 2018 17:37
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El imperio pilotado por el multimillonario francés Enmanuel Besnier brilla por su opacidad: no publica sus cuentas, pese a que esta obligado por Ley, no cotiza y ha sido multada en numeroas ocasiones por pactar precios.
Lactalis está en el ojo del huracán como nunca lo había estado. La peligrosísima salmonela ha aparecido en sus productos y ha tenido que retirar solo en España 550.000 artículos de los lineales. Lactalis tiene marcas tan conocidas como Puleva, President, Ram, Chufi, Flor de Esgueva, Gran Capitán, Don Bernardo, El Ventero, El Castillo, Galbani, Sofi y batidos como Nesquik o Nesscafé shakisimo, pero, además, y quizás esto sea lo más importante, el imperio pilotado por el multimillonario Enmanuel Besnier es una de las empresas más opacas del mundo y su cuenta de resultados, pese aque la ley obliga a publicarlas anualmente  en los registros mercantiles, es un secreto mejor guardado por la familia Besnier que los de un Estado.

Según el registro mercantil de Francia, Lactalis no hace públicas sus cuentas. Nunca lo ha hecho desde al menos hace 10 años. La compañía láctea prefiere abonar las irrisorias multas antes que facilitar un solo dato a la competencia, a los productores y a los propios consumidores sobre sus abultados márgenes de beneficio.

El CEO de Lactalis, el 116 más rico del mundo

El patrimonio de Enmanuel Besnier alcanza los 16.200 millones de dólares y figura en el puesto 116 en el ránking de la lista de multimillonarios de la revista Fortune. Para la prensa francesa se trata de un CEO «invisible con tácticas de comando», mientras que su empresa fue presentada como «la ruina de los ganaderos».
De las cifras de Lactalis poco se conoce. La última filtrada apuntaba a unos ingresos de 17.000 millones de euros anuales. Lactalis no ha presentado nunca sus cuentas en el registro mercantil en al menos los últimos cuatro años -ver ilustracion-, los exigidos por la ley francesa para indagar en caso de fraude, ya que el resto de ejercicios habría prescrito cualquier delito. Al no cotizar en Bolsa no está obligada a rendir cuentas a sus accionistas públicamente, por lo que prefiere pagar las multas. En España, no presentarlas conlleva una sanción máxima de 300.000 euros, irrisoria para un gigante como Lactalis, que tampoco facilita un listado completo de sus marcas. Todo ello para evitar que la competencia y los productores de leche conozcan sus tremendos márgenes de beneficio y puedan analizar sus activos para poder mejorar competitivamente hablando o los productores pedir más dinero por la leche.

El mayor fabricante de queso del mundo, tan sólo superado por Nestlé, según Bloomberg, se caracteriza por una falta de transparencia total, no publica sus cuentas ni un listado completo de sus marcas

En España, opera bajo el nombre de Lactalis Iberia, cuyo negocio troncal se realiza desde Galicia, donde proviene la mayor producción de leche del país. En Lactalis es tal su aversión a la competencia que prefirió dejar morir la fábrica de Lauki a venderla, ya que los competidores podrían sacar provecho. La mayor parte de las ventas anuales de la compañía, según información de Bloomberg, provienen de Europa. Según un portavoz de la empresa, más del 40% de la leche se convierte en productos de exportación.
En 2016, los sindicatos emprendieron una lucha junto con los ganaderos para que Lactalis aumentara los precios que pagaba por litro de leche. La empresa accedió a ello tras las acusaciones de hacer un gran negocio abonando precios muy bajos y vender sus productos a altos precios, incrementando así los márgenes de beneficio. Esta guerra se inició en Francia, con los ganaderos tomando las calles y retirando la leche de Lactalis de los lineales. Asimismo, los consumidores mostraron su apoyo a esta lucha para que el gigante pagara más, eso sí después de numerosas semanas de manifestaciones. Para Besnier, se trataba de una «campaña de desprestigio» contra la compañía, causando una «crisis de medios sin precedentes» utilizando el «mito»: «Grande contra el pequeño».

