La lucha contra los abusos en la pesca en el Sudeste Asiático

La lucha contra los abusos en la pesca en el Sudeste Asiático

22 marzo, 2016
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Actualizado: 22 marzo, 2016 0:00
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Gaspar Ruiz-Canela

Phrasamutchedi (Tailandia), 22 mar.- La sobreexplotación, la pesca ilegal y los abusos laborales en los barcos son algunos de los problemas del sector que los países del Sudeste Asiático tratan de solventar en su sector pesquero, al conmemorarse hoy el Día Mundial del Agua bajo el lema «Mejor agua, mejores trabajos».

Con más de 100.000 kilómetros de costa, miles de islas y archipiélagos como el indonesio y el filipino, las aguas tropicales del Sudeste Asiático albergan algunos de los mayores caladores de pesca con preciadas especies como el atún, verdel, lubina, mero, anchoas o gambas.

La sobreexplotación ha reducido la capacidad de los caladeros, mientras que la pesca ilegal y el abuso laboral en los barcos, sobre todo de inmigrantes sin papeles, se volvieron endémicos en países como Tailandia.

«Hay muchos problemas relacionados con la gestión ineficiente, la pesca ilegal y el asunto del trabajo (abusos)…», admite a Efe el tailandés Somboon Siriraksophon, del Centro para el Desarrollo de la Pesca en el Sudeste Asiático (SEAFDEC, en inglés).

«Ahora hay más cooperación en ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) para combatir estos problemas, con normativas que vienen desde las altas instancias», agrega Somboon, en la sede central del organismo en Phrasamutchedi, en la provincia tailandesa de Samut Prakan (centro).

«Falta de medios» es el diagnóstico del funcionario tailandés a la situación en casi todos los países de la región ante el desafío para controlar los abusos en la pesca en un área marítima tan vasta.

Según los últimos datos de 2013 de SEAFDEC, los países de ASEAN cuentan con más de 700.000 embarcaciones pesqueras, incluidos 368 buques de más de 500 toneladas, y produjeron 40 millones de toneladas de productos marinos, el 20 % del total mundial.

Indonesia, con el 48,1 %, es el mayor productor de la región, seguido de Vietnam (14,6 %), Birmania (Myanmar, 11,8 %), Filipinas (11,7 %), Tailandia (7,2 %), Malasia (4,3 %) y Camboya (1,8 %).

Tailandia ha incrementado la vigilancia y ha aprobado varias leyes con el fin de acabar con la pesca ilegal y el abuso en los barcos, tras numerosos casos de inmigrantes forzados a trabajar en situación de esclavitud en naves o fábricas pesqueras.

Estas iniciativas responden a la «tarjeta amarilla» elevada desde la Unión Europea (UE), el paso previo a vetar las importaciones de los productos pesqueros tailandeses debido a los abusos en el sector, así como a los negativos informes sobre tráfico de personas de Estados Unidos.

Organizaciones no gubernamentales (ONG) como Fortify Rights han instado a la UE a mantener el aviso, ya que consideran insuficientes los esfuerzos del Gobierno tailandés para atajar las prácticas ilegales y el tráfico de personas, especialmente de la minoría musulmana rohinyá originaria de Birmania.

No obstante, algunos comerciantes se quejan porque las medidas del Gobierno, como la limitación del número de barcos de pesca, reducen las capturas y aumentan los precios.

«Tuvieron que dejar de faenar (muchos barcos) y los pescadores se quedaron sin trabajo. No había producto, los precios subieron y los vendedores estuvimos un tiempo sin trabajar», señala a Efe Pawatsawi Pipatnoppakun, una vendedora de 50 años en un mercado de abastos en Samut Prakan.

Otros países como Indonesia aplican una vía más drástica y destruyen los barcos que capturan faenando ilegalmente.

El año pasado, las autoridades indonesias dinamitaron 121 embarcaciones vietnamitas, filipinas, tailandesas y malasias ilegales, mientras que la semana pasada destruyeron el FV Viking, un barco listado por la Interpol por pesca irregular en aguas antárticas sobre todo.

La tripulación del FV Viking, incluidos argentinos, peruanos, birmanos e indonesios, se enfrentan a penas de hasta 7 años de cárcel.

Esta contundencia contrasta con la facilidad con que otro barco apresado con un cargamento de pesca ilegal en marzo de 2015 en Tailandia, Taishan (antiguo Kunlun), consiguió ser liberado a los pocos meses con la carga intacta, sin que las autoridades diesen explicaciones.

El Taishan, que ha sido relacionado por las autoridades españolas con la empresa española Vidal Armadores, transportaba 182 toneladas de Dissostichus eleginoides (austromerluza o merluza negra), una especie antártica con restricciones de pesca.

Filipinas, por otro lado, consiguió que la UE le retirará la «tarjeta amarilla» el año pasado tras la aprobación de diferentes medidas, como la prohibición de la pesca comercial a menos de 15 kilómetros de la costa.

El mar de China Meridional es otro foco de sobreexplotación y pesca ilegal por barcos de la región, además del origen de un contencioso territorial entre China y varios países de ASEAN por la soberanía del rosario de islas y atolones que lo jalonan. EFE

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