Los británicos lo tendrán más difícil para estafar a los hoteleros españoles

Los británicos lo tendrán más difícil para estafar a los hoteleros españoles

11 julio, 2017
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Actualizado: 11 julio, 2017 9:34
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Los turistas británicos disfrutan de estancias y comilonas a costa del bolsillo de los hoteleros españoles. La estafa se lleva a cabo mediante falsas intoxicaciones alimentarias, que son reclamadas a los touroperadores y éstos a su vez se las exigen a los hoteles, que han pagado 60 millones de euros.

Bajo el paraguas de la permisiva ley británica, las llamadas “claim farms“, protegidas por el sistema británico de reclamaciones, hacen su agosto a costa de los hoteleros españoles. Se acercan a los turistas británicos dentro de los hoteles, en la piscina o en el comedor, y les proponen fingir una indisposición para reclamar al hotel la correspondiente indemnización. El papeleo se realiza en Reino Unido y la ley les da de plazo tres años para interponer la reclamación al touroperador, que paga a las «claim farms» y a su vez reclama al hotel el dinero correspondiente bajo la amenaza de no volver a trabajar.

Ante este fraude masivo el Gobieron británico por fin está moviendo ficha y criticando a sus compatriotas que se aprovechan de estos engaños para disfrutar de una estancia sin abonar una libra.

Los hoteleros españoles estudiaban medidas por su cuenta, como impedir el acceso de las claim farms a sus instalaciones, poner cámaras de vigilancia en los establecimientos e incluidos comedores, y llegar a vetar las estancias a los británicos, principales turistas en España.

El problema principal es la norma británica, que impone costas exageradas a los touroperadores a la hora de iniciar un litigio contra una «claim farm». Y es que, solo enferman en los hoteles españoles los británicos, pese a que utilizan las mismas instalaciones que el resto de turistas y comen los mismos alimentos. La ley británica no contempla los hechos desde el lado del empresario, es decir, tiene que ser el hotelero quien presente las llamadas “pruebas diabólicas” para desmontar los argumentos del consumidor.

Si el británico dice que tiene indisposición por haber comido y bebido en el hotel, la justicia británica lo admite sin más miramiento y condena al hotel en costas, por lo que la minuta del abogado pasa a pagarla el hotelero.  Un sistema “malicioso” y que solo existe en Reino Unido, apuntó la asociación Hosbec a Intereconomía. De hecho, las quejas de los británicos se han disparado un 700%, siendo el principal grupo turístico en reclamar indemnizaciones.

Para poder iniciar la estafa, el turista británico necesariamente han tenido que contratar el viaje mediante un touroperador, en cuyas condiciones de viaje se estipula este tipo de indemnizaciones. Por tanto, una familia que contrate por su cuenta el viaje no está amparado por la ley británica.

La ley británica permite realizar las quejas hasta tres años después de la estancia, pero más aún en el caso de los niños. La queja podría tener lugar hasta que los menores cumplan 18 años. “Un hotel se enfrenta a una indemnización años más tarde“, afirman desde la asociación. Los controles de los hoteles podrían derivarse en denuncias por “reclamaciones falsas“, cuyo delito está penado con entre 6 meses y 3 años de prisión siempre que superen los 400 euros, y en todas las reclamaciones hasta ahora se han pedido cerca de 6.000 libras.

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