Multas, multas y más multas

En los últimos años, Lactalis ha estado vinculada en los cárteles que pactaron precios de la leche. En Francia, el cártel donde actuaba Lactalis tuvo que abonar una multa de 192 millones, pero también lo hizo en España, con 88 millones de euros.
En el caso de Francia, que se remonta a 2015, el organismo de Competencia impuso 192,7 millones a una decena de empresas lácteas galas por pactar precios y repartirse el mercado, mayoritariamente el relativo a las llamadas marcas de distribución o blancas.Las empresas fijaron los precios del yogur, queso y nata.
Lactalis Mayenne y Nestlé tuvieron que pagar el precio más elevado debido a su facturación. En total, 56,1 millones de euros. A bastante distancia se encontraban Senagral y Novandie, filiales de Senoble y Andros, que pagaron 46 y 38,3 millones, respectivamente. Masters Cotentín y pequeñas empresas aglutinadas en Laiteries Triballat de Rians abonaron entre 22 y 1,4 millones, respectivamente. Yoplait, que colaboró con las autoridades, fue exonerada.
La multa llegaba después de que la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia multara con 88 millones a 9 empresas y dos asociaciones lecheras españolas por formar un cártel entre 2001 y 2012. Danone S.A., 23,2 millones; Corporación Alimentaria Peñasanta S.A., 21,8 millones; Grupo Lactalis Iberia S.A., 11,6 millones; Nestlé España, S.A.: 10,6 millones; Puleva Food S.L., con 10,2 millones y Calidad Pascual (antes Grupo Leche Pascual S.A.), con 8,5 millones.

Crecimiento a base de adquisiciones

André Besnier fundó una pequeña empresa productora de queso en 1933 y lanzó su marca Président de Camembert en 1968. En 1990 adquirió el grupo Bridel (con 2.300 empleados, 10 fábricas y cuarta empresa del sector lácteo en Francia), que estaba presente en 60 países. En 1992 adquirió la empresa estadounidense Sorento y en 1999 la société Besnier pasó a llamarse le groupe Lactalis, perteneciente al holding BSA International SA, con base en Bélgica. En 2006 compraron el grupo italiano Galbani y en 2008 la fabricante suiza de queso Baer. En 2010 se hace con la parte quesera de la compañía Forlasa y posteriormente ejecuta la compra de la compañía láctea Puleva, al grupo Ebro Foods por 630 millones de euros. En 2011 adquiere el grupo lácteo italiano Parmalat.

Las cuentas de 2008, las últimas conocidas

Las últimas cuentas de Lactalis datan de 2008, año en el que tuvo unas ventas globales de 9.350 millones de euros, 5.600 millones de euros (el 60%) fuera de Francia. Nada más se ha sabido desde entonces. Lactalis da trabajo actualmente a 38.000 personas, 16.000 fuera de Francia con un total de 44 centros de producción.
​El grupo, cuyo famoso queso brie ‘President’ y su mozzarella ‘Galbani’ ayudaron a convertirlo en uno de los productores de lácteos más grandes del mundo, ha sido acusado de forma reiterada por los ganaderos de obtener ganancias a costa de ellos pagando precios demasiado bajos por su leche de los que luego obtiene grandes márgenes de beneficio, una de las razones por las que no publica sus resultados.
Elsa Casalegno, coautora con Karl Laske del libro «Los carteles de leche», explicó a el periódico francés Liberation que “el grupo cultiva el secreto y la opacidad. Al frente del grupo, son tres hermanos y hermanas. Emmanuel Besnier está a cargo. Su hermano y su hermana son copropietarios de empresas propiedad de propietarios, pero no están en los órganos de toma de decisiones. Hay tres accionistas, que prefieren pagar las multas administrativas que publicar sus cuentas. En Francia, solo el Grupo Bigard, de la insdustria cárnica, no publica sus cuentas como Lactalis”.

Caso omiso a los tribunales

Desde la ley Sapin 2 de 2016, el Ministerio de Agricultura tiene el poder de reclamar las cuentas de la empresa, a través de los tribunales comerciales. En marzo de ese año, los jueces del Tribunal de Comercio de Laval (Mayenne), donde se encuentra la sede de Lactalis, requirieron sus cuentas, pero su solicitud sigue en vía muerta. Lactalis ni les ha contestado, pese a que la publicación de cuentas es obligatoria según el Código de Comercio francés, bajo pena de sanciones.
Mientras “los ganaderos ganan menos de 350 euros por mes”, dijo Richard Ramos, el diputado Loiret, Lacatalis obtiene miles de millones de beneficios.
La empresa defiende su opaca política de cuentas afirmando que «no creo que la publicación de las cuentas le permita al productor tener mejores ingresos a fin de mes», responde Michel Nalet, director de comunicación de Lactalis.

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