La CE y el BCE piden vigilar el efecto de la guerra en Ucrania en la banca española
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. EFE/EPA/OLIVIER HOSLET

La CE y el BCE piden vigilar el efecto de la guerra en Ucrania en la banca española

Ambas instituciones avisan de que "la calidad de los activos podría deteriorase después de la retirada total de las medidas de apoyo público y de que los efectos de segunda ronda tras la agresión rusa a Ucrania se hagan más visibles", en referencia a una posible espiral de precios al alza si suben los salarios.
23 mayo, 2022
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Actualizado: 23 mayo, 2022 13:32
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La Comisión europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE) instaron a vigilar los posibles efectos de segunda ronda de la invasión rusa de Ucrania en la banca española a pesar de que el sector ha capeado bien el impacto de la pandemia.

En su último informe semestral de seguimiento tras el rescate a la banca española, publicado este lunes, ambas instituciones señalan que los avales públicos y moratorias adoptados antela covid-19 «aliviaron» el impacto de la crisis sobre prestamistas y balances bancarios, con lo que el ratio de préstamos fallidos siguió reduciéndose hasta el 4,35 % al final de septiembre de 2021.

Sin embargo, avisan de que «la calidad de los activos podría deteriorase después de la retirada total de las medidas de apoyo público y de que los efectos de segunda ronda tras la agresión rusa a Ucrania se hagan más visibles», en referencia a una posible espiral de precios al alza si suben los salarios.

Por otro lado, apuntan que la rentabilidad de la banca «se recuperó fuertemente en 2021» gracias a una disminución de las provisiones y la evolución positiva de los resultados extraordinarios, al tiempo que mejoró la capitalización, aunque «sigue por detrás de sus pares europeos».

La SAREB -el banco malo creado para deshacerse de los activos inmobiliarios tóxicos- siguió registrando pérdidas pese a un aumento de su actividad el año pasado, añade el informe elaborado por las instituciones comunitarias tras reunirse en marzo en Madrid con las autoridades españolas.

En cuanto a la situación macroeconómica, el documento recoge las previsiones presentadas hace unos días por la Comisión, que recortaron el crecimiento del PIB español al 4 % y elevaron la inflación al 6,3 % este año por el conflicto, pese a que las instituciones estiman que las medidas adoptadas en marzo por el Gobierno mitiguen el impacto del aumento de precios en los hogares y sectores más vulnerables.

La recuperación del país continuará apoyada en el turismo y los fondos de recuperación, pero «los riesgos a la baja son predominantes» por la dependencia de la economía de la oferta y la demanda y «vulnerabilidades preexistentes, incluido el legado de la crisis de la covid-19», señalan.

Por el lado fiscal, Bruselas y Fráncfort avisan de que si bien el aumento de la recaudación tributaria el año pasado (15,3 %) permitió una reducción «histórica» del déficit público, la «elevada» deuda «sigue siendo una fuerte de vulnerabilidad en un escenario de creciente inestabilidad y alta incertidumbre».

En este sentido, advierte de que volver a vincular las pensiones a la inflación «podría resultar en un gasto mayor del esperado, dado que la presión inflacionaria sigue alta» y de que un endurecimiento de las condiciones financieras podría llevar a un aumento de las carga por intereses, aunque cree que estos efectos se notarían más adelante y de forma progresiva dado el perfil de madurez de la deuda española.

En conclusión, la CE y el BCE no ven riesgos de que España deje de reembolsar el rescate de 41.333 millones de euros que recibió en 2012 del Mecanismo de Estabilidad Europeo (MEDE) y del que ya ha pagado 17.600 millones. 

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