El impago de la deuda secuestra la cumbre de inversores de Puerto Rico
Mar Gonzalo
San Juan, 11 feb.- La decisión del Gobierno de Puerto Rico de dejar de pagar ciertos bonos y emprender negociaciones para reestructurar su deuda se convirtió hoy en la incómoda protagonista de la tercera edición de la Puerto Rico Investment Summit, con la que se busca atraer inversión que ayude a superar la crisis.
Esta conferencia que se celebra anualmente con fondos privados y el respaldo del Gobierno busca atraer inversión extranjera a la isla con el cebo de importantes incentivos fiscales. Hasta el momento se han celebrado tres generales, así como una específicamente destinada al mercado latinoamericano.
Como otros años, la reunión que arrancó hoy en San Juan contó con empresarios y millonarios dispuestos a narrar sus positivas experiencias invirtiendo y mudándose a la isla con sus familias.
Así, el millonario estadounidense Nicholas Prouty, que tiene gran parte de su fortuna invertida en Puerto Rico, llegó incluso a comparar el céntrico barrio de Santurce (San Juan) con el neoyorquino Williamsburg, reconocido por su multiétnica comunidad «hipster» y su importante actividad artística y cultural.
Igualmente, Loren Ridinger, vicepresidenta ejecutiva de Market America Shop.com, hizo un repaso de las virtudes de la isla y de las ventajas de vivir en un clima tropical con un ambiente urbano, bilingüe y regido por las leyes federales de EE.UU.
«¡Esto es mejor que Miami!», exclamó la ejecutiva, en línea con los argumentos de otros participantes que, sin embargo, quedaron en parte eclipsados por la decisión del Gobierno de Puerto Rico de empezar a incurrir en impagos de deuda y llamar a negociar a sus bonistas para tratar de evitar una «crisis humanitaria».
Desde que el gobernador Alejandro García Padilla dijo en junio pasado que la deuda era «impagable», se ha incurrido en dos impagos importantes, algo que hoy planeaba en todo momento sobre el ambiente de la conferencia.
Hace unas semanas se presentó la primera propuesta para reestructurar el grueso de la deuda, que asciende a 72.000 millones de dólares y que asfixia las cuentas de un Gobierno que, tras diez años en crisis, se dice incapaz de mantener la prestación de los servicios públicos básicos y pagar pensiones y jubilaciones.
«Me parece un poco surrealista estar hablando de impagos en una cumbre para atraer inversión», dijo abiertamente en una mesa redonda Nadel Tavakoli, el principal ejecutivo de Ambac, una de las mayores aseguradoras de deuda de Puerto Rico y que ha demandado a varios altos cargos del Gobierno local por su ingeniería financiera para hacer frente a algunos pagos ante la acuciante falta de liquidez.
Tavakoli se ganó incluso en alguna ocasión el aplauso de un público formado por unos 200 inversores potenciales de distintos lugares del mundo, pero también de decenas de empresarios y directivos ya establecidos en la isla.
«El impago es una gigantesca excusa para no tomar decisiones», dijo en crítica de la «terrible» estrategia escogida por el Gobierno, que incluye reclamar insistentemente que Washington le permita declararse en bancarrota bajo la protección de la Ley federal de Quiebras.
Esta crítica la hizo en San Juan tan sólo minutos después de que el gobernador hubiera abandonado el estrado para inaugurar un foro al que acudió también el expresidente español José María Aznar.
Incluso Aznar instó al Gobierno de la isla a que emprenda profundas reformas económicas y se centre en ganar la confianza de los acreedores, en lugar de estar reclamando la bancarrota o más ayudas de EEUU.
«Un país serio no puede confiar exclusivamente en la ayuda exterior. Eso nunca funciona», dijo tras poner su gestión al frente del Gobierno español entre 1996 y 2004 como ejemplo y defender que se ha de guardar una estricta disciplina fiscal.
«Lo que Puerto Rico necesita, ante todo, es credibilidad, contar con la confianza de los acreedores en que se respetarán los compromisos adquiridos», añadió.
Para Tavakoli, «el acceso de Puerto Rico a la Ley federal de Quiebras no tiene ningún sentido» y es «un terrible error».
En su opinión, lo que tendría que hacer Puerto Rico es aceptar ser controlado por una junta externa impuesta por Washington, algo en lo que coincidió con Jim Millstein, fundador y consejero delegado de la consultora financiera Millstein & Co.
Sin embargo, Millstein no consideró una mala estrategia la de tratar de renegociar la deuda, aunque advirtió que «el Capítulo 9 (de la Ley de Quiebras) no es siempre una tabla de salvación para todo el mundo».
Además, advirtió que Puerto Rico podría verse envuelta en uno lío similar al que Argentina lleva años inmersa, «siendo perseguida por fondos de inversión que no quisieron sumarse al acuerdo» de reestructuración de deuda. EFE