Sube la morosidad en los créditos al 3,56% mientras caen los préstamos concedidos

La morosidad de los créditos concedidos por la banca española subió en agosto al 3,56 %, desde el 3,50 % de julio, tras un ligero repunte de los préstamos impagados, pero sigue estando por debajo del 3,86 % de agosto de 2022, según los datos publicados este lunes por el Banco de España.

Los préstamos morosos crecieron en 326 millones en agosto, hasta los 42.100 millones, pero además la cartera crediticia se contrajo hasta 1,183 billones de euros, por debajo de los 1,194 billones de julio, lo que contribuyó al aumento de la morosidad.

En comparación con agosto de 2022, la morosidad del crédito ha pasado del 3,86 % de entonces al 3,56 % del mismo mes de 2023 y el saldo de dudosos ha mermado en más de 5.100 millones.

La morosidad de bancos, cajas y cooperativas sube hasta los 39.073 millones

Además del dato total del sector, el Banco de España publica cada mes la morosidad agregada de bancos, cajas y cooperativas (cajas rurales), por un lado, y, por otro, la de las financieras de consumo.

La morosidad de bancos, cajas y cooperativas pasó del 3,39 % de julio al 3,45 %, después de que el saldo de impagados subiera 340 millones, hasta los 39.073 millones, pero por debajo del 3,77% de un año antes.

En el caso de las financieras de consumo, la ratio de morosidad subió al 6,47 %, desde el 6,43 % de julio, con un volumen de dudosos de 2.849 millones, 12 millones menos que el mes anterior, y una cartera crediticia que bajó hasta los 44.018 millones, y por encima del 6,30% de un año antes.

La Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) advirtió a los bancos del riesgo de que algunos hogares y empresas tengan problemas para devolver sus créditos por el aumento de los tipos de interés y pidió a «todos» los bancos que gestionen «adecuadamente» este y otros riesgos para garantizar la estabilidad.

El presidente de la EBA recordó que la alta inflación ha provocado un aumento de los tipos de interés a una velocidad e intensidad «sin precedentes» desde la crisis financiera que, si bien ha impulsado la rentabilidad de los bancos hasta ahora «también plantea desafíos para los balances» de las entidades.