Narcís Serra, sus excusas y el escándalo en Catalunya Caixa
Narcís Serra, ex presidente de Catalunya Caixa, ex ministro y ex vicepresidente con el Gobierno de Felipe González y ex diputado con Zapatero, ha evitado responsabilizarse del mayor rescate bancario realizado en España. Su coste supera al de Bankia, 12.600 millones, y fue vendida a precio de saldo a BBVA, por 1.187 millones.
El ex diputado socialista ha mostrado todo un repertorio de excusas para evitar responsabilizarse de la caída de Catalunya Caixa, apuntando al mismo tiempo al Banco de España y al ex director de la entidad financiera ante la Comisión de Investigación del rescate bancario, que se celebra en el Congreso de los Diputados. Estuvo al frente de la entidad cinco años, de 2005 a 2010, es decir, entró en un momento dorado para la banca, pero salió tras la peor crisis financiera que se ha conocido desde 1929.
Ante los diputados de esta comisión, Serra ha defendido su gestión y culpa al Ministerio de Economía, dirigido por Luis de Guindos, de malvender la entidad financiera. La venta del Frob, una vez transformado en Catalunya Banc, se hizo por solo 1.187 millones de euros, mientras que su rescate rondaba los 13.000 euros.
Según Serra, en caso de haber reestructurado la entidad financiera, como se hizo con Bankia, era factible que devolviera parte del rescate bancario. Quien ganó con la operación fue BBVA, quedándose la entidad a precio de saldo, ya que la compra venía con activos fiscales diferidos, reduciendo así su coste hasta los 600 millones de euros. Además, el Frob se encargaba de las posibles reclamaciones de las preferentes y otros productos tóxicos, por lo que el rescate salió muy rentable para la entidad financiera compradora.
Serra aún espera sentencias judiciales por sus presuntos delitos en Catalunya Banc
No obstante, Serra tiene varios procesos judiciales encima de la mesa, como las subidas de sueldo en la entidad financiera justo en su momento más crudo, entre 2010 y 2011, y el agujero dejado en la entidad, estimado en 720 millones de euros, con créditos muy dudosos.
Serra justificó estos aumentos de salarios «visto el esfuerzo que desarrollaba el equipo ejecutivo para enfrentarse a las difíciles circunstancias, el Consejo aprobó el ajuste salarial del director y del subdirector para alcanzar el salario medio del sector”.
Otro de los puntos más estrafalarios fue cuando aseguró que le «pidieron» que fuera el presidente de la entidad. A lo que accedió «obligado», como si de un «acto de servicio» se tratara, sacando así su vena de ex ministro de Defensa. Durante el ejercicio de su cargo estuvo dos años recibiendo el dinero procedente de dietas.
Serra, el hombre «tranquilo» tras un reguero de excusas para eludir responsabilidades
Asimismo, llegó a afirmar que él mismo avisó en 2006 tanto a la entidad fundadora como a la Generalitat, entonces controlada por el PSC y su tripartito con ICV y ERC, «sobre la situación de la caja y sus riesgos», justo en un momento en el que nadie predijo la crisis y la entidad financiera duplicaba beneficios. Pese a estar en la presidencia, asegura que el cargo no era ejecutivo, según la «ley catalana de Cajas de Ahorros», sino que ese poder lo tenía el director de la entidad financiera. Entre sus excusas aseguró que amenazó con irse de la entidad si no se le hacía caso. No obstante, mantuvo el cargo cinco años más. La entidad financiera comenzó a expandirse por España justo en 2006, cuando la plantilla alcanzaba los 7.000 empleados.
Pese a sus amenazas de irse, ha afirmado que la dirección no le hizo caso, culpando al Banco de España de no ver la crisis que se avecinaba en las Cajas de Ahorro e incluso al Gobierno de Mariano Rajoy por malvender la entidad financiera antes de reestructurarla, como se hizo con Bankia. Ha evitado en todo momento dar nombres concretos, pero la venta se realizó a BBVA por orden del Frob, dependiente del Ministerio de Economía, controlado por Luis de Guindos, nuevo vicepresidente del BCE.
Carga contra De Guindos por malvender Catalunya Banc
Serra da cifras de la venta, casi un tercio de lo que se dijo que se pagó por la entidad financiera, 1.187 millones, según las cifras oficiales, y 350 millones, según el ex vicepresidente del Gobierno con Felipe González. Según su versión, se vendió cuando ya estaba saneada y los dos inmuebles de Barcelona ya costaban solo ese montante. Si el Gobierno hubiera esperado hasta completar la reestructuración «hoy estaría devolviendo el dinero con el que se la rescató», ha asegurado.
De las preferentes, con miles de afectados, ha asegurado que no se aprobó ni una bajo su mandato. No obstante, según correos internos descubiertos por la prensa, algunas delegaciones realizaron una guía para endosar estos productos de altísimo riesgo entre los particulares. De hecho, el Frob, durante la operación de venta, cifró en más de 550 millones de euros el agujero dejado por este tipo de productos y otros, como swaps, una garantía para que el BBVA no tuviera que hacer frente a estos pagos.
