El Santander acordó comprar deuda portuguesa a cambio de adquirir el Banif
El español Banco Santander informó hoy de que dentro del acuerdo alcanzado con las autoridades portuguesas para adquirir el Banco Internacional de Funchal (Banif), la entidad se comprometió a comprar deuda pública del país.
En un comunicado, la división lusa del Santander confirmó la noticia avanzada por el periódico económico «Jornal de Negócios» y detalló que ejecutó esta compra de deuda por valor de 1.766 millones de euros el 22 de febrero.
La entidad precisó que con esta inversión en obligaciones portuguesas pretende «responder positivamente al desafío que le fue lanzado de contribuir a disminuir el esfuerzo de financiación del Estado» derivado de la operación.
«En el ámbito de las medidas de capitalización para la corrección del balance del Banif anteriores a la resolución y a la venta de activos y pasivos, fue acordado con el Santander Totta la adquisición por este banco, en fecha posterior, de títulos de deuda pública en un montante de 1.766 millones de euros», reza el comunicado.
El Banif fue vendido a finales de diciembre al grupo español por 150 millones de euros, aunque como contrapartida el Santander recibió otros 2.000 millones de euros en concepto de garantías y para cubrir «contingencias futuras».
La resolución de la entidad -la más pequeña de las grandes firmas financieras del país- incluyó su división en tres partes y tendrá un coste total para las arcas públicas portuguesas próximo a los 3.000 millones de euros.
La compra de títulos por parte del Santander contribuye a aliviar las necesidades de financiación del Estado luso, facilitándole así implementar la solución acordada con el Banif.
La operación figura en un documento divulgado esta semana por el Tesoro luso, en el que se detalla que las obligaciones adquiridas por el grupo español son a diez años, aunque no revela la tasa de interés.
La resolución del Banif continúa rodeada de polémica y varias voces acusaron inicialmente al nuevo Gobierno portugués, de signo socialista, de beneficiar al Santander, críticas que los administradores de la entidad negaron tajantemente.
La operación provocó, además, la aparición de las primeras grietas entre el Ejecutivo y sus socios de izquierda, que votaron en contra en el Parlamento de esta medida, que sólo salió adelante gracias al respaldo de la oposición conservadora.