Mentiras en el debate entre los ministrables económicos de las elecciones del 26-J

Mentiras en el debate entre los ministrables económicos de las elecciones del 26-J

12 junio, 2016
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Actualizado: 12 junio, 2016 23:50
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Por primera vez en los últimos ocho años aparecía el ministro de Economía de España en un debate económico televisado. Luis de Guindos (PP) mantuvo la voz cantante en el ring junto a Jordi ‘Tsipras’ Sevilla (PSOE), Alberto Garzón (Unidos Podemos) y Luis Garicano (Ciudadanos).

Las cifras en España hablan por sí solas: un paro insoportable en más de 3,89 millones de personas, una tasa de desempleo cercana al 20%, un déficit inasumible del 5%, una deuda pública que ha superado el 100% del PIB, y un crecimiento superior al 3%.

Luis de Guindos era presentado como ministro de Economía en funciones y ex Secretario de Estado, al tiempo que se le recordó que había pasado por PwC y Lehman Brothers, aunque se olvidó a La Sexta su paso como en el consejo de Administración de Endesa.

Jordi Sevilla, por su parte, sí se le recordó su paso por PwC y que fue ministro con Felipe González.  De Alberto Garzón solo se le pusieron los cargos en IU, ya que no tiene experiencia en la empresa privada, mientras que Luis Garicano se le ha recordado por ser asesor económico de Ciudadanos y director de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres.

Luis de Guindos fue el gran protagonista de este debate, con más minutos que nadie -8 más que Garicano, flojo y sin apenas alusiones de los otros contrincantes políticos-. El ministro en funciones llegó a hacer incluso de moderador entre un rifirrafe entre Sevilla y Garzón y fue sin duda al que más intentaron atacar el resto de candidatos.

El debate económico emitido en La Sexta se inició con una pregunta clara: «Primera medida económica en el Consejo de Ministros» -dando por hecho que se iba a formar Gobierno tras el 26-J, un claro error dado el ejemplo del 20-D y más cuando ninguna encuesta augura una mayoría absoluta a ningún partido-.

Garicano respondió conciso: «Un gran pacto por la educación» e incluso «el pago de 1.000 euros a aquellos colegios que acepten alumnos menos favorecidos», una medida sorprendente viniendo de un partido que aboga por la libertad de elección.

Garzón se ha limitado a repetir el mantra de parar los desahucios en España y a crear un plan para cambiar el modelo productivo en España. A su juicio, la desigualdad entre el norte y el sur del país es debido a la «desindustrialización».

El PSOE de Jordi ‘Tsipras’ Sevilla ha prometido «un ingreso mínimo vital», derogar la reforma laboral del PP y duplicar las ayudas por hijo a cargo.

De Guindos ha considerado que sería continuar con las reformas emprendidas hasta ahora para mantener la confianza y el crecimiento en España, así como «garantizar» la solvencia del sistema financiero y la creación de 500.000 empleos al año. El ministro mantiene el discurso que lleva repitiendo casi toda la legislatura pasada. «Hay que bajar impuestos» para crecer y mantener la confianza, insistía una y otra vez, pero el zas no le llegó de ningún candidato, sino desde las redes sociales:

De Guindos consideró que había que dejar exentos los primeros 500 euros de las cotizaciones sociales de los trabajadores que fueran empleados por primera vez, que éstos no pagaran IRPF el primer año y la tarifa plana para autónomos para reducir el paro.

De Guindos, además, negó la mayor al asegurar que la presión fiscal en España ahora es menor que cuando llegó, lo cierto es que es más elevada que nunca, más cuando subió los impuestos en 2012 y solo los ha reducido en 2014, pero manteniendo una mayor presión fiscal que en 2011. En aquel año, el PP de Mariano Rajoy prometió bajar los impuestos nada más llegar, incluido el IVA. Lejos de ello lo aumentó y ningún partido excepto VOX pide bajarlo.

El PSOE promete «bajar el paro a la mitad» en la legislatura, una tarea que sería un hito en la historia de la Democracia, más cuando cada vez que sale del Gobierno deja la misma herencia: el doble de paro desde que llegó. Le pasó con González y repitió con Zapatero.

Asimismo, a falta de gasto público y con una deuda descomunal, pretende «subvencionar la contratación de parados de larga duración», cuyo número asciende a tres millones. E incluye un guiño a los silenciados sindicatos con la recuperación de la negociación colectiva. El PSOE se niega a bajar impuestos y cotizaciones sociales, pese a que el mismo Sevilla ha admitido que «la presión fiscal en España es muy elevada». Tras cargar contra Guindos por decir que iba a bajar impuestos con un déficit del 5%, muy superior al que exige Bruselas, y que España no iba a ser multada, Sevilla también tuvo respuesta del economista Juan Ramón Rallo:

En un alarde populista, Sevilla llegó a afirmar que si Bruselas exige finalmente un ajuste de 8.000 millones «no aceptaremos los recortes», por lo que las redes sociales ya le han apodado «Jordi Tsipras Sevilla», ya que Tsipras, el líder del Podemos griego prometió exactamente lo mismo a sus electores, pero finalmente ha tenido que aceptar recortes equivalentes al 3% del PIB, unos 30.000 millones de euros si hubiera sido España.

Garzón salió con la canción ‘vamos a contar mentiras’ bajo el brazo. En primer lugar aseguró que las grandes empresas en España solo pagan un 5% en el Impuesto de Sociedades, -el mismo argumento que aseguró el PSOE después y que Ciudadanos también lleva escrito en su programa-, mientras que las pymes llegan a pagar un 17%. El candidato número 5 por Madrid continuó pidiendo un cambio en el modelo productivo y mejorar los ingresos fiscales, pese a ser los más altos desde 2007. El líder de IU llenó de clichés su discurso con afirmaciones del tipo: «España tiene salarios de Bangladesh -30 dólares al mes-«, «España tiene salarios de China» o que «el problema es la falta de ingresos», pese a que este 2015 la recaudación está solo 20.000 millones por debajo del máximo histórico de 2007, en plena burbuja inmobiliaria.

Garicano estuvo muy flojo a la hora de exponer sus propuestas. El profesor muy ávido en debates económico donde los tiempos son más pausados y sin interrupciones, no estuvo a la altura de políticos experimentados. El economista de referencia de Ciudadanos centró sus propuestas para paliar el paro en medidas para favorecer a autónomos y emprendedores, los grandes motores de la economía, al tiempo que defendía el contrato único para la «estabilidad y futuro».

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