Montoro da la estocada final al dividendo flexible
El dividendo flexible tiene sus días contados para aquellos inversores que han preferido diferir el pago de impuestos.
La nueva normativa de Hacienda entra en vigor este 2017 y reduce significativamente la preferencia por cobrar el dividendo en acciones o incluso la especulación con la venta de derechos.
La norma, que ya está vigente, da una estocada de muerte a esta práctica extendida en el inicio de la crisis, cuando las cotizadas se preparaban para una caída significativa en los beneficios empresariales y evitar así tener que abonar en efectivo el dividendo. Una fórmula que contentaba al accionista, más cuando recibía acciones a precios relativamente atractivos sin pasar por los ojos de Hacienda hasta su venta.
Y es que, solo tributaban los dividendos aquellos inversores que cobraban en efectivo, sin tener desde el 2015 el límite exento de los 1.500 euros. Así, tenían que declarar la totalidad del dividendo, por lo que la fórmula de las acciones era una buena salida para evitar la pérdida de liquidez, al menos hasta la venta de acciones.
Asimismo, tampoco pasaban por Hacienda las ventas de los derechos de suscripción, ya fueran a la propia empresa o al resto del mercado, de esta forma se bajaba el precio de adquisición de las acciones ya que la venta de derechos de suscripción no se contabilizaban como rendimiento del capital mobiliario, pese a que los dividendos en efectivo sí que los tenían. Con esta estrategia, el importe de la venta de los derechos se descontaba del precio de adquisición de las acciones y sólo se consideraba ganancia patrimonial en caso de que el valor resultase mayor al de compra.
Ahora, Hacienda afirma que la venta de los derechos de suscripción tendrá una ganancia patrimonial y por tanto estará sujeta a impuestos. Hacienda ha argumentado que «se equipara de esta forma el tratamiento de valores cotizados con el tratamiento aplicable a los valores no admitidos a cotización en ningún mercado secundario y se evita una regla de diferimiento fiscal de difícil control».
Esta decisión perjudica claramente al accionista, ya que le es imposible aplazar el pago de impuestos por la venta de derechos, como sí ocurría anteriormente. De esta forma, las cotizadas ven como sus inversores están pidiendo el dividendo en efectivo, ya que la caída en la modalidad de cobro en acciones se ha desplomado un 22%, según las últimas cifras de BME.
El cobro de dividendo en acciones se desploma un 22%
En el año 2016 la retribución total al accionista en la Bolsa española materializada en dividendos y devolución de aportaciones por primas de emisión alcanzó los 27.585 millones de euros. Las cotizadas han distribuido a sus accionistas 27.136 millones de euros en dividendos, cifra que representa el 98% de la retribución total y que significa un crecimiento del 3,23 % frente a lo registrado en el año anterior.
El importe repartido en acciones durante el año mediante scrip dividend es equivalente a cerca de 5.942 millones de euros, un 22% del total de los dividendos pagados por el conjunto de las cotizadas en la Bolsa española en 2016. Esta modalidad continúa rebajando su peso en el conjunto de retribuciones tras alcanzar una representación máxima anual algo superior al 40% sobre el dinero efectivo repartido en forma de dividendos en 2013 en la Bolsa española.