Ni los fantasmas de la recesión asustan a Lagarde: tipos de interés altos el tiempo que haga falta
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, reiteró este miércoles que los tipos de interés en la zona del euro seguirán en un nivel restrictivo el tiempo necesario para que la inflación baje al 2 % a medio plazo.
Lagarde dijo al inaugurar una conferencia sobre política monetaria organizada por la propia entidad que las decisiones del BCE sobre los tipos de interés dependen de las perspectivas de inflación, de la evolución de la subyacente, que descuenta la energía y los alimentos porque son más volátiles, y de la fuerza con la que las subidas de las tasas lleguen a la economía real.
«Ahora consideramos que los tipos de interés rectores del BCE han alcanzado niveles que, mantenidos durante un tiempo suficientemente largo, contribuirán sustancialmente a que la inflación vuelva a tiempo a nuestro objetivo a medio plazo», apostilló Lagarde.
Los tipos de interés en la zona euro han subido 450 puntos básicos desde julio de 2022
El BCE ha subido desde julio del año pasado sus tipos de interés en 450 puntos básicos, hasta el 4,50 % y su facilidad de depósito, hasta el 4 %.
Por otra parte, la Junta Fiscal Europea se mostró este miércoles en contra de exigir recortes fijos anuales de la deuda o el déficit en las nuevas reglas fiscales de la Unión Europea, tal como quieren Alemania y otros socios, y defendió que hay modos alternativos de endurecer las normas para garantizar la disciplina presupuestaria.
«Tememos que las referencias anuales debiliten la perspectiva a medio plazo que vemos como parte importante de la reforma», dijo su presidente, Niels Thygesen, en la presentación del informe anual de este organismo, que asesora a la Comisión en materia fiscal.
La propuesta presentada por la Comisión Europea en abril pasado para reformar las normas de disciplina fiscal de la UE mantiene que la deuda pública no debe superar el 60 % del PIB y el déficit no puede exceder el 3 %.
Ahora bien, para lograrlo plantea que Bruselas pacte con cada Estado una senda de ajuste a medio plazo basada en la trayectoria del gasto público neto, con un horizonte de cuatro años ampliable a siete si se comprometen a hacer reformas e inversiones.
Deuda y déficit a la carta por países, según la Junta Fiscal Europea
La Junta Fiscal apoya esta diferenciación por países, el enfoque a medio plazo y que el principal indicador sea el gasto, ya que van en línea con sus recomendaciones, pero señala que algunos países temen que precisamente estas características «generen tentaciones de dar marcha atrás en los esfuerzos y evadir la disciplina presupuestaria».
Para atender a estas preocupaciones, la propuesta de la Comisión ya incluyó ciertas salvaguardas, en particular, que los Estados con exceso de déficit tengan que reducirlo mínimo un 0,5 % del PIB al año, pero para Berlín y otras capitales resultan insuficientes.
«Hubiéramos preferido no tener esa referencia (de déficit), pero lo que realmente nos preocupa es el empuje para tener otras referencias adicionales a las de la propuesta de abril. Creemos que sería una exageración», dijo el presidente de la Junta.
El organismo señala en su informe que tener indicadores numéricos de reducción de déficit o deuda «puede generar incoherencias entre los requisitos» y señala que, de incluirse este tipo de referencias, deberían basarse en los desvíos que se produzcan sobre la senda de gasto acordada con la Comisión en caso de que se vayan acumulando.
En todo caso, insisten, «si se considera que la disciplina de la reforma propuesta es insuficiente, hay otras modos de endurecer el marco».
Expedientes
Para ello plantean, en primer lugar, clarificar qué ocurriría en caso de que un país se desvíe de la senda de ajuste pactada, ya que la propuesta de la Comisión no prevé que se abra obligatoriamente un expediente por déficit excesivo.
Esta aclaración, dicen, podría consistir en «valores umbral para esas desviaciones a lo largo de un plazo de tiempo menor de cuatro años».
En segundo lugar, abogan por «restringir o incluso eliminar» la posibilidad de extender de cuatro a siete años el plazo para reducir la deuda, ya que la Comisión tendría «dificultades» para evaluar las razones para conceder esa extensión y un horizonte «muy largo», dicen, «da la impresión de que el marco podría virar hacia una excesiva discreción y laxitud».
Por último, llaman a dar un papel más relevante a las autoridades fiscales independientes nacionales y europeas en el control de las normas.
La Junta Fiscal Europea urgió en todo caso a lograr un acuerdo sobre la reforma, que se está negociando bajo presidencia española de la UE con el fin de tenerlo cerrado antes de fin de año.