La jubilación con la pirámide invertida

La jubilación con la pirámide invertida

25 junio, 2017
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Actualizado: 25 junio, 2017 15:41
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En los últimos años la hucha de las pensiones ha estado más presente en el debate político que nunca. En el debate político y en el del bar. Se empieza a hablar de trabajo y se termina hablando de jubilación y de pensiones inciertas para gran parte de la sociedad y población activa actual. Y en ese debate del bar, muchos ya cuentan su intención de contar con planes de ahorro privados que le garanticen llegar a los 65 o a los 67 años con la tranquilidad de que podrán mantener una cierta calidad de vida para ellos y los suyos.

Y luego, además, ha sucedido lo contrario, el debate del bar se ha pasado al debate político. Hace escasas semanas se anunciaba el lanzamiento del  PEPP – Pan-European Personal Pension Product -, una especie de sistema de pensiones público-privado que servirá de complemento al de los estados miembro. Éste aún se tiene que debatir en el Parlamento Europeo y en el Consejo, por lo que hay que ser cautos con su impacto o alcance en la economía española concretamente. En cualquier caso, de una manera u otra, es probable que pueda ser parte de la solución al problema de las pensiones actual, que no cuentan con la suficiente holgura como para que puedan subir aquellas más desfavorecidas en la medida que deberían hacerlo.

La famosa hucha de las pensiones, la que algunos políticos ven como medio llena y otros medio vacía, se creó en el año 2000 dentro del Pacto de Toledo (la comisión de grupos políticos de distinto signo que se encarga de gestionar y hacer seguimiento del sistema  de pensiones). Esta hucha no era otra cosa que un fondo de reserva que se fue creando desde ese año acumulando los excedentes de ingresos del superávit de la Seguridad Social y con el objetivo de usarse cuando llegase una de recesión económica , como la que se vivió a partir del año 2007 con la crisis.

Lo cierto es que hucha de las pensiones llena o hucha de las pensiones vacía, la tendencia demográfica de España y otros países de la Unión Europea, no dejan un camino claro para la jubilación de generaciones futuras.

En este sentido, España es uno de los estados miembro con la población más envejecida. La pirámide poblacional se está comenzando a invertir por la disminución de la tasa de natalidad y el aumento (no proporcional) de la esperanza de vida. Así, en unos años, la base de la pirámide, en lugar de ser extensa y capaz de sostener la punta, una pequeña parte de la población, será justo lo contrario: una pequeña parte de la población en edad activa será la encargada de sostener a la otra gran parte, los mayores de 67 años que serán la inmensa mayoría.

Esta tendencia está siendo estudiada por sociólogos y antropólogos y también por los departamentos de marketing de grandes empresas que están lanzando al mercado productos y servicios destinados a satisfacer las necesidades de este colectivo.

Este es uno de los principales motivos por los que en el bar se debate sobre el futuro de las pensiones. A la luz de esta tendencia, es cuestión de que, en unos años, el sistema que se ha conocido hasta ahora sea inviable porque existan menos personas trabajando por personas jubiladas.

En este clima de incertidumbre y de transformación, hace unas semanas se publicaba el informe “BlackRock Investor Pulse Survey” en el que se revelaba que España es uno de los países europeos que menos ahorra para la jubilación.

Los motivos pueden ser por la ausencia de capacidad de ahorro por sueldos bajos o no acordes con el nivel de vida de algunas ciudades, fundamentalmente Madrid o Barcelona. Pero también pueden existir otros motivos como la despreocupación por el futuro y el foco en el ahora o la ausencia de disciplina.

La despreocupación por el futuro es momentánea porque, a medida que se van sumando nóminas, acumulando años de vida laboral, antes o después, – y suele ser antes si se tiene descendencia – se vislumbra la necesidad de ahorrar para mantener el mismo nivel de vida tras la jubilación.

Por otro lado, la ausencia de disciplina se suele combatir con planes privados a los que dirigir una cuota mensual o anual – según el producto – y de esta forma adquirir el compromiso, el hábito y la costumbre de vivir con un poco menos ahora para vivir con un poco más en el futuro, cuando se perciba menos.

La esperanza de vida media en España es de 83,2 años; 80,4 años en el caso de los hombres y de 85,9 en el de las mujeres. En este sentido, si se toma como referencia de la jubilación los 67 años, a las personas les quedan 16 años aún de vida por disfrutar, por viajar y por saborear, en la medida de lo posible, de forma plena. Algo habrá que hacer.

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