¿Por qué se desploma la Bolsa china?

¿Por qué se desploma la Bolsa china?

07 enero, 2016
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Actualizado: 07 enero, 2016 0:00
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En las últimas sesiones la Bolsa china ha cerrado antes de tiempo tras caer más de un 7%. La última de ellas ha sido este pasado jueves. ¿Pero qué motivos han llevado a este descalabro bursátil? Las causas no se centran en un único motivo, como podría ser la poderosa mano del Estado chino aprobando una norma que consistía en cerrar inmediatamente las plazas bursátiles si los índices caían más de un 7%. En enero ha sufrido dos desplomes de este calibre, y se ha aplicado la normativa, incluso si la sesión duraba solo 30 minutos, como la de este pasado jueves.

Para explicar el desplome de la Bolsa china hay que hacerse una idea de este mercado, que no funciona como Wall Street o cualquier parqué europeo. La especulación en China alcanza niveles que superan con creces a las grandes Bolsas mundiales. Es de hecho el mercado más especulativo que existe.

«El Gobierno chino no estimuló la Bolsa para más consumo. La Bolsa china es sólo el 20% de la financiación«, explica Javier Santacruz Cano, investigador asociado de la Universidad Essex y economista, en su perfil de Twitter. De esta forma, mientras que la idea de financiarse a través de la Bolsa está asentada en el 100% de las empresas cotizadas, en China el 80% sirve única y exclusivamente para especular. En un artículo en El Economista, Santacruz Cano afirma que la Bolsa china está controlada solo «por una veintena de grandes brokers y con unas reglas de funcionamiento ciertamente rígidas donde las acciones de una misma compañía cotizan hasta con tres clases distintas».

La idea del Gobierno chino es abrir la Bolsa a las empresas, para tratar de competir de tú a tú con Wall Street o Alemania. La medida para evitar fuertes desplomes es en realidad un mensaje para las empresas que pretenden salir a Bolsa. Una forma de control y que finalmente se ha eliminado en la tarde de este jueves.

Por otro lado, el mercado corrige los excesos. La Bolsa china ha crecido exponencialmente durante los últimos años. La burbuja de crédito en el país ha hecho que los inversores particulares invirtieran en acciones dinero prestado al banco, un hecho muy parecido a lo ocurrido hace casi un siglo en Wall Street. El particular pide prestado un dinero, lo invierte en Bolsa con la esperanza de ganar más de los invertido y se lo devuelve al banco. Así ha ocurrido durante los últimos años, hasta que las órdenes vendedoras se impusieron a las de compra, provocando fuertes desplomes. Debido a esto, los particulares perdían todo y el banco no cobra el préstamo.

A ello hay que añadir los factores económicos. En primer lugar, la devaluación del yuan. El Banco central de China ha repetido la operación que llevó a cabo en agosto del pasado año, aunque con matices. Si en verano realizó una devaluación brusca, ahora trata de hacerla más controlada al fijar el cambio con el dólar en los 6,5646 yuanes, una cota que no se veía desde 2011. La cotización del renminbi cayó un 0,5% en una sola jornada, la caída más acusada de los últimos cinco meses.

La depreciación de la moneda favorece las exportaciones, pero el precio que se paga por las materias primas es más elevado, por lo que el peligro viene por la demanda. Esta semana se han conocido algunos datos preocupantes como los de reservas de divisas. China es el primer país en este ránking y ha reducido sus reservas en 107.900 millones de dólares solo en diciembre. Se trata de la mayor caída mensual en la historia, según los datos publicados por el Banco Popular de China, que posee ahora divisas por valor de 3,33 billones de dólares, un 13% menos que hace un año.

Por último, China ya no crece al ritmo fijado en años anteriores. Lo hace ahora en un 6,9%, aunque si bien es cierto, está cambiando su modelo económico para abrirse más hacia el capitalismo.

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