Los titiriteros de Carmena se cobran la primera dimisión política
El director de Programas y Actividades Culturales del Ayuntamiento de Madrid, Jesús Carrillo, ha presentado hoy su dimisión «por motivos personales» tras la polémica por el espectáculo de Carnaval que terminó con dos titiriteros encarcelados por enaltecimiento del terrorismo.
Según ha informado el Ayuntamiento de la capital (Ahora Madrid) en un comunicado, Carrillo abandona sus responsabilidades al frente de la programación cultural del Ayuntamiento para reincorporarse a su puesto de profesor titular en la Universidad Autónoma de Madrid.
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, anunció una remodelación del área de Cultura y Deportes tras los errores cometidos por la actual delegada Celia Mayer, tanto en la programación del Carnaval como en la aplicación de la ley de Memoria Histórica, ya que el Consistorio tuvo que reponer tres vestigios retirados, uno de ellos en homenaje a ocho frailes carmelitas asesinados.
Dentro de esa remodelación, el Ayuntamiento prevé la implantación de «nuevos protocolos de actuación» y la incorporación de «nuevos perfiles» al equipo dirigido por Mayer, cuya dimisión pidieron de forma unánime el PP, Ciudadanos y el PSOE, grupo que facilitó la investidura de Manuela Carmena como alcaldesa.
De esos cambios, según ha indicado el Ayuntamiento, se informará en los próximos días. El pasado miércoles, no obstante, el grupo socialista apoyó al Gobierno de Carmena (Ahora Madrid) para posponer hasta el próximo pleno la votación sobre la reprobación a la delegada que había planteado el PP, a cambio de abrir una investigación sobre los errores cometidos en el área.
Ese análisis de los fallos incluirá no solo la memoria histórica y el Carnaval sino también los procesos de contratación en el área después de las supuestas incorrecciones en el fichaje de la Cátedra de Memoria Histórica de la Universidad Complutense de Madrid para elaborar un plan de memoria, proyecto que la propia cátedra dijo que finalmente no abordaría.
La alcaldesa de Madrid ya anunció el 22 de febrero que estaba negociando con el PSOE un acuerdo para crear un comisionado para la aplicación de la ley de memoria histórica dirigido por una «persona independiente» y con una «sensibilidad muy especial» con los sentimientos de todos los madrileños.
Diez días antes, la alcaldesa anunció que mantendría a Celia Mayer al frente del área pese a haber cometido errores «muy lamentables» pero anunció cambios en la estructura del departamento para «reforzar» la gestión de la delegada y ayudarla a que la cultura de Madrid tuviese el «brillo» necesario.
Todos los grupos de la oposición habían solicitado la dimisión de Mayer tras la programación con motivo del Carnaval de un espectáculo de marionetas en horario infantil en el que se escenificaron acciones violentas como el ahorcamiento de un guiñol vestido de juez, el apuñalamiento de un policía o la violación de una monja y se exhibió una pancarta con el lema «Gora Alka-Eta», lo que llevó a dos titiriteros a prisión, de la que salieron después.
Además, el Ayuntamiento tuvo que reponer los tres vestigios relacionados con el franquismo que el área de Cultura mandó retirar, entre ellos una placa que recordaba a ocho carmelitas asesinados que no incumplía la Ley de Memoria Histórica.