Venezuela, socio de Repsol, produce ya petróleo a pérdida

Venezuela, socio de Repsol, produce ya petróleo a pérdida

El barril de crudo ha caído en la tiranía de Maduro a niveles de 1999 -17 dólares de promedio- cuando el costo promedio de producción de la cesta venezolana supera los 18 dólares
05 abril, 2020
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Actualizado: 05 abril, 2020 19:19
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La rentabilidad de las petroleras con un barril por debajo de los 25 dólares es mínima incluso muchos producen ya pérdidas por su coste de extracción y su cotización en los mercados internacionales.

Venezuela, un país con estrechos lazos comerciales con Repsol a través de su petrolera estatal PDVSA, sancionada en Estados Unidos, un riesgo que también se cierne sobre la petrolera española, es uno de los más amenazado por los bajos precios, donde el barril ha caído a niveles de 1999 (17 dólares de promedio) cuando el costo promedio de producción de la cesta venezolana supera los 18 dólares por barril,  según el analista Rafael Quiroz.

En el caso de los crudos extrapesados venezolanos de la Faja Petrolífera del Orinoco, el mayor reservorio mundial de petróleo, los costos de producción se elevan, en algunos casos, hasta los 34 dólares.

«En conclusión: Venezuela está produciendo a pérdida», añadió el analista.

Tambien, la mezcla mexicana del petróleo, donde Repsol cunta igualmente con fuertes inversiones, ha alcanzado su nivel más bajo en lo que llevamos de siglo al depreciarse un 81,07 % en el primer trimestre del año y caer hasta los 10,76 dólares.

Aun así, el presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene su plan invertir un total de 8.000 millones de dólares para la nueva refinería Dos Bocas, que pretende concluir en 2022 en el sureste del país.

Whiting Petroleum, la primera víctima

La guerra de precios, sumado a la falta de demanda por las restricciones a la movilidad impuestas para frenar la pandemia de la Covid-19, se ha cobrado ya su primera víctima, la empresa petrolera Whiting Petroleum que se declaró en bancarrota tras quedarse sin liquidez.

«Esta firma es la primera entre muchas de las probables víctimas que se cobrará la guerra del petróleo, dado que un precio del barril por debajo de los 30 dólares está muy lejos del nivel del breakeven (punto de equilibrio) para muchos de los productores», explica el analista de mercado de eToro Adam Vettese.

Whiting Petroleum, que producía 123.000 barriles diarios en el cuatro trimestre de 2019 y cuyas acciones se habían depreciado el 90 % en los últimos meses, es la primera empresa estadounidense de esquisto que se ve obligada a cesar su actividad, pero, según los analistas, también podría ser la primera de otras muchas.

«El esquisto de Estados Unidos es económicamente inviable. Algunas áreas y plantas volverán cuando los precios suban», opinó en declaraciones a la CNBC el analista jefe de Standard & Poors Global Platts, Chris Midgley.

Se estima que en Estados Unidos, donde los costes de producción son más elevados que en otras partes del mundo, las empresas energéticas necesitan que el precio del barril se sitúe en torno a los 20 o 25 dólares para que la producción resulte rentable.

Si los precios caen por debajo de 15 dólares el barril, «sin duda veremos algunos operadores rendirse y suspender la producción de sus pozos menos productivos», indica a Efe el analista sénior de Rystad Energy Alexandre Ramos-Peon.

Sin embargo, dado que más del 50 % de la producción proviene de pozos «muy recientes y de alto rendimiento», se necesitarán precios todavía más bajos, en torno a 10 dólares el barril o menos, para obligar a la suspensión de esos pozos, añade.

El petróleo, entre 40 y 45 dólares en Canadá para que la extracción sea rentable

La abrupta caída de los precios también amenaza la existencia de la industria petrolífera de Canadá, el séptimo país productor de petróleo del mundo con casi 3,6 millones de barriles diarios en 2019 e incapaz de cubrir incluso costes a los actuales precios del crudo.

«En condiciones normales, el precio del Texas tiene que estar entre 40 y 45 dólares» para que la extracción de petróleo sea rentable en Canadá, explica a Efe Allan Fogwill, presidente y consejero delegado del Instituto Canadiense de Investigación en Energía, una institución independiente con sede en Calgary que estudia el sector.

