Lula deja sin crédito a los jubilados en Brasil al intervenir los tipos de interés

Los principales bancos de Brasil comenzaron a suspender este jueves los créditos concedidos a los jubilados del Seguro Social bajo la modalidad de descuento en nómina, después de que el Gobierno redujera las tasas de interés, una medida parecida a las que propone Unidas Podemos socio del Gobierno de Pedro Sánchez de topar los tipos de interés en las hipotecas. Ana Botín, presidenta del Banco Santander, lo dejó claro: si se interviene el mercado, éste termina cerrando.

Al comienzo de la semana el Gobierno redujo el límite máximo de intereses aplicado a ese tipo de créditos del 2,14 al 1,70 % y del 3,06 al 2,62 % para sus tarjetas, en una decisión que fue rechazada por la mayoría de los bancos y las patronales.

La Federación Brasileña de Bancos (Febraban) indicó en un comunicado que el sector financiero «ya se había manifestado» ante el Ministerio de Previsión Social y el Instituto Nacional de Seguros Sociales (INSS) después de la decisión de reducir los intereses de esa modalidad.

«Considerando los altos costes de captación, la eventual reducción del límite podría comprometer todavía más la oferta del crédito asociado a nómina y de la tarjeta de crédito» vinculada a ese descuento directo del pago a los jubilados, apuntó Febraban.

La patronal indicó en un comunicado que cada banco sigue su «estrategia comercial de negocio», pero los límites de intereses fijados «necesitan ser compatibles con la estructura de costes del producto» y dentro de las normas del Consejo Monetario Nacional.

Para la Febraban, la medida tiene «elevado riesgo de reducir la oferta del crédito» y lleva a las personas con carencias a buscar productos con «tasas más caras» por falta de garantías crediticias y porque una gran parte de ese público está notificado ante las centrales de riesgo.

De acuerdo con los datos de Febraban, los préstamos y las tarjetas de crédito vinculadas a la modalidad para 14,5 millones de jubilados del INSS tienen un saldo actual de 215.000 millones de reales (unos 41.346 millones de dólares).

El 42 % de los tomadores de ese tipo de créditos están registrados en las centrales de riesgo financiero y no tendrían acceso a otras modalidades crediticias.

«Estas iniciativas generan distorsiones relevantes en los precios de los productos financieros, produciendo efectos contrarios a lo que se desea y tiende a restringir la oferta de crédito más barato e impactando la actividad económica», alertó Febraban.

Este jueves, al menos ocho bancos privados, entre ellos Bradesco, Santander, Itaú, Mercantil do Brasil, Pagbank, Daycoval, Bem Promotora y PAN, anunciaron la suspensión de la modalidad.

El sector privado responde por el 89 % de ese tipo de créditos y el restante está con los públicos Banco do Brasil y Caixa Económica Federal.

La Asociación Brasileña de Bancos (ABBC), que reúne 77.000 entidades de menor porte, indicó en nota enviada a EFE que para esas instituciones «el coste de captación es más elevado si se compara al de las mayores», por los «costes operativos y de administración».

«Una eventual reducción del límite podría comprometer todavía más las condiciones para la oferta» de esa modalidad para un «público de baja renta», en la que muchas personas están en zonas rurales y no tienen cuenta bancaria, resaltó la ABBC.

La entidad, además, advirtió de que con la decisión del Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva se pone en riesgo el mercado laboral para 240.000 empleados que actúan en esos bancos menores que tienen como principal actividad ese tipo de crédito.

Con el actual límite, agregó la ABBC, los bancos ya tienen un «beneficio bajo» que podría caer todavía más con la reducción de intereses.