Los inversores celebran la victoria de Bolsonaro con un alza de casi el 3% en la Bolsa brasileña
La Bolsa de Sao Paulo avanza un 2,62 % tras la victoria sin contestación de Bolsonaro frente al candidato del Partido de los Trabajadores, la formación de la izquierda brasileña hundida por la corrupción de sus políticos.La Bolsa de Sao Paulo avanzó hoy un 2,62 % en la apertura y, tras los primeros veinte minutos de operaciones, su índice Ibovespa se situaba en los 87.962 puntos, un día después de la victoria del ultraderechista Jair Bolsonaro como presidente electo de Brasil.
En el mercado de cambio, el dólar se depreció un 0,79 % frente al real y era negociada a 3,630 reales para la venta en el tipo de cambio comercial.
Y es que programa económico de Bolsonaro gusta mucho a los brasileños. El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, pretende aplicar la receta que siempre ha funcionado en economía, con un plan basado en privatizaciones, descentralización y más ajuste fiscal.
El capitán de la reserva del Ejército, vencedor de las elecciones de este domingo con 55,13 % de los votos, se destapó durante la campaña como un fiel defensor de una mayor apertura y una menor carga tributaria a los ciudadanos y empresas, es decir, menos impuestos.
«Nuestro Gobierno romperá paradigmas: vamos a confiar en las personas. Vamos a desburocratizar, simplificar y permitir que el ciudadano, o el emprendedor, tenga más libertad para crear y construir su futuro», dijo el líder de la derecha alternativa brasileña en su primer discurso, delante su casa en Río de Janeiro.
Bolsonaro cuenta para ello en su equipo económico con Paulo Guedes, un liberal de la denominada Escuela de Chicago y quien será ministro de Hacienda.
En su programa, el mandatario electo asegura que las economías de mercado son «históricamente el mayor instrumento de generación de renta, empleo, prosperidad e inclusión social» y que, gracias a ellas, «miles de millones de personas están siendo salvadas de la miseria en todo el mundo».
Uno de sus principales pilares será profundizar en las privatizaciones de empresas estatales, un camino que ya comenzó a explorar el aún gobernante, Michel Temer, con la idea de relanzar a la debilitada economía del país.
Con ello, su Gobierno espera paliar el abultado y crónico déficit de las cuentas públicas de Brasil, que en los últimos doce meses hasta agosto fue de unos 503.000 millones de reales (unos 122.073 millones de euros), incluyendo el pago de intereses, lo que equivale al 7,45 % del producto interior bruto (PIB).
Sin embargo, Bolsonaro pone límites a esas privatizaciones. De esta forma, se muestra contrario a la venta de activos del sector de generación de energía, y declaró que es posible «conversar» sobre la privatización de la parte de distribución.
Igualmente aseveró que el núcleo de la petrolera estatal Petrobras debe permanecer bajo el control del Estado y en un intento por reducir el tamaño de la maquinaria pública cortará drásticamente el número de ministerios.
«Necesitamos más Brasil y menos Brasilia», expresó Bolsonaro.
Otra fórmula para revertir el déficit fiscal serán los ajustes y las reformas, entre ellas la del sistema de pensiones.
«La primera cosa es hacer un ajuste en nuestra economía y la reforma de las jubilaciones es fundamental para dar un paso» en esa dirección, aseguró este domingo el vicepresidente electo, el general retirado del Ejército Hamilton Mourao.
Balassiano también considera clave el escogido para presidir el Banco Central, quien posiblemente «será del mismo perfil» que su actual dirigente, Ilan Goldfajn, que incluso podría ser ratificado en el cargo.
El escenario no puede ser más desafiante, con una economía que sufrió la peor recesión de su historia reciente entre 2015 y 2016 y que no ha terminado de despegar el vuelo en los dos últimos años. En 2017 creció un 1,0 % y este año se espera que lo haga un 1,34 %.
La deuda bruta del sector público ya alcanza el equivalente al 77,3 % del PIB, cuando en 2014 rondaba apenas el 50 %.
Bolsonaro promete romper «el círculo vicioso de crecimiento de la deuda, sustituyéndolo por el círculo virtuoso de menores déficits, deudas decrecientes e interesas más bajos», lo que, en su opinión, «estimulará las inversiones, el crecimiento y la consiguiente generación de empleos».