Con todo, Serra afirma tener la conciencia muy tranquila, «que es lo más importante». Pese al monumental lío judicial, se ha mostrado «tranquilo», al considerarlos «injustos y creo que se terminarán aclarando”.
La comparecencia en el Congreso, pocos días después de dar su versión ante el juez
El ex vicepresidente del Gobierno y expresidente de CatalunyaCaixa, Narcís Serra, y los exdirectivos de la entidad, Adolf Todó y José María Loza declararon el pasado 24 de febrero ante el juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno. Sobre ellos pesa el cargo de presunta administración desleal debido al agujero de 720 millones de euros en operaciones inmobiliarias realizadas entre los años 2000 y 2007. Serra estuvo en la presidencia entre 2005 y 2010.
La ex cúpula coincidió en descarga la culpa sobre el Banco de España, que las operaciones se hicieron con su visto bueno. «Todas las operaciones pasaron los resortes de control», aseguraron, al tiempo que cargaron también contra la Sareb.
A su juicio, se hicieron un total de entre 600 y 700 operaciones, algunas fallidas y otras exitosas, aportando 3.000 millones de euros a CatalunyaCaixa. Como en el Congreso, Serra aseguraba estar «muy tranquilo» tanto antes como después. «Esto acabará bien», ha apostillado.
Para la Fiscalía, la caja rescatada y vendida al BBVA tuvo una «una intensiva y creciente actividad inversora inmobiliaria» a través de Procam, una de sus filiales. Las operaciones traspasaron fronteras, como en Polonia y Portugal, al tiempo que la mayoría de ellas contaban con avales y garantías, como confiar en la palabra de los socios copartícipes de las inversiones, sin realizar los preceptivos informes externos independientes sobre riesgos ni tampoco un exhaustivo análisis sobre la solvencia y capacidad de los asociados y su grado de implicación con aportación de recursos propios.
La mayoría de los proyectos inmobiliarios debían obtener aún las preceptivas licencias urbanísticas y se entregaron fondos aún sin tenerlas. De hecho, según el fiscal, se concedieron sobre terrenos no urbanizables o afectados por la legislación, que los calificó de «especial interés». Pese a estos riesgos, se dio luz verde a los mismos, para después iniciar la desinversión ya una vez desatada la crisis.
La polémica compra de BBVA sobre Catalunya Caixa: el rescate más ruinoso para los españoles
BBVA se adjudicó Catalunya Banc por 1.187 millones de euros, pero el coste real fue de 600 millones debido a los activos fiscales diferidos. En el contrato de compra, BBVA tendría cubierto el riesgo por posibles litigios de preferentes, swaps y cláusulas suelo. El Frob ofreció a los interesados en la entidad catalana una cobertura de en torno a 1.000 millones por estos conceptos.
La oferta de 1.187 millones de BBVA es por el 100% de Catalunya Banc. El acuerdo con BBVA supuso la pérdida de 12.000 millones de euros para los contribuyentes, un montante recibido un mes antes de su venta, a los que hay que sumar 572 millones en la venta de las hipotecas problemáticas del grupo. En total, un coste de casi 12.600 millones.
De pasar de duplicar beneficios a presentar un agujero de 720 millones
Catalunya Caixa aún no estaba formada por las tres cajas catalanas -Caixa Cataluña, Tarragona y Manresa- con Narcís Serra al frente. En 2006, la entidad financiera triplicó su volumen, con un beneficio de 349,7 millones de euros, un 29,8% más que en 2005, por la venta del 1,4% de Amena a France Telecom por 61,5 millones y por al salida a Bolsa de Riofisa, una compañía cuyas acciones compró la entidad a 18 euros y que en eso momento de la burbuja valían por encima de 40. La entidad financiera esperaba obtener 300 millones solo con el 20% de la cotizada. Las plusvalías potenciales en sus participadas alcanzaban los 2.800 millones. La firma catalana decidió entonces expandirse por España, con la provisión de abrir 400 oficinas fuera de Cataluña, especialmente en Madrid, Andalucía, Canarias y País Vasco. La caja tenía en plantilla entonces a 7.000 personas. Serra se vanaglorió de estas cuentas, ya que la entidad presentaba fuertes niveles de solvencia, de 11,2 puntos, tres más de los mínimos exigidos entonces por el Banco de España. En 2007, el beneficio continuaba en aumento, con 593 millones, casi el doble que un año antes. En 2008, saltó el escándalo de las preferentes, pero el banco llevaba comercializándolas desde 1999. Las sucursales y delegaciones territoriales llegaron a realizar una guía para endosar estos productos entre los clientes. Debían parecer un producto seguro, sin riesgo, pese a ser una deuda perpetua que el propio banco podría devolver o no.