Luces y sombras en la relación entre China y el Sudeste Asiático
Gaspar Ruiz-Canela
Bangkok, 13 feb.- La relación entre China y los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) ha estado marcada en las últimas dos décadas por un beneficio mutuo a través del comercio, aunque también por disputas territoriales y una creciente hegemonía de Pekín.
Con una relación de carácter étnico y cultural que se remonta a varios siglos atrás, China estrechó sus lazos con ASEAN a partir de las reformas de apertura económica en el gigante asiático en los años 70 y tras el fin de la Guerra Fría en los años 90 del siglo XX.
China, con un balance comercial de unos 379.200 millones de dólares (unos 349.000 millones de euros) con ASEAN entre enero y octubre de 2015, es el principal socio económico de la región, donde el gigante asiático invierte millones de dólares en infraestructuras, envía a millones de turistas y, también, utiliza su autoridad para influir en términos políticos.
La reciente desaparición de dos disidentes chinos en circunstancias no aclaradas en Tailandia, y que luego han aparecido en China, ha levantado las sospechas y preocupación en relación con el influjo de Pekín.
Gui Minhai, un librero disidente chino-sueco, desapareció el pasado octubre de Tailandia y, semanas más tarde, apareció en China confesando en televisión su supuesta implicación hace doce años en un accidente de tráfico en el que murió una joven.
Gui, que preparaba un libro sobre las aventuras amorosas del presidente chino, Xi Jinping, es una de las cinco personas desaparecidas en relación con el trabajo de la editorial independiente Mighty Current, con sede en Hong Kong y que publicaba material crítico sobre China.
Según el diario «The New York Times», otro periodista disidente chino, Li Xin, también desapareció en Tailandia a comienzos de enero, tras tratar de exiliarse a Estados Unidos para tratar de huir de su país.
Un investigador de Amnistía Internacional confirmó a Efe en Pekín que el periodista, que había trabajado como informante y quería cambiar de vida, se encuentra en un lugar no determinado del territorio chino.
El Gobierno tailandés, en poder de los militares tras el golpe de Estado de 2014, también extraditó a China a dos disidentes chinos con estatus de refugiados el pasado noviembre y unos meses antes a decenas de musulmanes uigures, una minoría que libra un conflicto separatista en el oeste del gigante asiático.
Camboya, que recibe donaciones millonarias del Gobierno chino, también es considerado un país cercano a Pekín, sobre todo por su renuencia a consensuar una postura común en ASEAN sobre las disputas territoriales con Pekín en el Mar de China Meridional.
El profesor chino Yang Baoyun, de la Universidad de Thammasat en Bangkok, prefiere hablar de la «relación cultural, política y económica» más que de «influencia» porque no cree que China quiera «imponerse» a los países de la región.
«Los países del Sudeste Asiático son muy importantes para la política exterior de China, que busca una relación de buenos vecinos en el campo político, económico, de desarrollo, cultural…», precisó a Efe Yang, experto en las relaciones entre China y ASEAN.
El académico chino destacó la red de carreteras y vías de ferrocarril en el Sudeste Asiático dentro del proyecto de Pekín de crear una red de comunicaciones por tierra y mar a través de la antigua «ruta de la seda» por Oriente Medio y Rusia hacia Europa.
China también ha construido un gasoducto/oleoducto para transportar gas y petróleo desde el océano Índico hasta la provincia china de Yunnan, a través de Birmania (Myanmar).
En el Mar de China Meridional, el Gobierno chino reclama prácticamente la totalidad del mar y las islas agrupadas en su mayoría en los archipiélagos de las Spratly y Paracel, mientras que Vietnam, Filipinas, Malasia e Indonesia reivindican su soberanía en parte del mar y los territorios insulares.
Según Yang, este contencioso marítimo se debe principalmente a las tensiones provocadas por el aumento de la importancia de Pekín en la región y el desafío que supone a la hegemonía que ha ejercido en el ultimo medio siglo Estados Unidos en el océano Pacífico.
El único tema que el profesor chino prefiere no comentar son los casos de Li Xin y Gui Minhai, que sí preocupan gravemente a organizaciones en defensa de los derechos humanos. EFE