Santana-Motor, fundada por Franco, liquidada por el PSOE, un mal precedente de nacionalizaciones

Santana-Motor, fundada por Franco, liquidada por el PSOE, un mal precedente de nacionalizaciones

Santana Motor, nacionalizada en 1995 por la marcha de los japoneses de Suzuki, terminó en liquidación, costando millones de euros y con acusaciones de corrupción de por medio
31 mayo, 2020
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Actualizado: 31 mayo, 2020 22:30
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La Junta de Andalucía autorizó en octubre de 2018 la extinción por liquidación de Santana Motor, una empresa clave para la economía de Jaén y especial de la ciudad de Linares, donde estaba ubicada. Habían pasado ocho años desde su cierre tras el fracaso industrial ideado por el equipo de Gobierno del expresidente socialista Manuel Chávez, que nacionalizó la empresa tras la marcha de lo japoneses de Suzuki en 1996, un proyecto que mantuvieron tanto sus sucesores, José Antonio Griñán y Susana Díaz, costando millones de euros a los contribuyentes, sin salvar los puestos de trabajo y con acusaciones de corrupción relacionadas con los ERE en Andalucía.

Ahora, con el anuncio de Nissan y el cierre de las plantas de Barcelona, o de otras industrias como Alcoa en Lugo, se vuelven a hablar de nacionalizaciones, que desde luego no son la solución a una crisis industrial, tal y como demuestra la reciente historia. Este es el mal precedente de Santana-Motor en la industria del automóvil, que acabó en ruina y en desempleo en la comarca. Linares es hoy la ciudad de España con más paro.

Fundada en 1956 para la fabricación de maquinaria agrícola bajo la denominación de Metalúrgca Santa-Ana fue en 1961 cuando comenzó a fabricar los famosos Land Rover bajo licencia británica y contando en la compañía inglesa en su capital. Durante ese época, Santana fue motor de riqueza para toda la comarca de Linares y sus productos, cuyo emblema eran los modelo 88 (corto) y 109 (largo), eran muy valorados tanto por los agricultores o ganaderos, como por industriales, Ejército, Policía y Guardia Civil.

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La empresa funcionó de forma brillante hasta que en 1989 la Land Rover británica, por problemas económicos, salió del capital de Santana Motor. Desde ese momento comenzó a fabricar sus propios modelos bajo la marca Santana Motor, como el Santana 2500, el más popular de todos ellos.

En 1985 logró una alianza con la japonesa Suzuki para fabricar pequelos TT, como el Samurai, Vitara y Jimny. En 1993, los japoneses controlaban el 83,75% del accionariado.

Tras la compra de la Junta de Andalucía comenzó a generar fuertes pérdidas

En 1995, la Junta de Andalucía, presidida entonces por el socialista Manuel Chaves, compra la empresa a Suzuki y desde ese año comienza su declive, con una caída de ventas imparable. De las ganancias de años anteriores se pasó a pérdidas y en el año 2001 ya registraba unos números rojos de más de 300 millones.

Para solventar esa crisis irremediable, con tremendos fallos de gestión, comenzó a fabricar una evolución del Land Rover denominada Santana Aníbal. Pone también a la venta, los modelos 300 y 350, una copia de los Suzuki Vitara, que se dejaron de fabricar en las instalaciones de la multinacional jiennense ese mismo año.

En 2006 alcanza un acuerdo de colaboración con la multinacional italiana Iveco (Fiat). En 2008 se lanzó el Massif, el antiguo Santana Aníbal, el Campagnola de tres puertas. Si triunfaban en el mercado, Iveco podría comprar Santana Motor hasta 2010.

Pero no fue así. Ante el fracaso, en julio de 2009, la Junta de Andalucía, a través de la Agencia IDEA (Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía) asumió el control de la gestión de la compañía Santana Motor, que puso fin a la producción del Suzuki Jimny, finalizando su relación con Suzuki.

Desaparecieron 36 millones de euros para reflotar la empresa

Se inicia así el camino hacia el cierre. El 16 de febrero de 2011, una votación realizada por los trabajadores de la empresa decidió la disolución de la compañía. Más tarde se descubriría, como parte de la investigación del caso ERE en Andalucía a finales de 2018, la desaparición por parte de la Junta de Andalucía de un préstamo de 36 millones de euros, destinados, en teoría, al reflote de la empresa financiando la fabricación del último de los modelos, el Iveco Massif 3​.

La Junta de Andalucía ni siquiera consiguió vender los activos de la compañía, en concreto las líneas de producción, y por supuesto la idea de reanudar en un futuro la fabricación de vehículos fue una mentira más de los responsables sociallistas, que llegaron a especular con la fabricación de nuevos vehículos eléctricos.

Pero de eso, nada. Surus Inversa, comenzó su desmantelamiento total en febrero de 2019 y Santana Motor ponía fin a su historia. Las nacionalizaciones no parecen la mejor forma de salvar una empresa, más que nada porque los políticos entran en su gestión, de la que generalmente no tiene conocimientos, y sus decisiones se basan más en sus aspiraciones personales que en las necesidades de la propia empresa.

 

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