De un tiempo a este parte, en realidad, desde que Sánchez necesita los siete votos de Junts para seguir en la Moncloa la política española no de dirime en el Congreso de los Diputados, ni siquiera en Moncloa a base de Real Decreto, sino que tiene que pasar por el refugio del prófugo Carles Puigdemont en Waterloo para que el político independentista dé su visto bueno. El último que rendirá pleitesía a Puigdemont será el secretario general de UGT, Pepe Álvarez.
Dice el sindicalista socialista que en su reunión con el presidente de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, le planteará la necesidad de contar con el apoyo necesario para la tramitación parlamentaria de la reducción de jornada y conseguir que la CEOE vuelva a la mesa de negociaciones.
El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, viaja a Waterloo para intentar conseguir los siete votos de Puigdemont en el Congreso para sacar adelante la reducción de la jornada laboral
Álvarez defiende que para los sindicatos es mejor cerrar la reducción laboral con acuerdo de la patronal «aunque sea con condiciones» y que sumar el apoyo de partidos como Junts puede facilitar el camino. En realidad, no facilita el camino, sino que está en sus manos, porque sus siete votos en el Congreso son necesarios para que el Gobierno saque adelante sus iniciativas legislativas.
La CEOE ya ha rechazado en la mesa de diálogo social sumarse a una reducción de jornada por ley desde las 40 horas semanales hasta las 37,5 horas.
Álvarez, que se reunirá este lunes, 16 de diciembre, en Waterloo (Bélgica), ha defendido la necesidad de mantener relaciones con un partido «plenamente democrático», pese a que su presidente es un fugado de la Justicia española.
Lo normal, ha añadido, es que Puigdemont «estuviera aquí, que se hubiera aplicado la ley de amnistía», una ley anticonstitucional, pero eso es lo de menos para el sindicalista socialista.