El líder de UGT desconoce si hay más imputados en la cúpula sindical

El líder de UGT desconoce si hay más imputados en la cúpula sindical

24 marzo, 2016
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Actualizado: 24 marzo, 2016 0:00
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El secretario general de UGT, el independentista Josep Maria Álvarez, sostiene que «no todas las imputaciones son iguales» y diferencia entre el imputado por causas económicas o corrupción, que deberá cesar de sus responsabilidades, y la persona acusada por participar en un piquete de huelga, «que va a continuar».

En una entrevista con Efe y al hilo del cese de María Charpín como miembro de la Comisión de Garantías de UGT tras hacerse público que se mantenía en el cargo pese a estar imputada por presunta financiación irregular del sindicato en Andalucía, Álvarez, que apenas lleva dos semanas en el cargo, quiere dejar claro su criterio de «ahora que estamos en el principio» y asegura que «no tenía ni idea» de que había una persona imputada en dicha comisión.

El líder de UGT agradece el «gesto» de Charpín y añade que parece «razonable» pensar que alguien le ha indicado «que ese era el camino», si bien espera que el cese sea temporal y que antes de que culmine su mandato haya una resolución judicial favorable que le permita volver al cargo.

Álvarez reconoce que, pese a darse este caso, no se ha revisado la composición de las comisiones en busca de más imputados, pero dice que se hará «y en los próximos días se tendrá toda la información«.

Respecto a la posibilidad de que aparezca algún imputado más, subraya que «casi, casi, podría afirmar que no» y explica que, llegado el caso, se solventará «pidiendo a la persona que renuncie».

Insiste en que el propósito del sindicato es trabajar por la transparencia y en esa línea asegura que el sistema de funcionamiento de la gestión administrativa es «sustancialmente mejorable». Pero no sólo la transparencia está entre los ejes prioritarios del nuevo secretario general, también la mejora del marco de relaciones laborales que, a su juicio, es «una ruina».

Álvarez dice que UGT quiere ser «la voz de la conciencia» y desterrar de la sociedad la idea de que es mejor trabajar por 400 euros que no trabajar, porque individualmente puede ser que ayude a alguien a sobrevivir pero «colectivamente es un desastre».

Entre otras medidas para solventar la lacra del paro, propone recuperar el contrato relevo, que cuenta con el apoyo de patronal y sindicatos. Con esta modalidad de contrato, por el que una persona se jubila parcialmente y la empresa contrata a otra para suplir sus horas, se podrían crear, según sus cálculos, hasta 100.000 empleos si se extiende a la Administración pública.

El nuevo secretario general quiere avances en el empleo y asegura que no le importa tanto quien gobierne y en función de qué pactos, como las políticas que van a desarrollar.

«Cualquier fórmula de Gobierno que nos haga avanzar en los postulados programáticos, no me parecerá mal», asevera. Con una agenda completa, Álvarez explica que ha tenido conversaciones con algunos políticos y con las patronales CEOE y Cepyme, en tanto que tiene prevista una reunión «a fondo» con CCOO.

«Hay que empezar a sumar instituciones y organizaciones que están por la industria y hay que pedir a los directivos y a los empresarios que nos echen una mano para poder trabajar en un plan estratégico», dice.

No obstante, explica que «si en los últimos 40 años de democracia hemos estado sin políticas industriales, ahora no se va a implementar un plan estratégico en 24 horas». Hace hincapié en que estos planes estratégicos deben ser promovidos por la sociedad, no por el Gobierno de turno. «No puede ser que cada vez que haya elecciones se cuestione si este país apuesta por la industria», añade.

El líder de UGT, que durante 26 años fue secretario general del sindicato en Cataluña, también quiere desde su cargo contribuir a tener puentes entre Cataluña y España.

Asegura que no sabe cómo hacerlo, pero también reconoce que por el sólo hecho de ser secretario general de UGT ya ha detectado algunos avances. Álvarez dice no estar con quienes piensan, dentro de la sociedad catalana, que todo se arregla con «resistencia pacífica» ni con los españoles que ven como única solución «la mano dura».

Para este sindicalista, ambos están equivocados y en situaciones ancestrales, como esta, cree que lo que toca es discutir y hablar. «Y yo voy a hacerlo con una sonrisa», asegura.

Álvarez precisa que no quiere que estos temas «formen parte del pim, pam, pum» y asegura que «la mayoría de los ciudadanos de Cataluña quiere mucho a España y la mayoría de los españoles quiere mucho a Cataluña».

Insiste en que Madrid no existe «catalanofobia» o, al menos, esa es la percepción que le llega ahora que su vida discurre más cerca de la capital que de Barcelona.

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