La recompra de acciones, el salvavidas de la Bolsa
La recompra de acciones está de moda. De hecho en España, entre las 35 compañías del selectivo, ostentan más de 4.400 millones de euros en títulos propios, un 1% de la capitalización bursátil del selectivo. Valor equivalente en bolsa a Banco Popular.
Entre las empresas más agresivas figura Telefónica. La compañía comunicó el lunes pasado que ha situado su autocartera en el 3,29% de su capital, una participación que tiene, a precios de mercado, un valor superior a 1.500 millones de euros. Por porcentaje, la que más acciones propias posee es Abertis, con un 8,25%, que equivale a cerca de 950 millones de euros. Pero, ¿Qué persiguen al aumentar autocartera? Javier Santacruz, de China Capital, entiende que «en este tipo de operaciones lo que se intenta es, por un lado, amortiguar las caídas en bolsa, es decir, introducir demanda, y por otro lado dar una señal al mercado de que empieza a escasear el papel, es decir, que lo que hay que hacer es, a toda costa, retirar papel del mercado».
Según los expertos consultados, las compañías están acelerando la compra de acciones propias para tratar de frenar las fuertes caídas de los precios en bolsa, pero existen efectos colaterales. Efectos positivos como el mayor control por parte de la empresa al reducirse el free-float. Rodrigo García, analista de XTB, cree que «las compañías lo que buscan con este tipo de operaciones es, con ese exceso de liquidez que a veces tienen en tesorería, pues buscan recomprar sus propias acciones para que haya un menor free-float, para que haya un menor número de acciones cotizando».
Se reducen las pérdidas en bolsa, se reduce el free-float, se incrementa, por tanto, el beneficio por acción y, con todo esto, claro, se proyecta una importante imagen de fortaleza. Miguel Ángel Bernal, del IEB, explica que, cuando se aumenta la autocartera, «la sensación que se intenta transmitir por parte de las empresas es que su situación financiera está saneada, que pueden llevar a cabo esa recompra de activos, y que los precios a los que realmente están cotizando no responden realmente a lo que serían los fundamentales, es decir, a la situación de la empresa y sus beneficios».
Los expertos enfatizan además un detalle bastante curioso. Cuando una empresa recompra acciones propias, son los primeros interesados en filtrarlo a los medios para que la imagen de fortaleza se proyecte con más fuerza. Sin embargo, cuando las compañías necesitan liquidez, y operan en el sentido contrario, vendiendo acciones propias, el interés de que salte la noticia se reduce con creces: y es que nadie quiere proyectar una imagen de debilidad.