Esa cifra asume un determinado valor del dólar canadiense en comparación con el de EE.UU. y cierto descuento sobre el precio del Texas, por lo que si el barril «está por debajo de 40 dólares, hay muy pocas oportunidades para invertir y lograr un retorno razonable en la inversión», añade.

«En la situación en la que nos encontramos ahora, te enfrentas a un mercado en el que no se puede ni siquiera cubrir el coste de producción a corto plazo», concluye.

Un problema adicional para el sector petrolífero canadiense son las particularidades de su producción.

Los principales yacimientos de crudo están en las provincias de Alberta y Saskatchewan, en el centro-oeste del país. En esos yacimientos, el crudo se localiza en las llamadas arenas bituminosas.

Para extraer el petróleo, los productores procesan grandes cantidades de arena impregnada con crudo inyectando vapor (calor y agua) para licuar el bitumen de la mina.

Además, la totalidad de la exportación de petróleo de Canadá se dirige a un solo mercado: Estados Unidos.

El presal salva a Brasil

Brasil cuenta con un salvavidas para hacer frente a la crisis del petróleo: la apuesta de la petrolera estatal brasileña Petrobras por las enormes reservas petrolíferas del presal, de la que extrae crudo a precios muy bajos en aguas profundas del Atlántico.

El costo promedio de extracción de crudo en el presal es de poco menos de 6 dólares por barril, incluyendo los costos de inversión y de operación, según el último plan quinquenal de la empresa.

El presal es un horizonte de explotación ubicado en aguas muy profundas del océano Atlántico frente a los estados de Río de Janeiro y Sao Paulo y por debajo de una capa de sal de dos kilómetros de espesor, cuyas reservas pueden convertir a Brasil en uno de los mayores exportadores mundiales de crudo.

Incluyendo impuestos y demás costos, su punto de equilibrio de producción (breakeven) o precio mínimo que le garantiza la viabilidad económica, es de 16 dólares por barril en el presal y de 20 dólares en sus operaciones en general (incluyendo pozos en tierra y en campos marinos de aguas poco profundas).

«Sin ninguna duda el presal representa una ventaja competitiva para Petrobras sobre las demás empresas del sector en este momento», explicó a Efe el presidente de la consultora especializada en el sector Gas Energy, Rivaldo Moreira Neto.

Rusia dice que el problema no es el bajo precio, sino el tiempo que estará en esos niveles

Para Rusia, la cuestión ahora no es tanto hasta qué nivel van a bajar los precios, sino cuánto tiempo van a permanecer bajos, según el experto de la Universidad de Finanzas adjunta al Gobierno ruso y analista del Fondo de Seguridad Energética Nacional Ígor Ushkov.

En su opinión, si la bajada de precios es por un periodo breve (de unos meses), las compañías rusas tampoco tendrán pérdidas catastróficas, porque junto con la caída del precio disminuye también el impuesto de extracción de recursos naturales y los aranceles de exportación.

El escenario más posible, añade, es que los precios sigan bajos durante el segundo trimestre de 2020.

Durante ese período se desarrollarán dos procesos: China aumentará el consumo de los derivados del petróleo, recuperándose del coronavirus, mientras Europa bajará la demanda por las cuarentenas, pero para junio, posiblemente, la crisis del coronavirus quedará superada y el consumo de petróleo de Europa también irá al alza.

Por otro lado, la oferta en el mercado de petróleo se irá disminuyendo, ya que abandonarán el mercado (o recortarán la producción) los proyectos más caros, como los proyectos de extracción de petróleo de esquisto de EE.UU. y de la exploración de las arenas bituminosas de Canadá.

Según el director general de Gazprom Neft, Alexandr Diukov, el coste de la extracción de petróleo (production o lifting costs) en Rusia oscila entre 3 y 5 dólares por barril, cifras que no incluyen transporte y otros gastos, incluido el componente tributario.

«El nivel crítico para los yacimientos actualmente en explotación es por debajo de los 15 dólares por barril», señaló Andréi Polischuk, analista de Raiffeisenbank, citado por la agencia oficial rusa TASS, y que advierte de que la explotación de nuevos recursos en el extremo oriente del país o en la región ártica eleva hasta entre 20 y 50 dólares el coste de extracción del barril de crudo. EFECOM

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