La CNMV advierte de los riesgos de los fondos de renta variable

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ve con cierta preocupación la proliferación de fondos de inversión, entre ellos los de renta variable, cuyo funcionamiento no siempre es correctamente comprendido por los pequeños inversores.

Esta amplia oferta de productos, respuesta lógica de las entidades emisoras a un entorno de rentabilidades difíciles y bajos tipos de interés, eleva la presión sobre las funciones de protección del inversor que ejerce la CNMV.

Durante su intervención en el XXIII Encuentro Financiero organizado por Deloitte y la Sociedad de Tasación, Elvira Rodríguez ha señalado que este nuevo contexto «obliga a la CNMV a asegurarse de que los inversores entiendan que están asumiendo un mayor riesgo», en un momento en el que las entidades comercializan nuevos productos «a demanda de los clientes».

Las cifras demuestran que «nuestros mercados de capitales son un medio eficaz de financiación«, y que se está optando por un recurso a los mercados «que se puede considerar positivo en sí mismo», no exento de riesgos.

La situación de los mercados no es mala, aunque «seguimos padeciendo dificultades en la financiación«, por lo que hay que seguir trabajando para impulsar la competitividad, analizar qué aspectos se pueden mejorar, y una vez identificados, implantar los cambios oportunos.

La presidenta del supervisor bursátil se ha referido también a la banca en la sombra, un concepto denostado pero no necesariamente negativo ya que permite a empresas para las que es difícil acceder a vías de financiación tradicional obtener liquidez.

El shadow banking, el 80% del PIB mundial

La banca en la sombra representa ya un 80% del PIB mundial, por lo que es preciso abordarlo; el contexto ha cambiado, con nuevos actores como Google o PayPal a los que se han unido determinados segmentos; «nos movemos en un mundo con muchos más jugadores, en el que no es sencillo mantener o incrementar la cuota de mercado».

Sobre el sector financiero español, Rodríguez ha mencionado cuatro retos a los que debe hacer frente, entre los que ha destacado la nueva normativa europea a la que se debe adaptar el sector, una vez que la crisis puso de manifiesto la necesidad de reforzar la supervisión.

Además, las entidades deben adaptarse a la transformación que provocan los avances tecnológicos, que pueden conllevar cambios del modelo de negocio; aquí entra en juego el cibercrimen pero también la evidencia de que hay que trabajar hacia un modelo de negocio más orientado a servicios en tiempo real frente a la banca tradicional.

Ahora, ha dicho, un 37% de españoles de entre 15 y 74 años usa banca por internet, lo que equivale a trece millones de usuarios, y eso «a pesar de que España está lejos de otros mercados».

Lo que esta claro es que la cifra irá aumentando porque la irrupción de móviles favorece la banca online, sobre todo en un país como España, donde ocho de cada diez teléfonos son «smartphones» permiten el acceso a estas operaciones.

Asimismo, los mercados de capitales deben ser capaces de responder a la expectativa de convertirse en verdadera alternativa a la financiación bancaria, algo que «no está en contra de los intereses del sector» y en lo que se avanza con el proyecto de crear un Mercado Único de Capitales.

Otro de los retos pendientes es la mejora de la eficiencia, ya que en su opinión la debilidad de la demanda de crédito y el abaratamiento de los préstamos han mermado la rentabilidad de la actividad bancaria, ahora «hay muchos más actores para repartirse todo», por lo que las entidades están obligadas a adaptarse.

En líneas generales, el ajuste realizado ha permitido a las entidades situarse en buena posición, y en concreto la banca española disfruta de márgenes operativos y de intermediación elevados, de hecho encabeza el ránking de países en lo que a márgenes de explotación se refiere.