Turquía, uno de los motores del BBVA, no levanta cabeza y la lira cae a un mínimo histórico con una inflación desbocada

Turquía, uno de los motores del BBVA, no levanta cabeza y la lira cae a un mínimo histórico con una inflación desbocada

27 agosto, 2024
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Actualizado: 27 agosto, 2024 12:59
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La lira turca ha marcado este martes por primera vez la cota de 34 unidades por dólar, un mínimo histórico dentro de un proceso de devaluación que se había ralentizado en marzo, pero ha vuelto a acelerarse en las últimas semanas. Este no es el único problema de los turcos, que sufren una inflación galopante del 62% que el Banco Central intenta combatirla con unos tipos de interés al 50%.

Turquía, junto con México, es uno de los principales mercados del BBVA, en plena opa hostil sobre el Banco Sabadell. Cuenta allí con el Garanti Bank y pese a la grave situación de su economía, Carlos Torres, el presidente del banco vasco, reitera la confianza en ese país «por el espíritu emprendedor de la sociedad turca, su demografía y su liderazgo regional, que le da el potencial  para convertirse en un ‘hub’ manufacturero para la Unión Europea. Asimismo, destacó que las políticas económicas que el gobierno de Turquía está poniendo en práctica en los últimos meses están teniendo un resultado positivo», aunque no parece que sea así, según demuestran los datos que se publican de la economía otomana.

Al marcar ese cambio al abrirse hoy los mercados, según datos del Banco Central turco, la moneda turca ha perdido un 3 % en los últimos 30 días.

Esta devaluación supera la acumulada en los cuatro meses anteriores, que fue del 2,5 % entre finales de marzo y finales de julio.

Frente al euro, la bajada de la lira ha sido incluso más pronunciada, con una devaluación del 5,5 % hasta rozar hoy las 38 unidades, debida en gran parte a la apreciación de la moneda europea respecto a la norteamericana.

La moneda turca ha perdido un 83 % de su valor en los últimos cinco años, con dos llamativos desplomes en 2021 y 2023, facilitados por una política de intereses bajos que espoleaba el consumo, la producción y el empleo y, con ello, la inflación, que llegó a marcar el 85 % interanual en octubre de 2022.

Sólo tras la nueva victoria electoral del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en mayo del pasado año, el Banco Central empezó a elevar gradualmente los tipos hasta llegar al 50 % en marzo, momento en el que la lira alcanzó cierta estabilidad.

Esta estabilidad, combinada con la aún alta inflación, del 61,8 % el pasado julio, ha supuesto una subida real de los precios (calculados en divisas) del 40 % en un año, frenando el turismo y aminorando las exportaciones.

Según varios economistas, una cierta devaluación de la lira es ahora deseable para la economía del país para evitar perder competitividad en el mercado internacional, si bien esto dificultaría el objetivo de seguir reduciendo la inflación. 

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