Sánchez dice ahora que garantiza ‘la defensa y seguridad nacional’ en la entrada de STC en Telefónica
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, dice ahora -más tarde ya veremos- que el Ejecutivo garantizará que «en todo momento esté a salvo la defensa y la seguridad nacional» en la operación de compra de parte del accionariado de Telefónica por parte del grupo saudí STC. Antes del 23 de junio, también garantizaba que no habría ni referéndum ni amnistía para después de las elecciones generales, debido a su derrota y ante la necesidad de los votos de Junts para seguir como presidente del Gobierno, cambiar radicalmente de opinión. Algo que no tendría ningún problema en hacer también en Telefónica en función de sus intereses personales.
Durante su intervención en el foro Resilient EU2030 organizado por la patronal CEOE, Sánchez se ha referido a esta operación para indicar que le Gobierno la «está analizando detenidamente», y ha asegurado que cuenta con «los mecanismos adecuados» de control para evitar una «influencia indebida», en especial en el acceso a las tecnologías críticas.
«El límite que existe para la inversión extranjera es la protección de nuestros legítimos intereses nacionales», ha subrayado.
Para Sánchez, el interés de grandes inversores, como la saudí STC en Telefónica, siempre es una buena noticia
Sánchez ha señalado que «el interés de los grandes inversores internacionales por nuestras empresas siempre es una buena noticia», porque supone una inyección de recursos u ofrece «confianza», y ha insistido en que «el Gobierno cuenta con los instrumentos necesarios para proteger su soberanía nacional» en especial en relación a las «tecnologías críticas».
STC Group comunicó su entrada en el accionariado de Telefónica a comienzos de septiembre, donde espera controlar un 9,9 %, mediante la adquisición del 4,9 % en acciones y otro 5 % mediante derivados, los cuales ejecutará para convertir en acciones una vez obtenidas las autorizaciones pertinentes.
La adquisición por parte del grupo saudí de esa participación, valorada en 2.100 millones de euros, le convertirá en el primer accionista de Telefónica, siempre que obtenga el visto bueno de Defensa.